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martes 12 de octubre, 2010
Federico Klemm y el banquete de la pintura
por Cecilia Lenardón
Federico Klemm y el banquete de la pintura

Al Museo Castagnino+macro le gusta desafiar, y es lo que hace en esta oportunidad presentando una imperdible muestra dedicada al excéntrico Federico Klemm. Planteándose en ese borde como escenario de acción, la exposición juega al entredicho y, al igual que Klemm, tensa la cuerda de lo establecido hasta llevarla a milímetros del inminente desenlace.

“Se trata de una exposición de riesgo. Una exposición digna del macro”, dice Roberto Echen, su curador. “La idea es trabajar a Klemm desde ese espacio con el que se identifica la propuesta macro, de reconocimiento a artistas y obras que son resistidas o prejuiciadas, que han sido evitadas en su momento y que -por lo menos en el caso de Klemm- todavía no resultan favorecidas o -al menos- incorporadas plenamente a los discursos habituales del arte, situándose en lugares límite.”

Klemm, el mesías televisivo del arte
Decidido incansablemente a abordar el tema de la creación desde distintas vías, Klemm realiza un despliegue único donde nos pasea por indicadores indubitables. Su tema amerita un despliegue ejemplar y nada de sutilezas. Todo tiene las dimensiones de lo espectacular, el tamaño de las obras, lo recargado y excesivo de la mixtura de técnicas, lo masculino, lo femenino, las posturas, la voluptuosidad de los cuerpos, la magnificencia de los mitos escogidos, todo está extremado a un punto tal que nos obliga a cruzarnos de orilla. La creación como espectáculo pareciera volverse, en su exacerbación, parodia de lo artístico.

Se trata de un doble juego permanente, por un lado, su reiteración incesante, donde parece no querer evidenciar más que la repetición en sí misma, elevando el origen y todos sus representantes (Cristo en la Cruz, Adán y Eva, Venus, Afrodita, su madre como María y él encarnando al propio Jesús) a un punto cúlmine de veneración, pero, y al mismo tiempo, el altar donde se desarrolla la ofrenda no es más que maqueta de telgopor.

Juego que en su programa televisivo “El Banquete telemático de la pintura” muestra cierta intencionalidad de desacralizar la palabra en tanto mandamiento intocable, ya que el banquete, reducto selecto donde se veneraba el platónico e inmutable mundo de la ideas, es en Klemm Banquete telemático, es decir, mediado por lo ficcional, y aquel discurso inalcanzable se vuelve popular, se traslada al mundo terrenal, al mundo de las cosas en sí, el que se corrompe, el que es escenografía, cartón pintado.

Y el mismo Klemm, con atuendos dignos del personaje que lo sostiene, se vuelve, él también, de éste y otro mundo.

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Info
Hasta el 31 de octubre en la sede Castagnino (Av. Pellegrini 2202) y hasta el 7 de noviembre en la sede macro (Bv. Oroño y el río Paraná), en Rosario