News Argentina

miércoles 16 de julio, 2008
MUESTRA DE LA SEMANA
María Juana Heras Velasco - Aprender a ver
Costa Peuser, Marcela
por Marcela Costa Peuser
MUESTRA DE LA SEMANA
 

Buenos Aires corre y quienes la vivimos corremos también. Su vorágine nos empuja y nos acelera aún más.
Preocupaciones, ocupaciones y compromisos nos impiden detenernos a observar.

Buenos Aires corre y quienes la vivimos corremos también. Su vorágine nos empuja y nos acelera aún más.
Preocupaciones, ocupaciones y compromisos nos impiden detenernos a observar. Una invitación a aquietar la marcha para realmente ver, con la mente y el corazón, es lo que parecen "indicar" cada una de las obras de Marí­a Juana Heras Velasco (1924), escultora santafesina alineada a la abstracción geométrica desde 1958. Y esto es lo que ocurre cuando nos enfrentamos a sus formas simples, planas y netas: actúan como señales y, si nos detenemos y observamos, finalmente veremos.
Su obra es portadora de significado; una realidad concreta cuya función es darnos a conocer otra, integrada por lí­neas dinámicas que atraviesan el espacio en distintas direcciones, formas planas de colores puros dominadas por fuerzas ascendentes y descendentes; caminos infinitos y equilibrios sutiles. Lí­neas que generan espacios; espacios que nos hablan de vací­os. El vací­o que es hoy su gran obsesión; el vací­o como manifestación de la ausencia. Un vací­o que deja su huella.
Mientras aviva su memoria renacen los recuerdos. "Comencé a dibujar en el Alto Paraná, donde mi padre tení­a un establecimiento yerbatero, apenas guiada por una monja del colegio. Recién en el 47 conocí­ a Lucio Fontana y a Emilio Pettoruti en la Escuela Libre de Artes Plásticas Altamira, ellos me enseñaron a ver, siempre desde la práctica", comenta, a la vez que confiesa que Pettoruti aprendió a dibujar. "Era respetuoso, intransigente y estricto. Durante dos años trabajé con el punto de fuga. No nos permití­a el uso de goma: si estaba mal, rompí­amos el papel y volví­amos a empezar", rememora nostálgica. Heras recuerda la risa de su maestro cuando insistí­a en que la dificultad es buena. También con él aprendió el color. Sobre una mesa blanca colocaba una botella blanca, una manzana de yeso y un cubo también blanco y así­ durante una semana los hací­a pintar una infinita gama de blancos. A Fontana lo recuerda extremadamente correcto y aún lo escucha llamándola "Signorina..." y alentándola a conservar su innato sentido del volumen. "Pronto comencé a tratar de aligerar la materia y en esta búsqueda por desmaterializar el volumen empecé a trabajar con la chapa de hierro. Aprendí­ a observar que una vertical se relaciona con otra forma y genera un vací­o. Hoy soy sólo una chapista que habla del vací­o", concluye.
Su primera muestra en el 59 en la Galerí­a Van Riel fue el inicio de una importante sucesión de exposiciones en galerí­as y museos. Obtuvo numerosos premios nacionales e internacionales. No exponí­a individualmente desde 1985 en la Fundación San Telmo. En los últimos años, su trabajo se fue aquietando dedicada a acompañar a su marido. La actual muestra en el nuevo espacio de arte de la calle Carlos Pellegrini al 1200, curada por Marí­a Teresa Constantí­n y Diana Wechler, es una breve antológica que reúne piezas realizadas en hierro policromado, relieves en madera, una maravillosa escultura en acrí­lico y una serie de bocetos en los que está trabajando. "Una muestra tiene que ser una unidad, estoy muy contenta con la selección que hicieron las curadoras y sobre todo estoy feliz porque, gracias a ésta, ahora nuevamente estoy trabajando".
"Empatí­a" es el nombre de este nuevo espacio de arte y esto no es casual, tiene que ver con la pasión y la identificación de sentimientos, y es que para su director, Marcial Sarrí­as, arquitecto con 25 años de profesión este espacio es un sueño y su pasión. Tampoco es casual que en la primera muestra haya invitado a Marí­a Juana Heras Velasco, una artista que aprendió a ver y a dejar su huella en el vací­o.

Hasta el 28 de octubre Empatí­a Espacio de arte Carlos Pellegrini 1255