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martes 27 de enero, 2009
Duchamp: Una obra que no es una obra “de arte”
Últimos días para visitar la muestra
por Hugo Petruschansky
Duchamp: Una obra que no es una obra “de arte”

La Fundación Proa produjo, en el corazón de La Boca, un cambio de gran magnitud al ampliar y modernizar su casa, pero para algunos el gran cambio se completó cuando decidieron inaugurarla con la obra mas significativa de Marcel Duchamp.

Gesto que repite un nuevo desplazamiento cultural, tal como ocurrió al despegar las metopas del Partenón y llevarlas al museo o cuando, como bien señala Jean Clair, se invierte un urinario, se lo bautiza Fuente y se lo firma. Desplazar obras que no fueron concebidas para mostrarse, al menos no en un museo, es un riesgo, pero esta vez me ganó la sorpresa: por fin el discurso expositivo estableció un diálogo intenso con obras que generalmente permanecen mudas ante el espectador. Cuantas veces preferí leer cómodamente en mi sillón un libro con estas reproducciones, que al fin y al cabo de eso se trata también la muestra, que deambular por salas con recorridos historicistas o biográficos. El gran acierto de la muestra “Marcel Duchamp, una obra que no es una obra “de arte” es que propone precisamente lo que el artista reclamaba: un cambio en el mirar que involucre al pensamiento, la especulación metafísica, que la visualidad se transforme también en experiencia sensual, en oralidad efectiva y que se escriba un nuevo lenguaje en el arte que no provenga solamente de la herencia del pasado si no que provoque conciencia de presente. Esta muestra con justificados vacíos recorre distintos ámbitos del trabajo de Duchamp. Dejando para nuestro imaginario la producción pictórica, la muestra comienza con Fuente, un verdadero caso de 1917 del que se ha apropiado casi toda la especulación estética de los últimos 90 años y ubicado como proa de la muestra. De allí se abren las puertas a sus famosos readymades, plenos, rectificados, sonoros y manipulables. Duchamp le cuenta a su amigo Brancusi en el Salón de la Locomoción Aérea, “La pintura está acabada. ¿Quién puede hacer algo mejor que esta hélice? Dime, ¿puedes tú hacer algo así?” La anécdota es reveladora: el artista comenzaba a gestar una concepción personal y controvertida del arte. Años después diría, “quería alejarme del aspecto físico de la pintura, adoptar una postura intelectual frente a la servidumbre de todo artista a lo manual ”. Leyendo al filósofo Pirrón de Elis toma la idea de “belleza de la indiferencia”. Éste será el principio fundacional de un corpus de obras que generaría una de las revoluciones más profundas y de impacto más duradero en la historia del arte contemporáneo. En 1913, monta una rueda de bicicleta sobre un banco y la titula precisamente Rueda de Bicicleta su primer readymade y de allí en mas todos estos nuevos objetos anónimos, sin marca de autor, sufren el proceso de apropiación, descontextualización y reinserción en el mundo del “arte”, y ponen en evidencia la discrepancia entre el objeto y el contexto artístico. Aun sin saberlo, Duchamp estaba socavando las ideas que tradicionalmente definían al arte, al artista y a su público. Proa pudo reunir originales o copias, poco importa este detalle, de casi todos sus readymades produciendo un tejido de asociaciones y extravagancias. La proa de Fuente culmina en el Gran Vidrio proyecto que elabora desde 1913 acompañado con bocetos, fotografías, estudios sobre óptica y perspectiva y varias anotaciones sobre esta obra enigmática y provocadora bautizada como “La novia puesta al desnudo por sus solteros, incluso”. Maquinaria amorosa que se sitúa en el dominio del absurdo. Anatomías deseantes, vísceras mecánicas y un funcionamiento seudo-científico evidencian la influencia de la inspiradora literatura de Raymond Roussel, Alfred Jarry y Jean-Pierre Brisset. Tardó casi 10 años en terminar parcialmente El Gran Vidrio del que dice en New York : “Me interesaba, pero no lo suficiente para estar impaciente por verlo terminado. Soy perezoso, no lo olvidemos. Además, en aquella época no tenía la menor intención de enseñarlo ni venderlo “. Controversial y absurdo, el tema del hilarante cuadro es el amor y el erotismo. No es sin embargo una obra cerrada, sino un sistema complejo y abierto a múltiples interpretaciones.
