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miércoles 16 de julio, 2008
LA HORA DE LOS PREMIOS
por Graciela Lehmann
LA HORA DE LOS PREMIOS
 

Durante los últimos dí­as abrieron sus puertas en Buenos Aires numerosos salones que exponen obras premiadas o seleccionadas en distintos concursos.

Durante los últimos dí­as abrieron sus puertas en Buenos Aires numerosos salones que exponen obras premiadas o seleccionadas en distintos concursos. Algunos más tradicionales, como el Trabucco, otros con una propuesta federal, como el de la Fundación OSDE y otros con una fuerte apuesta a nuevos lenguajes y tecnologí­as, como el organizado por la UADE, Universidad Argentina de la Empresa, los premios tienen un peso importante en el circuito artí­stico local, más allá que los valores que promueven. Pero ¿qué significa exactamente recibir una distinción de este tipo, hoy en nuestro paí­s?

Difusión, competencia, reconocimiento, estí­mulo, consagración, legitimación y muchos otros efectos tienen hoy en dí­a los premios. En un paí­s con un pasado caracterizado por los quiebres dramáticos y la falta de continuidad institucional, los concursos han variado y modificado sus perfiles a lo largo de los años. Pero todos ellos mantienen una finalidad última en común, ligada a la necesidad de "difundir" el trabajo de los artistas locales, además de contribuir en la conformación de un mercado.

De que hablamos cuando hablamos de concursos

"Los salones son una forma de generar una difusión más allá del coleccionismo y contribuyen a la conformación de un campo artí­stico y un mercado", comentó a Arte al dí­a Marí­a José Herrera, curadora del Museo Nacional de Bellas Artes, "esa fue la finalidad de la creación del Salón Nacional, en 1911", según explicó la especialista.
Generar premios, por parte del Estado o instituciones privadas, posibilita una salida y una exposición al público de artistas, además de fomentar una competencia entre iguales o distintos. "La posibilidad de medirse con los pares es muy importante, como parte de un proceso de madurez", señaló Herrera. Y comentó que "si bien hoy no existe un premio fuertí­simo, como el Salón de Parí­s en el siglo XIX, los premios han modificado sus perfiles y se constituyen como legitimadores de tendencias artí­sticas y estéticas".
Pero también se trata de un "rol compartido con las galerí­as, los museos y otros operadores del campo artí­stico". Es decir que hoy en dí­a los premios tienen una relevancia de conjunto, con el resto de los operadores del mundo del arte. No importan tanto aisladamente, sino que constituyen parte de la legitimación que pueden recibir un artista o una tendencia.
Por otra parte, si bien los premios son importantes, "hoy en dí­a no garantizan que el mercado absorba a los ganadores y los catapulte directo al MOMA sin escalas", confesó Herrera, quien demás subrayó que "hay infinitas miradas que aportan ví­as de reconocimiento y hoy por hoy, un premio es un agente más, que tiende a generar un perfil distintivo".
Pero ¿qué significa un premio para un artista? "Una inyección de reconocimiento y estí­mulo para seguir trabajando, dejar de mirarse el ombligo y ver qué pasa con la obra cuando sale al mundo", explicó Herrera. Y sobre todo, una manera de seguir vivo, según dijo Aurelio Macchi al recibir el Premio "Jorge Romero Brest" a la trayectoria artí­stica, otorgado por la Asociación Argentina de Crí­ticos de Arte, "Siento que trabajar es vivir sin morir, eso es mi vida", comentó al agradecer la distinción.

Un reconocimiento a la trayectoria

"Estoy muy contento, porque es una de las distinciones más importantes en el paí­s y es todo un reconocimiento", dijo Rogelio Polesello a Arte al dí­a, tras recibir por su obra "Landing" el Premio Trabucco, en la categorí­a de pintura, otorgado por la Academia Nacional de Bellas Artes. Por su exploración del universo de la abstracción, también fue distinguido con el Premio "Aldo Pellegrini" al artista del año, otorgado por la Asociación Argentinas de Crí­ticos de Arte, galardón que compartió con Fermí­n Eguí­a.
Para Marí­a José Herrera, los premios tienen diferentes valores y en el caso del Trabucco está más ligado a lo académico.
"Es muy importante y muy consagratorio" aseguró Olga Autunno, que este año resultó ganadora en la categorí­a de grabado. En su caso, el premio le llega tras 25 años de trabajo, en Argentina y en el exterior. La artista confesó que a pesar de ser una de las invitadas a participar en el premio con gente de mucha trayectoria, "no lo esperaba".
Hoy en dí­a, este premio es una de las distinciones más significativas y un homenaje al artista Alberto J. Trabucco, quien se destacó a fines de los años 20, con una pintura figurativa de í­ndole introspectiva.

