Nota publicada online

jueves 4 de septiembre, 2025
Utopía: en ARTEBA 2025
Tiempo de transición y de nuevas expectativas
por Alejandro Zuy
Casa Proyecto
Casa Proyecto

La categoría Utopía de ARTEBA es la sección reservada a lo joven y ocupa un sector reservado a las producciones más recientes. Incluye galerías, espacios gestionados por artistas, organizaciones con y sin fines de lucro y otras plataformas experimentales de comercialización. En la presente edición el equipo curatorial está compuesto por el experimentado artista Juan José Cambre y por el artista y curador independiente Santiago Villanueva. Participan diecinueve galerías de distintas regiones del país y también algunas extranjeras.

El inicio del recorrido queda a criterio de quien desee explorarlo pero si se prefiere optar por un inicio contundente se puede comenzar por Casa Proyecto y la obra Milenial de Federico Roldán Vukonich. Allí tenemos un automóvil Fiat de color rojo que fue adquirido por el artista, en el que se observan recortes de diferentes tamaños en su carrocería. En los paneles que se encuentran detrás del vehículo se despliegan esos recortes, que tienen forma de corazón, intervenidos a balazos, detalle que recuerda las obras de Oscar Bony. El conjunto está acompañado de un video que detalla todo el proceso. Enfrente se halla Espacio 218, una galería independiente chilena que debuta en la feria. En ella se presentan tres artistas que viven en las afueras de la capital trasandina unidos por su interés por la naturaleza, el territorio y el paisaje. En primer lugar, Noel Saavedra trae una complejísima y vibrante pieza textil, mientras que, Paulina Carreño presenta una serie de dibujos que indagan en los efectos del monocultivo y en los estratos históricos de las ciudades. La presentación se completa con Katerina Quintulem, artista mapuche cuyo proceso creativo se basa en combinaciones químicas que crean una segunda piel en las obras.

La porteña Pólvora se presenta como un espacio híbrido entre talleres de artistas y galería. Los 10 artistas seleccionados para la feria provienen de diversas provincias con lo cual privilegian una impronta federal. El stand de la Galería Grasa se destaca por su sobriedad y alberga esculturas de Florencia Aparicio realizadas en arcilla y pigmento cuyas apariencias oscilan entre lo amorfo y orgánico y un conjunto de acrílicos con un profuso imaginario de Alejandro Moreyra, uno de los cuales tendrá como destino el Museo de Arte Contemporáneo de Salta a través del programa de Adquisiciones. Cerca de ellos, se destaca en la guatemalteca Segismundo, una instalación de Bernabé Arévalo que recuerda a las iglesias del Altiplano. El conjunto de sus obras trabajan de forma sincrética diferentes figuras de culto y al mismo tiempo intentan recuperar la memoria de los templos de las culturas indígenas. Sorondo, proveniente de la ciudad de Barcelona, exhibe La Memoria de la Tierra, un diálogo entre María Elena Pombo y Antonela Aiassa sobre la tierra como archivo vivo de memoria e identidad. Las esculturas de Pombo, están creadas a partir de materiales recolectados en Venezuela mientras que, los de la instalación de Aiassa, se centran en el derretimiento gradual del hielo que libera pigmentos ancestrales de Argentina.
Komuna se luce con conjuntos de obras en técnica mixta de Leo Estol y paisajes confeccionados con materiales heterogéneos de Santiago O. Rey. Relaciones Públicas de México, debuta en la feria con obras de Samuel Nicolle; artiste que se caracteriza por basarse en la teoría queer, la citacionalidad, la iterabilidad, la desidentificación y la reparación. También se encuentra en este espacio un exhibidor de calzados con intervenciones de varios artistas argentinos. En Luogo, la galería de Rafaela, Santa Fé, se destacan los óleos de Daiana Martinello, en especial el inquietante Sin que te vean. La artista conjuga en él los espacios límite, las arquitecturas y las atmósferas que se generan. También es posible encontrar obras de Sofía Rossa, Nacho Pautasso y unos orgánicos y exquisitos paisajes de Julia Romano. La novísima galería Linse, ubicada en el barrio de San Telmo, hace rotar día a día el protagonismo de sus artistas por lo que el relato de todo lo expuesto no es fijo. Transitarán allí, alternativamente, piezas de Muriel Barcos, Victor Enoc, Camila Fanego Harte, Eliana Quilla, Julia Padilla, Federico Rubi, Mayra Von Brocke y Bby Wacha.

