El juego poético Infinito

"Allí­ donde los fines no se cuecen con una utopí­a, nace la impostura"
Elvia Rosa Castro

Entre conquistas y desconquistas las palabras enuncian, se implican y se enredan en sus ambigüedades fundantes. Y así­ para pergeñar utopí­as se realizó la primer reunión pre-bienal de Mendoza, Encuentro internacional de pensadores, convocada por Ana Marí­a Alvarez y que tuvo como sedes el ECA y el MMAM. El texto de Oscar Zalazar, que giró sobre eje "moderno/contemporáneo" sirvió de disparador a tres mesas donde se reunieron a conversar diversos actores del campo artí­stico, en un amplio registro de edades y procedencias. Muchas señales auspiciosas signaron el encuentro, desde la calidez humana generada por la coordinación de dos instituciones que se reencontraron con fines y objetivos mancomunados de participación. En cuanto a las ideas circulantes, parar, pensar, replantearnos, utopí­a, esperanza, memoria, nuevas perspectivas, mañanas, futuro, espacios se entrecruzaban instaurando ví­nculos a este proyecto colectivo que quiere ser una especie de bienal "desbienalizada", que adopta este nombre provisorio y que ambiciona ser un generador de encuentros de artistas y pensamientos, recuperador de dimensiones vinculares desde el archivo a la acción callejera, desde las representaciones del imaginario local a las conexiones con otros imaginarios y otras representaciones.
La construcción de nuevas zonas de contacto, el arte como un acto de comunicación que tiene en cuenta al espectador saliendo del ensimismamiento de la pura autoreferencialidad salieron a relucir y se conectaron, por mera coincidencia, con un acontecimiento distante y producido entre otros por una mendocina de diáspora. Y llamo así­ a Helena Distéfano, que hace más de 20 años reside en Buenos Aires y que genera cada tanto alguna sacada de quicio. La otra vez fue ArteBA Extramuros y ahora la exposición del Taller de Investigación Plástica que dirige junto a Heriberto Zorrilla. Un grupo, grande ya de por si, interactuó con cuantos quisieron participar: desde el arquitecto al albañil, el electricista y los obreros, estudiantes y ejecutivos de empresas y/con el imponente edificio de la Facultad de Derecho donde se realizó. De los que participaron de esta muestra colectiva -que fue una gran instalación lumí­nica en torno a los conceptos gadamerianos de juego, fiesta y sí­mbolo-, uno de ellos me comentó: "esto es una fábrica". Y sí­..., tal vez lo sea, en ese sentido etimológico de la palabra: "faber" (hacer) que se emparenta con "fragua" (forjar). Si las palabras tienen ese juego poético infinito pleno de ambigüedades y recovecos del sentido cada uno puede ser un artí­fice en esa fábrica de fantasmagorí­as, un forjador de utopí­as, un fraguador de ficciones.
Y parece entenderlo también Osvaldo Chiavazza, cuya pintura ofrece no sólo la virtuosidad de un oficio del que no reniega, sino la sinceridad de una pertenencia a una poética de arraigo regional.