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miércoles 16 de julio, 2008
MENDOZA
La vitalidad simbólica
por Graciela Distéfano
MENDOZA
 

La aplicación mecánica de un concepto a matrices culturales distintas genera simplificaciones. Si la cultura es un proceso vivo de respuestas simbólicas a unas situaciones, sus formas han de ser cambiantes ya que las circunstancias difieren y se modifican en el transcurrir.

"Cuando el grupo conserva un espacio de producción significante, puede reconstruir un imaginario social que incluya las nuevas condiciones" Ticio Escobar

La aplicación mecánica de un concepto a matrices culturales distintas genera simplificaciones. Si la cultura es un proceso vivo de respuestas simbólicas a unas situaciones, sus formas han de ser cambiantes ya que las circunstancias difieren y se modifican en el transcurrir. Este planteo se me presenta cuando al asistir al ECA a la inauguración del Salón Regional de Artes Visuales -este año referido a escultura, grabado y fotografí­a- llevaba recorrida la sección de grabado y un artista me comentó: "parece un salón de treinta años atrás". Y sí­, la sensación de penetrar en el túnel del tiempo o de un fuerte aroma a naftalina era inevitable. ¿Era el montaje? ¿Eran las técnicas? ¿Eran los temas abordados? ¿Qué hace que a unas obras las percibamos como más cerca de nuestro tiempo? O dicho de otra manera, ¿Qué envejece un discurso visual? ¿Por qué otras apelando a similares recursos rebosan vitalidad?
"Sin Boceto Previo" la exposición de dibujos de Martí­n Villalonga en el Museo Municipal de Arte Moderno de Mendoza, MMAM -un artista que viene exponiendo desde los años 70- la sensación de asistir a un hecho nuevo acompaña al contemplador-receptor-fruidor ¿En que radica la diferencia? Pienso que el problema no consiste en si se puede o no cambiar y qué es lo que deberí­a conservarse o renovarse. ¿Entonces qué?
La obra de Villalonga, dibujos en negro sobre impecables fondos blancos refulgí­a, acompañada de un texto donde el artista explicita su propuesta de la abstracción como metáfora de un relato visual, de un juego imaginario y donde se abre al espectador para la creación interpretativa. Un problema que atravesó el siglo XX o sea nada nuevo. Sin embargo es la comunicabilidad lo logrado, en una obra madura, plena, fiel a sus desbordes intuitivos.
En la otra sala del MMAM, Adrián Mazzieri, Germán Álvarez, Kain y Dino Andrada, la muestra "¿En tu casa o en la mí­a?" propone una dinámica de diálogo interno entre la obra de estos cuatro jóvenes autores. Los lenguajes con que cada uno enfoca su perspectiva de lo cotidiano se inscriben como dice Furlani, artista y directora del museo- tanto "en la tradición del oficio como en el abordaje del uso de las tecnologí­as actuales". El resultado es -para decirlo de alguna manera- "impecablemente contemporáneo". Algo en el uso de los códigos nos habla del debatirse entre las sumisas versiones y las insolentes apropiaciones de los lenguajes habilitados por las metrópolis, aspiración totalmente legí­tima de jóvenes en busca de un porvenir en las ásperas arenas del arte actual.
En la Biblioteca General San Martí­n, una exposición que asume otras problemáticas: la de género, a partir de la moda como elemento comunicante. "Fetiche dilecto", la muestra de Cristina Pérez, Lucí­a Coria, Modesta Reboredo y Dina Garro forzó la mirada hacia realidades históricas y contextuales de las mujeres (en su dí­a internacional), los mandatos sociales y los roles, la relación con el deseo, las necesidades y el pensamiento de las mujeres. Una apuesta fuerte que nos vuelve al planteo inicial sobre la vitalidad simbólica y la capacidad de aceptar nuevos desafí­os y crear respuestas y soluciones que satisfagan los ritmos y necesidades.