Nota publicada online

martes 7 de julio, 2020
Juan Sorrentino
"Solo espero que cuando vuelvan las langostas, no devoren todo con tanta voracidad"
Juan Sorrentino

"Juan Sorrentino (Argentina, 1978) crea obras e instalaciones explorando conceptos del lenguaje sonoro/visual en un contexto poético y de la imaginación colectiva. Su práctica artística se funda en exhaustivas interacciones con la materia y los objetos a través del sonido. Mediante la aproximación física y simbólica al paisaje y a determinados materiales arquitectónicos, el artista propone experiencias sensoriales donde el concepto clásico de sonido es puesto en crisis."

Desde Arte Online lo convocamos para conocer sus pensamientos en esta nueva vivencia que nos toca transitar y recorrer sus últimos trabajos.

"La cuarentena en mi caso tuvo muchas etapas, mutó y aun muta como un virus. Pasé de modo "ETERNAUTA" y en alerta a modo ninja en un mes para volver al taller, que sin tanto ruido exterior, es ahora mi santuario. En esta nueva versión estacionaria de la vida disfruto de mi casa y del jardín interior que crece cada día más con la llegada de nuevas especies. Naturalmente me muevo mucho y viajo mucho, dicto clases en la FADYCC UNNEChaco y en la UNTREF, así que sufrí la adaptación a esta nueva modalidad virtual que resultó por momentos muy desgastante, pero no me puedo quejar, me gusta la docencia.  Sobre todas estas nuevas experiencias extraño a mi familia, el monte chaqueño donde tengo un casa que funciona también como residencia para artistas, a mis "ñeris" (amigues) y algunos aspectos de la vida social, el resto es medio cotillón.  

Estoy terminando varias obras al mismo tiempo, muchas de ellas eran parte de un solo show para ARTEBA y para otras exhibiciones. Por el momento el objetivo es terminarlas y liberar espacio en disco. En simultáneo comencé a profundizar mis conocimientos sobre la carpintería para unas nuevas ideas que estoy desarrollando.  Y desde el año pasado estamos curando con Sigismond de Vajay una muestra para PROA sobre artistas de la colección de arte internacional de los FRAC - Fondos Regionales de Arte Contemporáneo de Francia que tienen en su colección más de 30.000 obras, es una maravillosa experiencia

No tengo una estrategia definida para este momento, voy aprendiendo y me voy adaptando cada día. Me esfuerzo mucho por NO reflexionar sobre la tormenta dentro de la tormenta. La información abruma, no suma, más bien resta y confunde la dimensión de las cosas. Todas las hipótesis son variables e inestables, se derrama mucha energía por todas estas cañerías rotas por la especulación y la futurología. Por lo tanto prefiero las intuicion del instante,  focalizar en otros aspectos y aprovechar la vida sin los cantos de las sirenasdel mundo exterior.  Otra cosa que ayudó mucho es mi reencuentro con la música, esta vez unida a un piano que aterrizó un día antes del comienzo de la cuarentena, la música amansa las fieras, el don de Orfeo.  Solo espero que cuando vuelvan las langostas, no devoren todo con tanta voracidad.  

Recuerdo una frase para este momento de una obra de Felix González-Torres "Es ist nur eine Frage der Zeit" (es solo cuestión de tiempo, una pregunta del tiempo)" Juan Sorrentino, Julio 2020  

SELECCIÓN PREMIO ITAÚ 2020

Una serie de cámaras fueron soltadas desde la ventana de un avión al Río de la Plata, cada cámara tenía un soporte diferente que ayudaba a customizar la caída libre en un dirección casi perpendicular al suelo, buscando muy poco movimiento oscilatorio y tratando de rescatar un plano visual del paisaje lo mas fijo posible. Estos sistemas adosados a las cámaras oscilaban entre  paracaídas con boyas hasta conos de plástico con cemento y un sistema de rastreo.  

Luego algunas de estas cámaras fueron rescatadas, otras pérdidas y totalmente destruidas durante el impacto contra el agua, pero de las que sobrevivieron solo quedaron intactas dos de sus memorias MicroSD. Se utilizó el material de video de solo una de ellas, donde en sus últimos minutos de grabación antes de que se quemara la cámara por la entrada de agua a la caja protectora, documento su ahogamiento del lente pegado a una cinta tape roja.

La cámara en un gesto sencillo y sin montaje, se prende y se ahoga; y sus sistemas de caída ayudaron a que sea lo menos espectacular posible buscando un plano de contemplación del paisaje previa a su destrucción.  

