Nota publicada online
Hasta el domingo 7 de diciembre puede visitarse la muestra de Ides Kihlen, la artista contemporánea más longeva, en el Paseo de las Artes del Palacio Duhau. A sus 108 años sigue pintando.
La obra de Ides Kihlen nunca pasa desapercibida. Es alegre, espontánea y lúdica; tiene color y ritmo. Desde muy chica estudió lo que amaba: pintura y música y siempre con grandes maestros. Nacida en Santa Fe el 10 de julio de 1917, inició su formación a los 14 años en la Escuela de Artes Decorativas de Buenos Aires, dirigida por Pío Collivadino. Fue también alumna de Vicente Puig, y frecuentó los talleres de Emilio Pettoruti y Juan Batlle Planas. En París, se formó con André Lhote. A partir de 1961, estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova, donde tuvo como profesor a Kenneth Kemble, uno de los artistas del grupo informalista.
En los años 80, continuó sus prácticas de taller con Adolfo Nigro y su pintura académica hizo un giro de 360 grados. Experimentó con la materia y las texturas, incursionó en el collage, permitiéndose una libertad arrolladora. “Ella pinta sobre todo lo que tiene a mano: cartones, papeles, muchas veces pintó sobre obras que ya no le interesaban”, cuenta una de sus hijas, verdaderas promotoras de su obra. Sus fondos son luminosos y orgánicos. Líneas, hilos y papelitos de colores -que ella misma recorta- son sus aliados. Papelitos que rítmicamente Ides distribuye sobre el soporte, se derraman, entran y salen de la obra sin pedir permiso, creando mundos fantásticos.
Nada la limita, su mente inquieta siempre investiga distintos soportes, incluso trabajó con pintura fluorescente. Para pintar los fondos de obras de gran tamaño, se valió de una escoba. Con ciento ocho años, su herramienta preferida son sus manos, manos que aún dibujan, hoy con crayones. Ya no toca su piano, pero la música aún fluye de su pintura.
La actual muestra en el Duhau nos brinda un amplio panorama de su originalidad, hay pinturas, collages y los retratos de todas las mascotas de su familia: perros y gatos que miran con asombro desde las vitrinas.
Ides Kihlen estudió, visitó museos, pintó y vivió su mundo. Sus obras nunca tuvieron títulos ni fechas, pero despiertan felicidad en quien las mira. Ides comenzó a pintar a los 6 años, hoy en el Duhau podemos disfrutar de un paseo de más de cien años de su pintura.