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miércoles 16 de julio, 2008
IDES KIHLEN: PINTAR EN LIBERTAD
Costa Peuser, Marcela
por Marcela Costa Peuser
IDES KIHLEN: PINTAR EN LIBERTAD

Conocimos por primera vez la obra de Ides Kihlen en el año 2000 y en el acto nos sedujo. Nunca antes la habí­a mostrado. Fue dos años mas tarde cuando realizó su muestra consagratoria en el Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires y a partir de ese momento recorrió distintas latitudes. Hoy sus pinturas llegan a La Plata, más precisamente al Museo de Arte Contemporáneo, César López Osornio, su imbatible director, se muestra fascinado y feliz con esta exposición.
Es fantástico observar el efecto que producen estas 58 obras exhibidas en las dos inmensas salas. El visitante traspasa el umbral e, inmediatamente se sorprende con lo que ve, detiene su marcha y se acerca, primero a uno, luego a otro y a otro más. Se deja "encantar" por sus ritmos, por sus colores, por sus luces y sus fondos pero, sobre todo por su libertad. Y es que las pinturas de Ides Kihlen seducen con su magia de alegrí­a y libertad.
Pero es más fantástico aún cuando, estos mismos visitantes, tienen la posibilidad de conocer a la artista. Y es que Ides sorprende con su voz cantarina y su mirada traviesa, con sus movimientos ágiles, con sus respuestas sinceras y con sus inocentes ochenta y nueve años.
Ides Kihlen pinta desde siempre. Pinta y toca el piano. Se formó desde muy chica con grandes maestros como Pio Collivadino y Vicente Puig, frecuentó los talleres de Batlle Planas, Pettoruti, André Lhote en Parí­s y, mucho mas tarde el de Adolfo Nigro. Estudió Historia del Arte, visitó museos, pintó y vivió su mundo, independiente y ajena al mundillo del arte en Buenos Aires. Sus obras no tuvieron tí­tulos ni fechas, muchas de ellas quedaron en el camino. Su pintura académica por cerca de veinte años tomó un giro total hacia la abstracción a principio de los 80, permitiéndose una libertad cada vez más arrolladora.
Son caracterí­sticos en sus pinturas los fondos luminosos y orgánicos que inducen al movimiento a los otros elementos que habitan la obra; lí­neas, telas y papeles que bailan, se derraman y salen de la obra sin pedir permiso. "Mis trabajos preferidos son las Series Negras. No puedo salir de ellas" confiesa y sonrí­e, "siempre vuelvo". Nada la limita, su mente inquieta investiga distintos soportes, distintos fondos, incluso trabajó con pintura fluorescente. Sus obras, de tamaños cada vez más audaces, contradicen con su pequeña figura, acaba de terminar un trabajo que presenta en artéamericas, en Miami, de cuatro metros por dos de altura.
Y es que Ides pinta. Pinta todos los dí­as, desde muy temprano. Y así­ como pinta vive. Divertida y libre.

Hasta el 8 de abril, en el Museo de Arte Contemporáneo de La Plata, Calle 50 entre 6 y 7.