News Argentina

martes 6 de septiembre, 2011
­­Eduardo Costantini
10 años del Malba
Costa Peuser, Marcela
por Marcela Costa Peuser
­­Eduardo Costantini

Economista devenido en empresario inmobiliario y coleccionista de arte rioplatense, Eduardo Costantini comenzó en los 90, a comprar obra de importantes artistas latinoamericanos con el firme propósito de darle mayor visibilidad al arte argentino.

En 2001 inauguró el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, que a pesar de que hoy tiene un déficit de 3,5 millones de dólares sigue fortaleciéndose como referente regional. Arte al Día conversó con él para conocer la visión de este verdadero mecenas del arte.

AAD: A diez años de la fundación del Malba, ¿cómo evolucionó la idea de museo?
EC: En realidad, la idea de museo fue di­ver­sificándose y creciendo; nuestro mo­delo, desde su origen, es más que un museo; no sólo ofrecemos el programa de artes plásticas sino el de cine independiente y literatura y, a través del tiempo, se fueron ampliando los programas de educación y edición. Las muestras temporarias se fueron multiplicando a través del programa Contemporáneo y la sala 3; así llegamos a unas 12 exhibiciones al año. La colección permanente fue creciendo gracias a las donaciones o comodatos que se reciben desde 2001 y al Programa de Adquisiciones impulsado por su Asociación de Amigos.

AAD: ¿Existe un modelo de museo a seguir?
EC: Como museo admiro el MoMa de New York pero no creo que haya que copiar, la situación argentina es diametralmente diferente, somos un museo de arte latinoamericano en un país periférico, de manera que nuestra estrategia está pensada y amoldada a esta situación: con muestras que sean posibles desde el punto de vista presupuestario, creando impacto en la elección de los artistas y con el diseño de la puesta y, rotando los artistas argentinos, con artistas latinoamericanos e internacionales. Este mismo criterio lo aplicamos al programa de cine independiente y de literatura, lo que hace que Malba tenga una identidad fuerte y única. Nuestro propósito es discutir continuamente esa identidad, comparar y hacer de contrapeso con otras instituciones centrales que ofrecen programas latinoamericanos y con la flexibilidad de adecuarnos a la dinámica que se va produciendo en el mundo. En los últimos 10 años se ha despertado un mayor interés en el arte latinoamericano a nivel internacional; la aparición de nuevos players interesados en él, produce un impacto enorme en cuanto a la disponibilidad de obras y en el valor de las mismas. Nos exige poner el mayor esfuerzo en el programa de adquisiciones para tener viva y actualizada la colección permanente. Comezamos con 250 obras y ahora tenemos, unas 500. También bien es cierto que, a partir de la fundación de Malba, yo también he seguido coleccionando y me aproximo a la misma cifra; por lo que hay un total de mil obras a disposición del museo.

AAD: ¿Cuál es el compromiso del Malba en lo social?
EC: Independientemente de la especificidad de Malba como Institución, le damos prioridad al programa de niños; por año llegan mas de 20 mil chicos de los cuales el 50 por ciento son carenciados, por esto establecimos un sistema que fomenta la solidaridad y los colegios privados financian el transporte de aquellos que no lo pueden hacer. Además tenemos programas para personas con capacidades diferentes. Y, los miércoles la entrada es gratis. También estamos trabajando en la exportación de contenidos para el interior del país; por ejemplo la muestra del los 90 la vamos a llevar al museo de Arte de Tigre. Con el programa de cine estamos buscando un formato que se pueda exportar a un costo razonable y, en lugar de mandarlos en rollos de 75mm, digitalizarlos. Malba tiene un contenido muy rico que creo que es importante compartir, desde conferencias de escritores, directores de cine; multiplicar la presencia de Malba en el resto del país.

­­­AAD: ¿Cuál es la estrategia del Malba hacia el futuro?
EC: Nos interesa desarrollar las fortalezas de Malba; este museo nació con una muy buena ubicación, con un excelente edificio, téc­nicamente aprobado, un importante acervo y con un equipo de gente profesional. En ese sentido, estamos con un pro­yecto muy importante de ampliación a la espera de ser aprobado por la legislatura porteña, con un edificio nuevo 3.500 me­tros, aumentando en un 50% los espacios de exhibición, dos au­ditorios, un taller para chicos y una plaza de esculturas. En cuanto al equipo de gente, ha ido creciendo a través del tiempo y a­hora estamos haciendo una importante a­pu­esta al proyecto curatorial con la incorporación de Florencia Battiti, para ma­nejar la parte e­je­cutiva de las exhibiciones y Philipe La­rrat­t-Smith que es quien se va a responsabilizar del Programa Internacional del Malba. Marcelo Pacheco va a ocupar un rol de director artístico, con voz y voto, en relación a to­dos los programas de contenido de Malba y es el responsable del programa de adquisiciones.

AAD: ¿Cómo se preparan los festejos?
EC: Estamos inaugurando una importante muestra de Cruz Diez, que abre al público el 21 de septiembre y va a ser de entrada gratuita hasta fin de mes. La edición de dos libros: Malba, diez años, un recuento a través de la imagen de la historia del museo y Guía de la Colección permanente, que es casi una historia del arte latinoamericano a través de las obras de la colección, con biografías de cada uno de los artistas representados. También estamos organizando un Foro de discusión sobre el las perspectivas y proyecciones del arte latinoamericano con distintas mesas donde van a exponer directores de programas latinoamericanos de Instituciones como el MoMa, el Museo de Houston, la Fundación Daros, la Pinacoteca de San Pablo, el Mali de Perú, Malba y Proa.
Otra novedad es el intercambio que organizamos con el Museo de Houston, vienen 15 obras de ese museo que se van a exponer junto con nuestra colección permanente hasta marzo, momento en que la colección Malba viaja para ser exhibida por primera vez en Estados Unidos.

AAD: ¿Y para los próximos 10 años?
EC: Pluralizar el board de Malba, profesionalizándolo. In­ser­tar a la familia no solo en el programa de adquisiciones sino en el control de la gestión, en ser el custodio de la misión de Malba y, eventualmente, contribuir en su financiación, so­bre todo en su crecimiento.