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lunes 12 de abril, 2010
Caminos de la vanguardia cubana en Malba
por Graciela Lehmann
Caminos de la vanguardia cubana en Malba

Integrada por 150 obras entre pinturas, dibujos, fotografías y material documental provenientes del Museo Nacional de Bellas Artes, la Fototeca de Cuba y diversas colecciones privadas, la muestra “Caminos de la vanguardia cubana”, con la que Malba abre su calendario de exposiciones 2010, ofrece una oportunidad para reconstruir el recorrido estético de renovación experimentado en la isla entre 1920 y 1940.

Tiempos de transformación fueron los que se vivieron en Cuba durante los años 20, una renovación cultural y estética impulsada por “los nuevos” jóvenes artistas que irrumpieron brillantemente en su tiempo, nutridos de un pensamiento nacionalista y portadores de nuevos ideales, representados a través de la pintura, el dibujo, la fotografía y la gráfica.
“La exposición aspira a reflexionar sobre cómo fue que esos artistas de principios de siglo XX, lograron transformar el espectro que había tan conservador del arte cubano para generar un movimiento de vanguardia propio”, afirmó la curadora Llilian Llanes, creadora de la Bienal de la Habana, que ha traído una muestra condensada de lo que fue la modernidad en la geografía cultural cubana.
“Los mundos nuevos deben ser vividos antes de ser explicados”, señaló alguna vez escritor cubano Alejo Carpentier. Y para vivenciar el universo renovado de la vanguardia cubana, de manera didáctica y efectiva, la muestra propone al visitante, recorrer y conocer los presupuestos que guiaron la modernización a través de tres ejes temáticos: la mirada sobre la mujer, el nacionalismo y la búsqueda de las propias raíces, y los conflictos políticos locales.
Retratos femeninos trazados por artistas de la vanguardia como Arístides Fernández, René Portocarrero, Carlos Enríquez y Amelia Peláez, entre otros, abren la muestra y plantean la temática femenina, apenas iniciado el recorrido. Ya sea a través de las monumentales mujeres de Mariano Rodríguez, los sensuales desnudos de Joaquín Blez, o las provocativas lesbianas de Carlos Enríquez, el género es abordado con una mirada transgresora que rescata la sensualidad y el erotismo de la mujer apartada del ámbito doméstico tradicional, y representada a través de múltiples lenguajes artísticos.
La mayoría de los pintores que prepararon el ojo colectivo cubano para la renovación, viajaron a Europa, para “modernizarse”. Al regresar encontraron una Cuba en plena efervescencia política, tras años de revueltas y luchas, y armados con herramientas plásticas nuevas, miraron hacia su nación y comenzaron a construir sus obras focalizadas en el entorno rural, con los “guajiros” como protagonistas. “Y cuando esa mirada se extiende a la ciudad, busca en ella los vestigios coloniales en su expresión urbana y en los interiores domésticos, ambos excepcionalmente elaborados por Amelia Peláez”, dice Llanes, a propósito de esta artista paradigmática de la vanguardia cubana que llevó “lo criollo” a un nivel de universalidad. Muchas de sus piezas expuestas se presentan por primera vez al público, ya que permanecieron en colecciones privadas hasta hace poco tiempo, detalle que hace doblemente interesante su exhibición.
Además de la reinterpretación del paisaje, algunos artistas reconocen “el papel que le correspondía al componente negro y mulato como parte fundamental de la nación y de la cultura cubana, que va desde el costumbrismo que invadió las publicaciones periódicas hasta la reinterpretación de sus mitos en la pintura de Wifredo Lam”. De este artista, caracterizado por la curadora como el “más universal de los pintores cubanos”, se exhibe un conjunto de obras anteriores a los años 50 que prueban su madurez creativa.
Teniendo en cuenta que la vanguardia cubana, como en el resto de Latinoamérica, tuvo entre sus contribuciones el sólido compromiso con su tiempo y prácticamente la mayoría de sus artistas eventualmente tocaron el tema social, se exhiben numerosas obras que dan prueba de ello. Una colección de curiosas ilustraciones de Eduardo Abela permite seguir el pulso de la situación política y social a través de sus ingeniosas caricaturas. También hay fotografía de José Manuel Acosta notablemente contemporáneas y nuncas vistas fuera de Cuba.

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Más info
Hasta el 17 de mayo
MALBA - Fundación Costantini,
Avenida Figueroa Alcorta 3415