Nota publicada online

domingo 11 de diciembre, 2022
Carola Zech en el Marco
De cómo el color y la luz tomaron un museo
Villar, Eduardo
por Eduardo Villar
Carola Zech en el Marco

Con el acompañamiento curatorial de María Teresa Constantín, la artista Carola Zech, presenta “LUMEN” en el Museo Marco La Boca

Hace meses Carola Zech fue invitada por Rodrigo Cadenas, el director del Museo Museo de Arte Contemporáneo de La Boca (Marco), a intervenir la fachada del edificio. La artista se propuso entonces darle a la entrada del museo el carácter de lo contemporáneo. La invitación era todo un desafío. El Marco funciona en un bello edificio art nouveau de varias plantas, creado en 1913 por el arquitecto francés Alfredo Massué, reciclado e inaugurado en 2019 por la Fundación Tres Pinos. La particular ubicación del edificio en un lugar de mucho tránsito en La Boca hace que la entrada no sea muy visible ni desde la propia vereda ni desde enfrente, donde no hay vereda peatonal. Carola enfrentó el reto con tal energía, que el desarrollo del proyecto superó rápidamente los límites de una intervención de la fachada para tomar el interior del museo y convertirse en Lumen, la muestra que desde hace semanas fue inaugurada en sus salas con el acompañamiento curatorial de María Teresa Constantin

Entrada del Museo Marco de La Boca

En un barrio prolífico en colores y con arraigada tradición pictórica, Zech empezó a trabajar sobre la idea del color para intervenir la fachada. “En La Boca -explica- aparece mucho el color como tema, como concepto. Por otro lado me propuse que la entrada, la vidriera del museo, fuera una superficie que reflejara la actividad del barrio. Me di cuenta de que iba a tener que ser una superficie permeable, espejada, cambiante”.  La artista comenzó a investigar materiales que pudieran contener esas ideas. Materiales muy diferentes y alejados de la chapa de acero y las pinturas para autos, que son los que habitualmente trabaja en su obra. Apareció entonces el vinilo autoadhesivo, un material muy común que -explica Zech- se usa generalmente en el ámbito de la publicidad. “Yo no conocía cómo funcionaba -dice- ni lo que había disponible en cuanto a cromatismo. De manera que, antes de empezar el trabajo en sí hice una investigacion de los posibles materiales para intervenir los grandes vidrios de la fachada. Empecé a ver cómo eran, cómo se relacionaban entre sí, y ese relevamiento de vinilos que hice por todos los distribuidores de la ciudad empezó a tener formato de catálogo. Porque cada vez se iba agregando algún material nuevo que encontraba en el mercado. Y también empezó a surgir un catálogo de procedimientos, es decir, de qué es lo que pasaba cuando superponía los vinilos de diferentes colores”.
Ese trabajo de relevamiento e investigación de materiales creció tanto, que Rodrigo Cadenas le propuso a la artista que se apropiara del interior del museo y que alojara allí el proceso desarrollado para intervenir la vidriera. Así se hizo, y la propuesta inicial de intervención se convirtió sobre la marcha en una muestra cabal. Las miradas de Zech y Constantin coincidieron en la consideración del espacio que se les cedía: ambas vieron allí varias superficies transparentes, igual que la vidriera de la fachadas. Especialmente una, que se convirtió en central: una gran lucarna en el altísimo techo de la sala principal, que inmediatamente decidieron intervenir y que, según explica Zech, “resultó siendo no una obra sino un dispositivo que funciona más o menos desde las 11 hasta las 15, cuando la atraviesa la luz del sol y proyecta su vitalidad de color, su lumen, hasta que desaparece”.

Coinciden la artista y la curadora sobre la lucarna intervenida y lo que produce durante dos horas cada día en el museo: es lo que prodríamos llamar una especie de escultura virtual, una escultura lumínica en el espacio, una presencia muy mágica. “La obra es lo que sucede cuando entra el sol”, dice Zech. 
Luego, las paredes blanquísimas del Marco brillan con decenas de rectángulos de vinilos de diferentes colores que interactúan entre sí. “Son los colores que aparecieron como paleta -dice Zech-, colores del mundo del vinilo que están expresados en este catálogo. Todo el montaje está diseñado en relación a la idea de espejo. La idea del catálogo de colores es una obra compartida con Federico Roldan Vukonich quien, como yo, tiene pasión por los colores iridiscentes, flúo, reflectivos, transparentes, tornasolados, espejados...”
Quien visite la muestra un día de sol aproximadamente entre las 11 y las 15, verá, además de ese catálogo de colores, la mágica escultura de luz en el centro de la sala, la luz que entra por la lucarna y se convierte en forma y color con la presencia irreal de la luz que atraviesa los vitreaux de un templo.
La muestra se completa otro obra de Carola Zech que ya está realizada y emplazada en el Museo Campo -en Cañuelas- de la misma Fundación Tres Pinos. En Lumen se muestra la maqueta de esa obra en la que Zech trabajó un catálogo de colores similar pero en acero inoxidable. En la entrada de la muestra se exhibe video de cómo fue instalada esa obra en el Museo Campo y el proceso de investigación en relación a los colores. “Son dos tipos de materialidades y de investigación en relación a los colores sobre dos sustratos que trabajé: el acero inoxidable y el vinilo sobre acrílico”.

 “Lumen”, se exhibe con entrada gratuita en el Museo Marco, Almirante Brown 1031, de miércoles a domingos de 11 a 19, hasta fines de febrero.
 

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