Salón Comunal de Bogotá, Colombia, asiste por segunda vez con obras de siete artistas entre las que resaltan las cerámicas de Felipe González, los objetos que simulan rocas de Bernardo Montoya y la escultura Gus, dedicada al músico Gustavo Cerati de Andrea Echeverri. De la provincia de Córdoba llega Satélite. Por su ubicación, Córdoba nucléa estudiantes y artistas de otras áreas del país y así se testimonia en su stand donde se pueden apreciar piezas del jujeño Gabriel Alarcón, quien trabaja símbolos patrios con ancestrales materiales textiles, de la local Gisella Mailén Scotta y de la rionegrina Valeria López. El Museo de Arte Moderno de Buenos Aires adquirió, de esta última, la pieza Obras que no son en la pared que no es, gracias al Programa de Adquisiciones de Museos e Instituciones. Para quienes busquen cierto toque entre lo irreverente y popular pueden pasar por El Castillo donde se pueden ver una instalación de Gabriela Pino y obras de Kevin Huaman Avilés y Diego de Aduriz. Frente a ellos, simulando una suerte de cabaña y teniendo como leitmotiv curatorial el fuego, se ubica Pionera con los bordados de la chubutense Roja quien toma como referentes a personajes de cartoons y cuentos infantiles pero ubicados en escenarios distópicos. La acompañan Victoria Sentimiento y Casiana Flores Piran. La primera viene de la performance y por primera vez presenta obra para ser expuesta especialmente aquí. Su proceso creativo y de investigación involucra la relación entre cuerpo y vestimenta con una potente gestualidad discursiva, En cambio, en la sucesión de acrílicos de la segunda artista se observa un mundo vinculado a la naturaleza y a lo biográfico.
Ohno trae nada menos que ocho artistas y entre ellos capta la atención Pola Amengual con Nuestros huesos brillaban al sol, escultura hecha con cerámica e incrustaciones de bijouterie. Obras de Gal Vukusich se han incluido dentro del Programa de Adquisiciones tanto para el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires como para el Museo Franklin Rawson de San Juan junto con una de Alejandro Rosetti. En Hipopoety se suceden dos solo shows: primero Shejiná a cargo de Mabel y luego Estatuas, bahorrinas y cornetas de Mia Superstar. Mabel, artista trans, une dos cuestiones que la atraviesan: la fe judía y la fiesta, ya que además es DJ. Shejiná refiere a la parte femenina de dios para la cábala y es la más cercana al ser humano, según explica la directora de la galería Delfina Bustamante. Los rosarinos de Jamaica ATR Gallery desde el inicio del evento, mencionan que han tenido éxito de ventas con las piezas de Yoto, un artista con un excéntrico imaginario que combina lo onírico y lo biográfico con el mundo cinematográfico del terror. Además representan a Mariano Ullua, a Max Cachimba y a Rodrigo Barcos que expone obras donde sublima a través de materiales como el yeso toda una experiencia médica personal.
Una galería de Tafí Viejo, Tucuman, Fulana, trae a seis artistas que viven y trabajan en aquella provincia. Pamela González, su directora, subraya que el stand fue pensado con una línea curatorial vinculada a la identidad barrial de sus representados. Aquí es posible observar una serie de objetos que remiten a herramientas de trabajo hechas con corpiños cuya autoría es de Jessica Morillo. Otras herramientas, en este caso, pertenecientes al ámbito rural como los machetes y discos de arado grabados da a conocer Adrián Sosa. Hay también pinturas que describen escenas ambiguas donde es difícil distinguir entre los momentos de ocio o de conflicto pertenecientes a Carla Juárez y un impactante acrílico pintado sobre trapos de piso de Manuel Garay rebosante de imágenes oníricas y simbólicas. Por último, es de resaltar el stand de La Mesa, espacio comunitario ubicado en el barrio de Boedo que presenta La acción humana, el mal del siglo del chaqueño Julián Matta. Lo que aquí se despliega son una serie de pinturas a modo de viñetas cuyas situaciones están inspiradas en antiguas historietas y dibujos animados herederos de la comedia slapstick estadounidense. Ellas se concentran en el dolor y en los cuerpos sometidos a la crueldad, exhiben una dimensión sombría y hasta nostálgica pero a la vez se filtra el humor. El título se relaciona con un tratado escrito por uno de los popes de la Escuela Austríaca como fue el economista Ludwig Von Mises y con la manera que tuvieron los franceses de denominar el sentimiento romántico de los artistas, el llamado Mal du siècle, término acuñado por el crítico francés Charles Augustin Sainte-Beuve en 1833.

La sección Utopía en la edición del presente año si bien continúa apostando al futuro parece traslucir un aire a transición, a expectativa cautelosa. No obstante, merece señalarse el caudal de artistas que asoman por fuera del centro de actividades que es Buenos Aires, que exigen cada vez más reconocimiento y que han encontrado aquí una oportunidad satisfactoria. 
 

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