Nota publicada online

viernes 10 de marzo, 2023
Perlitas MAPA
Las obras que no te podes perder
por Marcela Costa Peuser & Eduardo Villar
Andrea Moccio en Cecilia Caballero
Andrea Moccio en Cecilia Caballero

Apenas se ingresa en la feria llama la atención en el stand de Maman la selección de exquisitas pinturas geométricas de los 70 de Martha Boto y su marido Gregorio Vardanega, de enorme valor histórico. Y en el mismo stand, una gran pintura y varias pequeñas tintas de Gustavo Charif (1966), artista argentino, escritor y cineasta -amigo de Milan Kundera y Fernando Arrabal- que tuvo gran trascendencia internacional hace un par de décadas pero cuya obra de resonancias surrealistas fue muy poco exhibida en los últimos años. A pocos metros de allí, en el stand de Jacques Martínez están colgadas como en una pequeña muestra individual, las grandes ocho pinturas de uno de los artistas fetiche de la galería, Ernesto Deira, realizadas entre 1964 y 1985. Entre ellas -cuenta Clara Martínez, directora de la galería- hay una, “Gestación”, de 1969, que perteneció durante 20 años a Tato Bores, uno de los grandes admiradores del artista.

En el mismo sector y en uno de los paneles externos del stand, ODA exhibe con un valor de 5.500 dólaresIguazú Bloody Mary”, óleo sobre tela de 200 x 150 cm., de Paula Senderowicz, que representa en intenso rojo sobre blanco parte de las cataratas del Iguazú donde su abuelo, el gran fotógrafo Boleslaw Senderowicz tomó en 1972 fotografías de Susana Giménez para la campaña de la marca de jabón Cadum que lanzó a la fama a la estrella. En el mismo stand vale la pena detenerse frente a dos fotos collage (entre 3.900 y 4.500 dólares) que Andra Alkalay realizó con fotografía digital, papel, madera de demolición y oro en 2022, durante su residencia artística AL Balad, en Arabia Saudita.

El de Cecilia Caballero es otro de los espacios que merecen unos minutos de atención. Allí se exhibre en un rincón una obra de Luis Rodríguez que lleva el título no exento de ironía de “Selfie vertical”, espejos sobre papel curvo de 150 x 80 x 17 cm donde el espectador podrá verse -fragmentado y deformado- de cuerpo entero. Y, entre bellas piezas de acrílico de Miguel Angel Vidal y Rogelio Polesello, delicadísimas obras de Andrea Moccio en papel japonés de fibras que representan distintas flores.

En el centro de uno de los espacios cordobeses de la feria, Abre Galería, atrae la vista como el misterioso monolito de 2001, Odisea del espacio, la célebre película de Stanley Kibrick, la monumental obra de Nuna MangianteCaleidoscopio de la oscuridad”, cuatro paneles de madera dibujados con grafito y lápiz que forman un prisma con tubos de luz en su interior. Sus medidas, 80 x 242 x 80 cm.

Nuna Mangiante en Abre Galería

Otro de los espacios cordobeses, Marchiaro Galería de Arte, presenta un grupo de dibujos de Remo Bianchedi que son una de las joyas de la feria. Se trata de la serie “Escuela Estatal Bauhaus”, que el artista creó en 1992 como respuesta al desfinanciamiento que las universidades argentinas sufrieron durante el gobierno de Carlos Menem. Como modelos de sus dibujos, Bianchedi usó fotos antiguas de ciudadanos alemanes anónimos que el artista coleccionó durante su exilio alemán en los 70 y sobre cada obra pintó con color rojo el nombre de un profesor de la Bauhaus, que fue objeto de una implacable persecusión y cierre durante el nazismo. Feininger, Itten, Klee, Meyer, Scheper, todas obras en grafito y óleo sobre papel, de 90 x 60 cm, se ofrecen por un valor de 5.000 dólares cada una. 

Roger Mantegani y Remo Bianchedi en la cordobesa Marchiaro

En el stand de Aldo de Sousa se destacan una pintura de gran formato de Diana Aisenberg, “Señorita 4 cielos”, realizada en acrílico y purpurina sobre tela, y varios delicados jarrones en cerámica de Valeria Vilar.

También vale la pena detenerse en el stand de Anarko Gallery -espacio del barrio de Once “gestionado por artistas representantes de artistas”- frente a dos grandes pinturas de Adrián Paiva sobre el paisaje vegetal de Tigre y varias carbonillas sobre tela “La niña árbol”, “La infancia perdida” y “Criaturas en el palmar”, que parecen ilustraciones de cuentos infantiles de inquietante oscuridad. También se exhiben de la misma autora varias cabezas de niña realizadas en cerámica.

En el stand de Otto las obras imperdibles son sin duda las bellísimas esculturas en vidrio soldado y pintura vitral de Mónica Canzio, de misteriosa textura.

Uno de los stands de la feria que llaman la atención es el de la galería Futbolitis, de Palermo, que exhibe trabajos de diferentes artistas relacionados con el fútbol y las pasiones que despierta en nuestro país, como lo demostraron sin vueltas hace meses las celebraciones por la obtención del título mundial en Qatar. Casi en sincronía con ese momento y muy contra la corriente del arte argentino, que a lo largo de la historia produjo muy poco registro de ese interés de los argentinos, Futbolitis presenta solo obras futboleras. Por ejemplo, un gigantesco banderín del Huracán campeón de 1973 y una pintura, “Hombre Globo”, que hacen sospechar que en las paredes de la habitación infantil de Patricio Larrambebere, su autor, colgaban emblemas semejantes. También hay varias fotos de Eduardo Longoni tomadas durante el Mundial de 1986 en México, cuando Argentina también fue campeón, entre las que sobrasale la famosísima “La mano de Dios”, que registra el recordado gol de Maradona contra Inglaterra. Y un puñado de obras de Ezequiel Suranyi, creador del espacio en 2021, como “Itaquerao” una foto de un sector de las plateas del estadio del Corinthians de San Pablo que parece una abstracción geométrica, y varias máscaras hechas con pelotas de fútbol, máscaras y gorras. También hay obras de una artista femenina expuestas en Futbolitis. Son óleos sobre tela de camisetas de recordados equipos, pintadas por Mariana López, todas de 2022: River Plate 1986, Alemania 1990, Barcelona 1982, Argentina 1990 y Boca Juniors 1981. 

  

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