News Argentina

jueves 17 de julio, 2008
MUESTRA DE LA SEMANA
Robert Frank en Buenos Aires
por Mercedes Casanegra
 

Desde fines de agosto se presenta en el Museo Fernández Blanco la primera exposición de Robert Frank (1924, Zurich), no solamente en nuestro paí­s, sino en Sudamérica.

Desde fines de agosto se presenta en el Museo Fernández Blanco la primera exposición de Robert Frank (1924, Zurich), no solamente en nuestro paí­s, sino en Sudamérica. Leila Makarius y Jorge Cometti, los curadores, han expresado que esta muestra continúa similares objetivos de otras exhibiciones de fotografí­a realizadas en esa institución desde hace seis años. Estos son, por una parte, difundir y reinstalar en el presente la obra de grandes fotógrafos, y por otra, "descubrir a través de sus imágenes rasgos distintivos de las culturas de nuestro continente". El hecho de que Frank, aunque suizo de nacimiento, haya sabido captar desde su cámara la sociedad norteamericana -Estados Unidos ha sido su paí­s de residencia por sesenta años- de un modo singular sitúa este acontecimiento dentro del mismo sentido curatorial. Los curadores se propusieron a través de las obras de los artistas elegidos ir en busca de rasgos individuales que en conjunto construyen identidades culturales.
"Robert Frank / words", tal el tí­tulo de la muestra, posee una estructura de retrospectiva. Las primeras tomas en Perú, Parí­s, Londres, Nueva York, entre otros lugares recorridos en sus viajes, arrancan desde 1947 y 1948 en adelante. Se trata en todas ellas tanto de una aguda mirada como de la captación sensible de climas, lugares, personas. Una de las caracterí­sticas de la puesta son las frases de autorí­a del fotógrafo en caligrafí­a manual sobre la pared. "Siempre hago las mismas imágenes, miro hacia afuera intentando ver hacia adentro". Estas últimas palabras parecerí­an referirse a "el adentro" de otro lugar, de otra/s persona/s: la introversión de la mujer peruana, la conjunción de la arquitectura uniforme con la bruma londinense, la ruta desértica de Nuevo México, el sol abrasador de un paraje texano, entre tantos otros testimonios de sus andanzas. Hasta aquí­ un Frank que podrí­a designarse como alguien que posee un modo particular y penetrante de enfocar la realidad, sobre todo de Estados Unidos, pero clásico.
Es entonces que parece haber llegado el momento en que su biografí­a no podrí­a separarse de su obra. En los años tempranos años cincuenta tuvo encuentros que influenciaron de manera marcada su desarrollo: Allen Ginsberg y el acercamiento a la corriente beat. La atracción por la imagen en movimiento lo llevó a hacer una primera pelí­cula en 1959 junto a Jack Kerouac y también a Ginsberg. De allí­ en adelante el desarrollo de su obra fotográfica no sólo acusarí­a una apertura de criterios artí­sticos, sino vivenciales, al punto de protagonizar una ruptura que no serí­a solamente lingüí­stica, sino con la cual su producción se lanzarí­a hacia la contemporaneidad. Una toma de partido radical por la subjetividad marcarí­a sus nuevas imágenes. Sus fotografí­as iban a perder el sentido de punto de vista unitario, se iban a volver mixtas, dobles, triples, cuádruples, a través del ensamblado o el montaje. Se agregarí­an las palabras grabadas, escritas de puño y letra o mecanografiadas. La intervención de la imagen se volvió imperiosa para sus necesidades expresivas. "Usé palabras como una manera de destruir las fotos, creo que hay algo más importante que las fotos". La confluencia de disciplinas y modalidades artí­sticas de los años sesenta manifestaban una exacerbada vitalidad de matriz existencialista y experimental que no podí­a contenerse en un medio único, sino que bregaba por la expansión y transformación poéticas. A ello se referí­a Frank con el "algo más importante que las fotos" de la frase citada. Por ello mismo llegó en los años setenta a utilizar los polaroids, con lo cual se independizaba de refinamientos técnicos pero capturaba instantes de densidades aní­micas únicos e irrepetibles.
Así­, Urs Stahel, uno de los autores del texto del catálogo junto al argentino Miguel Grinberg, finalizó con una frase del artista tan ajustada a su obra como intraducible: "I want to make something that has more of the truth and not so much of art". Y, esa verdad era la del costado í­ntimo de la vida, no la de ningún gran relato, ni la que se capta a través de una estructura racional, sino la que pasa a través de todos los canales de una subjetividad abierta y perceptiva.
Las obras de la exposición fueron seleccionadas de las colecciones del Fotomuseum Winterthur y Fotostiflung Schweiz.

Info:
Hasta el 21 de octubre, en Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco, Suipacha 1422