Un premio federal

En septiembre se entregó el Premio Nacional de Artes Visuales 2006, organizado por la Fundación OSDE, que desde hace 14 años desarrolla proyectos culturales que tienden a fortalecer la integración regional de la Argentina. Para garantizar el carácter federal del certamen, los organizadores dividieron el paí­s en ocho secciones geográficas que otorgaron premios regionales. En total se entregaron 12 premios nacionales y 32 regionales en cuatro disciplinas: pintura, escultura, grabado y fotografí­a.
De los casi siete mil artistas que respondieron a la convocatoria, en "pintura", el primer Premio Nacional lo obtuvo Silvana Lacarra y el Primer Premio en Escultura fue para Martí­n Di Girolamo.
Marí­a José Herrera fue dos veces integrante del jurado por la región del Noreste. "Fue una experiencia muy interesante, porque me permitió ver cosas que no conocí­a porque no llegaban a Buenos Aires", contó la especialista, que define esta experiencia como un "mapeo de formas de ver", que permite a los crí­ticos acercarse a la producción artí­stica en zonas del paí­s que desconocen.
Según Herrera, "entre los miembros del jurado hay discusión interesante y polémicas enriquecedoras". De ese modo, fluyen diferentes criterios, a medida que se reconoce la importancia de un tema en el conjunto de obras presentadas y se determina qué aporta cada una en ese contexto.

Piedra libre

También con una propuesta federal, abrió sus puertas al público la muestra de arte contemporánea Cultura Chandon Salta 2006, en su cuarta edición. La peculiaridad de este concurso va más allá de su apertura geográfica, con una propuesta que invita a participar a artistas de todo el paí­s, sino que por sobre todo, fomenta una total libertad en cuanto a la técnica, el tema y la disciplina.
Pinturas, grabados, fotografí­as, videos, instalaciones y obras digitales conviven en una competencia en la que las estéticas y las problemáticas se diferencian notablemente. De las 1200 obras que se presentaron este años fueron seleccionadas 60. El Primer Premio, con un valor de $15.000 fue para una fotografí­a "Barón en un cerrito", de Adriana Bustos, de Córdoba.

Juventud, divino tesoro

Con el objetivo de fomentar la actividad cultura en e paí­s y promover el desarrollo de la sensibilidad artí­stica en la juventud, la Universidad Argentina de la Empresa organizó este año el 1er. Concurso nacional UADE de Pintura + Arte Digital /Video Arte.
En la categorí­a de pintura resultaron ganadores Juan Astica y Fabian Jiménez, quienes recibieron el Gran Premio Adquisición y Primer Premio Adquisición, respectivamente. En el rubro Video Arte/arte Digital, obtuvieron esas distinciones Leonello Zambón y Mariela Yaregui, respectivamente.
Otro caso de premio que atrae a los más jóvenes, es el Premio Mamba - Fundación Telefónica, que este año tuvo su cuarta edición. Actualmente y hasta el 22 de octubre se exponen en la sede de la fundación las obras ganadoras y seleccionadas en las categorí­as de video arte, multimedia, arte digital, proyecto experimental limbo y el Gran Premio a las Nuevas Tecnologí­as, que este año fue para Martí­n Bonadeo, con su escultura Moebius Display. Simultáneamente y también con un perfil que apunta a las nuevas tecnologí­as se exhiben en el Palais de Glace, del 31 de agosto al 17 de septiembre las obras correspondientes a las categorí­as de fotografí­a, instalaciones y nuevos soportes del Salón Nacional de Artes Visuales 2006.