Otra sala trata sus obras ópticas, A partir de los readymades se sucederán una gran cantidad de obras con imágenes de máquinas, gráficos con utópicos instrumentos de movimiento y dispositivos mecánicos que irán conformando un corpus de obra, con la curiosa atracción por la imagen del círculo que gira sobre su propio eje. Con la colaboración de Man Ray, quien registra fotográficamente la experiencia, en 1920 Duchamp construye su primera máquina óptica: “Placas de vidrio rotativas (Óptica de precisión)”, una pequeña construcción que consta de cinco placas rectangulares de vidrio de diferentes medidas pintadas con una serie de líneas negras curvas y regulares en sus extremos, conectadas por un eje central entre sí y a un motor que las hacía girar. Esto permitía al espectador, ubicado a una distancia de un metro, ver las líneas pintadas en los discos como una serie de círculos concéntricos. Las experiencias ópticas pasan también por el cine, su primera incursión fue Anémic Cinéma un film de 7 minutos con frases escritas y placas rotativas que al girar provocan una cadenciosa sensación de avance y retroceso.
En plena Gran Guerra Duchamp emprende un viaje a Buenos Aires, su estadía está muy bien documentada en la muestra y merece un capítulo aparte que seguramente Arte al Día ya tiene en carpeta. Solamente lamentamos que no hubiera tenido contacto con algún personaje de nuestra cultura, pero en aquel entonces, a ningún argentino se le hubiese ocurrido que uno de los artistas más revolucionarios del siglo se marchaba tras haber pasado nueve meses de su vida en la Argentina.
En el recorrido no lineal de la muestra tropezamos con una serie de obras que hablan de dobles, del cuerpo y de identidades trastocadas desde la famosa Rrose Sélavy, el heterónimo femenino de Marcel Duchamp, a L.H.O.O.Q. La Gioconda con bigote y barbilla, mezcla de irónico humor y deseos sublimados.
La muestra continua mostrando varias décadas de trabajo en las que intentará compilar, reunir y ordenar gran parte de sus obras en las Cajas en Valija. Edita 300 cajas estándar y 20 ejemplares de lujo que, además de las reproducciones de notas, bocetos y obras en diferentes formatos contenía una obra especial y original. Estas cajas operan como una suerte de autobiografía .
Una formidable colección de fotografías y una operación didáctica de lujo con videos y marcadas reiteraciones dan cuenta de sus performances, instalaciones, curadurías y amor por el diseño, el libro y el ajedrez. Gracias a las puntas de los icebergs desplegadas en las salas es atractivo descubrir, no sin dificultad, textos, portadas de libros, fotodocumentos y pequeños dibujos, como un gabinete de curiosidades.
Durante más de veinte años Duchamp trabajará secretamente en una obra que se revelará como fundamental en su producción, y que sale a la luz sólo después de su muerte, dejando solamente un manual de instrucciones para su armado un puñado de obras eróticas que tomarán sentido una vez descubierto el secreto. Hacia mediados de la década del cuarenta, Duchamp comienza a trabajar en su estudio de la calle 14, su última gran obra: “Etant donnés : 1º la chute d´eau, 2º le gaz d´éclairage”. Como esta instalación del museo de Filadelfia es imposible trasladar, con mucho ingenio se montó un dispositivo de camouflage donde se representa una “función de Etant donnés”. Feliz estaría Duchamp al ver que su espíritu no se traicionó al burlar, en esta acción, el sentido de la perdida del original, aunque valga la pena una escapada al museo. Proa, sus arquitectos y curadores ya pueden disfrutar su feliz creación.

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Info
Hasta el 8 de febrero 2009
Fundación Proa, Av. Pedro de Mendoza 1929, La Boca

Miércoles 28 de enero / 18 a 21 hs
Mesa Redonda
"La práctica del arte contemporáneo y Duchamp".

Moderador: Horacio Zabala
Participan: Eduardo Costa, Mariana Heredia, Luis Felipe Noé, Alejandro
Puente, Margarita Paksa y Cristian Segura.
Admisión: $10

Jueves 29 de enero / 18 a 21 hs
Conferencia y visita guiada

"El readymade, El Gran Vidrio y Étant donnés: variadas estrategias para la
lectura de la obra de Marcel Duchamp".

A cargo de Hugo Petruschansky
18:00 hs Conferencia en el auditorio
19:30 hs Intervalo 20´
19:50 hs Visita a las salas de exposición
Admisión: $10
Reservas: gro.aorp@oirotidua / 4104-1000
hasta una hora antes de las actividades. Capacidad limitada.

Consultas: gro.aorp@pmahcud
La cafeteria y librería permacerán abiertas durante los eventos
Para consultar el programa completo: www.proa.org