News Argentina

miércoles 16 de julio, 2008
CARTA DE LECTORES
Trash Bonds/Trash Art

Años atrás, habí­a personas que sentí­an la necesidad de convivir con obras de arte elegidas con pasión a lo largo de su vida. Los artistas intercambiaban opiniones sobre estética, historia o polí­tica y aspiraban a poder realizar sus obras y vivir dedicados al arte.
En contraste, el Artista Siglo XXI viste diseño italiano y sus obras se venden en millones de Euros, tanto la polí­tica como la historia de la estética les importa poco y muchas colecciones se arman para ser revendidas oportunamente.
Resulta entonces desalentador leer el artí­culo "BOOM DEL MERCADO DEL ARTE: LA HORA DE LOS INVERSORES". (Clarí­n, diciembre 2006). Si un buen inversor debe actuar sin apasionamiento, sin riesgos, sin decisiones impulsivas y sin permitirse debilidades, ¿por qué debemos considerar un boom el hecho que éstos tengan hoy al mercado del arte en la mira?
El arte es un refugio, una actividad humana que permite comunicar valores culturales por medios estéticos, y no debe ser abordado con criterio puramente mercantilista. No es una actitud inteligente restarle importancia a cuáles son las motivaciones de la gente que compra arte, pues si el foco de atención está puesto exclusivamente en la suba de los precios, lo que baja es la creatividad.
En los últimos meses, los analistas nos indujeron a comprar arte de la India, luego habí­a que correr a comprar artistas cubanos "para cuando se abra el mercado", quien no compró arte chino a tiempo es considerado el menos iluminado de los inversores (a tiempo significa antes de la suba de los precios en los últimos remates - secreto a voces que dio para que un francés comprara por teléfono cuarenta obras de artistas chinos!)
Esto lleva a la conclusión de que probablemente los precios se hayan inflado generando una maquinaria cazabobos que solo logra alentar a incautos y especuladores. El mercado del arte no se retroalimenta de esta manera. Muy por el contrario, confunde y desorienta a quienes se están iniciando en el coleccionismo y enriquece sólo a unos pocos, que ayer plantaban soja, hoy compran cuadros, y mañana vaya uno a saber qué harán.
El tiempo dirá qué artistas se sostienen como tales. No serán los inversores quienes estarán en condiciones de evaluar eso; por otra parte, para entonces, seguramente ellos se habrán desprendido a tiempo de sus Trash Bonds/Trash Art y estarán ocupados con emprendimientos en otros rubros.

Marina Pellegrini, Enero 2007