Nota publicada online

miércoles 28 de julio, 2021
Silvina Benguria
Dibujos de Pandemia
Costa Peuser, Marcela
por Marcela Costa Peuser
Silvina Benguria

Silvina Benguria es una artista universal que se sumerge en el inconsciente colectivo y rescata fantasías posibles. En su mundo conviven el humor, la candidez y la ironía. Durante el 2020 se dedicó a dibujar y aquí se los mostramos.

Benguria es pintora y, el 2020, lo atravesó dibujando. Retrató a quienes la rodean, incluso al virus. Aquellos que la llamaban por teléfono se convertían en el centro de su atención y “volaban” al papel. Aprovechó los materiales que tenía, “no podíamos salir a ningún lado”, recuerda. “El baile de los barbijos” fue el primero de la serie. Una serie donde aparecen varias personalidades del arte; Julio Crivelli, Julio Suaya y Julio “San Sánchez” expulsando a “Don Virus” desde lo alto de su caballo. Yuyo Noé, Alicia de Arteaga, así como también Ileana Pardini, responsable de esta muestra en un local de la Recova de Posadas. “No es una galería ¡pero estoy feliz!” confesó, riendo, la artista.

Sus personajes, caricaturescos y queribles, irónicos e ingenuos, juegan el juego de la seducción. En sus delirantes escenas, lo real, la fantasía y los sueños se entrelazan bajo la destreza de su trazo. El trabajo de Benguria es fresco, carece de solemnidades, con una gran dosis de humor. Para ella la pintura es color y luz y toda su obra es fiel a este principio; con enorme sentido plástico vuelve a poner en el centro de la escena la figura humana con su inconfundible sello personal y se da el lujo de hacer lo que muy pocos se animan. Tiene la capacidad de sumergirse en el inconsciente colectivo y rescatar fantasías posibles. En su mundo conviven el humor, la candidez y la ironía.

El arte para ella es congénito y, si bien en sus primeros años no la estimularon en este sentido dentro del seno familiar, la apoyaron una vez que decidió su camino. Su formación no académica la realizó de la mano de un purista español que le enseñó a pintar “hasta el último reflejo de luz sobre un paño” y cuyo único referente era Velázquez. En 1966 realiza su primera exposición en Galería Lirolay; en 1978 se propuso ganar la Beca Francesco Romero, otorgada por el Fondo Nacional de las Artes y por la Embajada de Italia en nuestro país y la ganó con el retrato de Joseph Joyce. Roma, destino de la beca para perfeccionarse, le encantó; y un día, antes de regresar a Buenos Aires, un coleccionista colombiano, Fernando Pradilla, le compró gran parte de su producción y allí se quedó nueve años más.

La pintura es su pasión y logró un estilo inconfundible, siempre alejado de las modas y, como le dijo un reconocido crítico italiano, "Poverina soffrirà molto perché detesta la scola". Pero Silvina Benguria no sufre, sino que sigue dibujando y pintando, como su pasión le manda.

 

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