News Argentina

jueves 17 de julio, 2008
MERCADO DE ARTE
Tarimas y urnas no hacen buenas migas
por Adrián Gualdoni Basualdo
MERCADO DE ARTE

Algo alteradas en su programación por el calendario electoral porteño, las subastas de junio consolidaron la marcha de un mercado bien dispuesto a jugarse sólo por lo mejor. Numerosos records individuales de argentinos en Nueva York.

Las contingencias electorales, en nuestro paí­s, nunca tuvieron cordiales relaciones con el mercado del arte. Los responsables de la programación de las subastas cuidan el no hacer coincidir urnas con tarimas, y sólo algunos "audaces" aprovechan el vací­o que los otros les facilitan para convocar a remates que, a la postre, demuestran que lo bueno y bien tasado siempre encuentra interesados dispuestos a responder al llamado del martillo.
El mes de junio comenzó con los ecos del desusado éxito del arte argentino en los remates de Nueva York. Ya en la edición anterior de "Arte al Dí­a" se consignaron los diez valores mayores alcanzados por artistas locales. Pero la urgencia del cierre impidió señalar que por primera vez desde que en 1979 Sotheby`s y luego Christie`s iniciaran esta operatoria continental, las ventas de artistas de nuestro paí­s superaron los dos millones de dólares. Y que quince artistas, desde el precursor Methfessel, hasta los más actuales Arden Quin, Asis, Guagnini, Kosice, Lozza, Melé, Polesello, Siquier y Tomasello, pasando por los maestros ya fallecidos Figari, Bonevardi, De la Vega, Greco y Sakai, superaron sus records individuales en subasta. También resulta de interés el destacar la escasa, casi nula, presencia de compradores residentes en nuestro paí­s, por lo que realmente ahora sí­ puede comenzar a hablarse de una cierta inserción del arte argentino en el mercado internacional. Lo que generalmente habí­a sucedido hasta ahora era que un comprador argentino viajaba a Nueva York a comprar una obra que habí­a salido rumbo al Norte tres meses antes, procedente de una trastienda porteña. Muy vistoso, muy adecuado para ganar espacio mediático, pero irrelevante en términos de mercado real.
El total de lo vendido en arte latinoamericano por ambas casas superó en mayo los 50 millones de dólares, estableciendo así­ un nivel hasta ahora jamás alcanzado en un único turno de subastas. Tal vez sea el momento apropiado para que las dos grandes casas replanteen la existencia de esta suerte de "ghetto" latinoamericano que en su momento inventaron, y permitan a los artistas de este lado del continente participar y confrontar en las tarimas con sus pares de otros espacios del mundo. Con la sola verdad de la calidad de su arte, y sin tener que exhibir un pasaporte.

En Buenos Aires
Tal como señalamos al comienzo de estas lí­neas, pocas eran las expectativas para un junio marcado por la dos jornadas electorales en las que se dirimió el futuro gobierno de la ciudad. Los resultados que se consignan en la planilla adjunta demuestran que las obras de real interés, cualquiera sea su época o estilo, encuentran comprador. Sobre todo si su tasación responde a un criterio realista, y no sólo a las aspiraciones, generalmente excesivas, de sus propietarios. Cabe destacar también la creciente y activa presencia de compradores extranjeros que, ante la irresistible conjunción de alta calidad y bajo precio, optan por el arte argentino. Y no vacilan en alzar su mano en las subastas, o manifestarse desde sus paí­ses por ví­a telefónica, pese a los vigentes obstáculos que la burocracia local ha inventado para dificultar la exportación de obras de arte. De aquel proclamado "libre tránsito de bienes culturales", de lo dispuesto en aquella jornada en que todos los que algo tenemos que ver con el arte concurrimos a la Casa de Gobierno a ver cómo un presidente firmaba un decreto, poco queda ya en pie. No obstante, el interés por nuestros artistas viene afirmándose, y las casas de subastas y las galerí­as han tenido que hacer acelerados cursos de exportación.

Xul, una vez más
El valor más alto del mes lo logró en nuestro medio una acuarela "Sin tí­tulo" de Xul Solar. Fechada en 1924, y con impecables antecedentes, la obra medí­a reducidos 24 x 20 cm. Presentada por Arroyo con una base de 200.000 pesos, llevó el martillo de Manuel Ramón hasta el nivel de los 270.000, lo que representa para el adquirente -comisión e impuestos incluidos- el equivalente a 97.320 dólares, cifra considerablemente superior a las hasta ahora logradas en Nueva York.