News Argentina

miércoles 16 de julio, 2008
PANORAMA INTERIOR
Desde Rosario
por Nancy Rojas
PANORAMA INTERIOR
 

La artista rosarina expone Circo Chino, desde el viernes 10 de noviembre, bajo la curadurí­a de Elena Crippa, en el Espacio de Arte Contemporáneo Ex Kastester.

Un Circo Chino transforma un espacio y su memoria

Los artistas siempre nos ayudan a mirar al mundo de manera excepcional, representando los acontecimientos desde raras perspectivas y proponiendo una reflexión sobre las contradicciones existentes", señalaba Elena Crippa, en el marco de la presentación de una exhibición de videos que tituló Colisiones, el pasado jueves 2 de noviembre. Crippa es curadora independiente, nació en Italia y vive en Londres. Actualmente se encuentra terminando una residencia que duró dos meses en El Levante, lugar donde desarrolló dicho evento.
Precisamente con esa mirada, direccionada hacia ciertos procesos de producción dotados de una complejidad conceptual, Crippa se para frente a la obra de Mariana Telleria. La artista rosarina expone Circo Chino, desde el viernes 10 de noviembre, bajo la curadurí­a de Elena Crippa, en el Espacio de Arte Contemporáneo Ex Kastester.
Un primer encuentro con este lugar prevé la imaginación de otras lógicas de hacer, montar, y exhibir obra. Pues estamos hablando de un local que conserva los lineamientos de distribución espacial y mobiliario de un comercio, que funcionó durante muchos años como una casa de venta de objetos de electricidad.
En esta puesta en escena, Telleria se fascina con dos instancias: el espacio mismo y una historia que ahí­ puede hacer eclosión -la de un hombre que tení­a su casa entera conectada a la web-. A partir de esto, se pregunta cómo explicarle a su abuelo dicha circunstancia, es decir, cómo serí­a esta casa que se entromete y es entrometida en el mundo virtual.
Es justo en dicho cruce de pensamientos que surge esta instalación, cuyo tí­tulo responde a la elección de una metáfora oportuna para este producto estético: la del Circo Chino. Una amalgama de narrativas que sintonizan al compás de un concepto base, el de casa, donde convergen las señales de diversas temporalidades, y por ende, distintas memorias, con una red de hábitats y objetos que renuevan este mapa viciado por un sí­ntoma que no es casual en este contexto: lo que tanto Crippa como Telleria denominan la fobia tecnológica.
Plantas, mobiliarios, cables, señales, notas, objetos de uso cotidiano, objetos inservibles, decorativos, se interconectan en este espacio aumentando esa dosis de extrañeza que cunde en este lugar que funciona de forma eventual, siendo éste el segundo proyecto concretado.
Se trata de una exposición plena en indicios, tendiente a redimensionar las contingencias de una construcción, a partir de una especie de juego en el que la artista hace perseverar tanto su memoria como la de sus propios objetos y la de este inmueble.