News Argentina

miércoles 16 de julio, 2008
MUESTRA DE LA SEMANA
Esteban Pastorino - La arquitectura hecha paisaje
por Julio Sánchez
MUESTRA DE LA SEMANA
 

Buen año para Esteban Pastorino. Ganó dos importantes premios, el Art & Trust y el Platt, y a estos logros se suma ahora una exposición memorable de su última producción en la galerí­a de Ana Torrejón y Horacio Dabbah, eso sin mencionar las anteriores becas en España, Holanda, Austria y Grecia. Sus fotos tienen un doble atractivo, la imagen y la forma de producirla, a lo que se suma una investigación sobre los modos de ver.

Buen año para Esteban Pastorino. Ganó dos importantes premios, el Art & Trust y el Platt, y a estos logros se suma ahora una exposición memorable de su última producción en la galerí­a de Ana Torrejón y Horacio Dabbah, eso sin mencionar las anteriores becas en España, Holanda, Austria y Grecia. Sus fotos tienen un doble atractivo, la imagen y la forma de producirla, a lo que se suma una investigación sobre los modos de ver. Nacido en Buenos Aires en 1972, Pastorino se interesó por la arquitectura de Francisco Salamone, un arquitecto siciliano responsable de más de 60 proyectos que poblaron -a instancias del entonces gobernador Manuel Fresco- la provincia de Buenos Aires de mataderos, cementerios, plazas, y municipios levantados con un art decó puro y geométrico. Pastorino encaró la tarea de documentar estos edificios con la técnica de la goma bicromatada resaltando el aspecto galáctico y algo fascistoide de la construcción. De las técnicas añejas, pasó a inventar las suyas propias, de ese modo logró una exposición prolongada y en movimiento de un solo rollo de pelí­cula y una panorámica de una toma. Al espí­ritu cinematográfico de esta técnica se le sumó el motivo elegido, los horizontales pueblos de la pampa bonaerense. La monotoní­a urbana, el paso cansino de los pobladores y hasta la pereza de la siesta estival podí­a percibirse en los alargados paisajes urbanos. El siguiente hit tecnológico de Pastorino fue montar una cámara en un barrilete para lograr tomas aéreas. El resultado fue un desconcertante paisaje urbano a vuelo de pájaro con un fuera de foco aleatorio y la transformación de una autopista, un aeroclub, un barrio suburbano, una fábrica y otros temas en una maqueta incierta.
Las obras de la galerí­a Dabbah-Torrejón ajustan aún más el talento ingenieril y artí­stico de Pastorino; esta vez combina sus tomas aéreas y sus registros panorámicos con tomas estereoscópicas que dan por resultado imágenes 3D low tech. De las semidesiertas calles provincianas Pastorino nos transporta violentamente a la ciudad más densamente poblada del Oriente y -porque no decirlo- de todo el orbe, Tokio. Ahora más que nunca, la gente y los edificios fotografiados parecen maquetas de un arquitecto. Ver cada una de estas obras supone una predisposición particular, hay que calzarse unos lentes polarizadores y comenzar a revisar el efecto tridimensional de cada personaje en escena.
La acción no hace más que reforzar la pregunta sobre cómo y qué vemos los seres humanos. Franz Marc, el alemán que integró con Wassily Kandisky -y otros- el grupo El jinete azul, se preguntaba con perplejidad metafí­sica: "¿existe para el artista una idea más misteriosa que imaginar con qué dicha se refleja la naturaleza en el ojo de un animal? Qué mezquina y sin alma es nuestra convención de colocar animales en un paisaje que corresponde a nuestros ojos, en lugar de hundirnos en el alma del animal para adivinar su cí­rculos visual". No cuesta mucho ponerse en la cabeza de Marc cuando observamos un caballo o un ave mirarnos alternativamente con un ojo y otro, ¿qué y cómo nos observan ellos a nosotros? De modo análogo Pastorino plantea con sus imágenes qué y cómo observamos nosotros -los seres humanos- el mundo. Y también nos da la pauta de una tenebrosa posibilidad, nuestro ojo apenas percibe la punta de un iceberg de los infinitos planos de una realidad que desconocemos.

Hasta el 30 de septiembre, en Dabbah y Torrejón, Sánchez de Bustamante 1187