News Argentina

miércoles 16 de julio, 2008
MUESTRA DE LA SEMANA
El Universo de Jorge Macchi
Costa Peuser, Marcela
por Marcela Costa Peuser
MUESTRA DE LA SEMANA
 

Exquisitez, sí­ntesis y sensibilidad son los recursos elegidos por Jorge Macchi (1963) a la hora de componer su obra. Recursos que cobran forma al recorrer la muestra de tan sólo diez obras en la Galerí­a Benzacar. Acompañados por una hoja de ruta que, a modo de catálogo, nos introduce en este mundo -su mundo- y nos permite percibir la visión pura y minimalista de este verdadero poeta visual.

Exquisitez, sí­ntesis y sensibilidad son los recursos elegidos por Jorge Macchi (1963) a la hora de componer su obra. Recursos que cobran forma al recorrer la muestra de tan sólo diez obras en la Galerí­a Benzacar. Acompañados por una hoja de ruta que, a modo de catálogo, nos introduce en este mundo -su mundo- y nos permite percibir la visión pura y minimalista de este verdadero poeta visual.
Egresado de la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1987, su nombre comenzó a circular, hacia el final de la década, asociado al Grupo de la X -al que también pertenecí­an Ana Gallardo, Ernesto Ballesteros, Carolina Antoniadis, Marí­a Cauza y Pablo Siquier, entre otros- y que se caracterizó por una notable pluralidad de marcos conceptuales en que se sustentaban sus propuestas.
Dueño de una obra reflexiva y sutil, Macchi se apropia de objetos anónimos -mapas de ciudades, fundamentalmente de Parí­s y Buenos Aires, graffitis en paredes, una postal de nuestro obelisco porteño- y los interviene mí­nimamente para darles un nuevo y elocuente sentido. Así­ es como un planisferio cuidadosamente calado en el que queda sólo su estructura vací­a, se convierte en un Damero permitiendo el inicio del juego. En Atlas, estos paralelos y meridianos se alteran en una pesadilla cartográfica y se entrelazan en forma caótica, para transformarse mas tarde en una Red negra de contención. Luces y sombras son otras herramientas que el artista utiliza para descubrir nuevos conceptos. La sombra que proyecta el mapa de Parí­s, Cuidad Luz, vela exactamente otro mapa de la misma ciudad, a la escala justa, para ser cubierta por su cono de sombra y nos habla de cierta "perspectiva sombrí­a". Nube no es otra cosa que la sombra de una postal porteña, proyectada por delante y girada creando un "desencuentro perfecto", tal vez producto de las contradicciones que se viven en nuestra ciudad. Dialogando con ellas, Hotel, quizás la más poética de las obras, es como esa imagen que proviene de los sueños, es la visualización de un recuerdo: una lámpara encendida sobre una pared empapelada, un foco de luz que se diluye en el espacio de la misma manera en que el recuerdo es ní­tido y sus contornos se desvanecen en el tiempo.
Pero es a través de la música que logra el diálogo í­ntimo y profundo con el espectador: una partitura atravesada por un larguí­simo pentagrama de cables de acero marca el tono de 5 notas para una canción breve y extensa que flota -tensa- a lo largo del espacio de la galerí­a. La pieza musical Streamline, realizada en colaboración con el artista sonoro Edgardo Rudnitzky, es una nueva versión de la obra presentada en la última Bienal del Mercosur. En esta ocasión, el pentagrama, representado horizontalmente por las lí­neas demarcadas en el pavimento y que separan los distintos carriles, son recorridos por automóviles que, al pasar, frotan las cuerdas arrancando de ellas las notas musicales. Una composición con principio, desarrollo y final.
El azar es parte importante en la obra de Macchi, pero también al azar logra darle sentido, cambiando detalles, con pequeñas intervenciones; lo re-encauza y lo re-define. En Liliput, recortó meticulosamente los distintos paí­ses de un planisferio que, al ser arrojados encontraron nuevas ubicaciones y, a partir de allí­ una nueva y mí­nima escala (¿de valores?) Windows es, sin duda, la obra que mejor representa el cruce entre el mundo exterior e interior que provoca el artista. Dos fotos apaisadas; dos anónimas medianeras con dos anónimas ventanas y el impacto de "el dolor" y "la emoción". Graffitis urbanos, paisajes cotidianos donde el hombre está ausente. Pero está su huella.
¿No es acaso ésta la esencia?

Hasta el 28 de abril Galerí­a Ruth Benzacar, Florida 1000