“Emboscada” es el título de la muestra que el artista de la Galería Gachi Prieto presenta hasta el 8 de diciembre. Se trata de una serie de objetos escultóricos, realizados en yeso obra en papel y un video en la Sala "La Cantina" del espacio Munar Arte de La Boca.

“Quisiera atraparlo todo” confiesa Andrés Waissman en una conversación -registrada en el poster de la muestra- con Florencia Qualina. Y de hecho lo hace.

Si bien el artista viene del grabado, en los últimos tiempos necesitó expresarse a través de tamaños importantes y usar materia que se desintegra lenta e indefectiblemente como la viruta que se va oxidando y se hace polvo. La exhibición se inicia en una gran cueva, prehistórica e intimidante. La estudiada iluminación, escasa y puntual,  genera un espacio atemporal y teatral; una masa amorfa late en un video sugiriendo una extraña forma de vida mientras inquietantes criaturas custodian el espacio y trasmiten al espectador una sensación de desasosiego.

La obra de Juane Odriozola, por el contrario, respira absoluta libertad. Sus pinturas, trabajadas sobre manteles descartables de papel, nos recuerdan a barriletes, prolijamente ordenados a lo largo del gran espacio. Pinturas que tienen vida propia porque como indica el propio artista, a medida que pasan los días la obra se va modificando y este es el verdadero espíritu del trabajo.

Munar Arte: lugar de encuentro

El espacio Munar nace por iniciativa de Ariel Benzacar, enfocado en emprendimientos inmobiliarios y su vocación por promover el arte contemporáneo. Ubicado en el Distrito de las Artes, pleno barrio de La Boca, donde funcionaban dos tradicionales cantinas “El Pescadito’  y “La Cantina” y que hoy dan nombre a las salas del espacio de arte que hoy es gestionado por Diego y Florencia Benzacar bajo la dirección artística de Carlos Herrera. Y donde convocan a galerías de otras localidades a presentar proyectos especiales de sus artistas como es el actual caso en el que exhiben Andrés Waissman y Juane Odriozola.

Pero el sueño es aún mas grande. En el segundo piso y, con entrada independiente funcionan talleres de artistas especialmente convocados y residen tres artistas del interior.

El proyecto también contempla un gran auditorio para eventos y performances al tiempo que conserva la magia de una casa de barrio, con su patio y su parrilla y, donde críticos, artistas, galeristas y coleccionistas amigos, encuentran un espacio para el diálogo.