Una GoPro Camara vendada muestra un plano negro donde apenas se visualiza el paisaje, continua una pupila dilatada que apenas hace foco frente a la fuerte luz del día y finaliza un iris destruido, rojo y sangrante antes de apagarse. Tres cuadros, tres tomas, tres momentos resumen una terrible atrocidad sucedida en nuestro pais durante la dictadura militar, los espantosos vuelos de la muerte. 

Memento mori proyectado en un síncope cinético de paisajes en transformación como ejercicio poético y ubicuo que repite el acto de encender y apagar el mecanismo de registro de una cámara.  Intimidad con la agonía de los pájaros, en vuelo silente, con las impresiones de su longitud, como resonancia paulatina en estados de conciencia o panoramas.

Contemplación de un exilio al último páramo de existencia, al borde de la propia muerte como vértigo pesado e inmóvil, que se desploma junto a toda naturaleza humana. La memoria planeando en modo natural hacia el súbito vacío de cauces históricos, ilimitados.  La visión de una libertad escindida de sí, en clave paradojal y simulada, hacia una conversión final, precipitada e impune.

El sonido, en su mayor parte, son frecuencias bajas, entre los 20 y 200 hz, salvo en el momento de su estallido donde se utilizan frecuencias de 16.000 hz en un solo un canal, que durante la escucha genera inestabilidad y mareo.   

Premio Trabucco. Otros Soportes. 2019

Quincha

Un cubo de color rosado construido de adobe vibra por la resonancia de un sonido en su interior. Este cubo se va quebrando  y derrumbando lentamente. Las caras se agrietan mediante la vibración generando una trama, y las partes que se desprenden caen al piso acumulándose de manera residual.  Estas huellas son vestigios de un ciclo infinito de transformación.  La vibración sonora de  35 Hz (frecuencia grave cerca de lo inaudible)  luego de unos segundos da paso a un silencio de unos minutos, para luego contraatacar con la misma vibración. En esta repetición cíclica de silencio-sonido , reposo- acción la obra propone dos estados bien marcados, una calma chicha que se prepara para un nuevo sacudón.  

El hecho aquí es la presencia casi de un sismo, acotado, rodeable y que también podemos sentir en nuestro pecho. El misterio se manifiesta cuando comenzamos a aproximarnos a este cubo desde sus distintas dimensiones.  

Esta nueva obra cierra el ciclo de la serie “Parlantes frágiles” que comencé hace tres años durante la  residencia ARCOMadrid en el MediaLab Prado.  Estos cubos de 84 x 84 x 84 cm son sometidos a vibraciones sonoras de baja frecuencia cuya materialidad comienza a moverse, desgastarse, quebrarse, caerse y destruirse en relación a una poética y crisis particular establecida con cada material.  Un cubo cubierto con  mayólicas portuguesas se desmorona, otro de vidrio con polvo de ladrillo en su interior levanta una polvareda o las cenizas de un árbol tratan de hacer visible su nuevo espectro. Y “Quincha”, el último de la serie, pintado con sangre y cal que se presenta en esta ocasión se resquebraja y desmorona en resonancia con las crisis sociales, económicas y políticas que caracterizan a la coyuntura de desigualdad actual. 

SALON NACIONAL 

Primer premio  Instalaciones y Medios Alternativo "Derrumbe"

Dos muros, tejidos por alambre, propagan la resonancia en un doble fondo de superficie y profundidad matérica. Éstos, ahora tejidos en unidad, constituyen un relato, que como un borde polariza lo visible, divide lo que es posible contar de lo que no.

Su origen está en la materialización de una reflexión interna durante el proceso artístico, en el que Sorrentino se somete a la exigencia de la materia y su resistencia, en un gesto monolítico y escultórico que se sucede en instancias: la superficie plástica, la materia cruda, el sonido como acción telúrica.

Ahora un frente mudo oculta lo que por desconocido se presenta monstruoso, la transformación gradual que nos habita, en constante comunicación con el inconsciente. Bajo varias capas de superficie un sismo plástico actúa sobre la materia, quizás atente contra ella y llegue a la desintegración, conquistando finalmente la fluidez del medio. Por otro lado, la posibilidad de que el muro no exista o deje de existir, un espacio mental donde esta limitación no tiene lugar, donde se presenta como acción imaginaria: nunca hubo un territorio definido, el muro es una ilusión o esquizofrenia que se concreta. Donde el muro es polvo, no forma ni limita y los signos flotan. Por Merlina Rañi  

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