Nota publicada online

Después de un extenso día de debate el jurado del Premio Azcuy seleccionó, entre más de 500 artistas propuestas, los seis finalistas de esta edición.
La Fundación Azcuy y el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires anunciaron los finalistas de esta edición.
Este año el jurado estará integrado por Gerardo Azcuy (Fundador y Director General, AZCUY), Guadalupe Chirotarrab (Curadora, Buenos Aires), Raúl Flores (Curador, Museo de Arte Moderno de Buenos Aires), Sol Juárez (Directora Creativa, AZCUY), Malgorzata Ludwisiak (Curadora internacional, Gdansk), Julián Terán (Artista, Buenos Aires) y Guido Yannitto (Artista, Salta).
Cada uno de los seleccionados comienza ahora una nueva y estimulante etapa: recibirán el equivalente a u$s 1.500 y comienzan su trabajo de ajuste de sus proyectos con el equipo de arquitectura de Azcuy para adecuarlo al edificio Donna Settima.
El Premio Azcuy es un concurso anual de alcance nacional que busca ofrecer a los artistas visuales la posibilidad de realizar y materializar proyectos artísticos a gran escala, concebidos especialmente para los edificios de la serie Donna, diseñados y desarrollados por Azcuy en la Ciudad de Buenos Aires. Este año, será para intervenir el edificio Donna Settima. Su misión es reconocer, difundir y fomentar la producción artística local, estimulando la puesta en valor del arte nacional.
¡Conocé los proyectos finalistas!

Federico Cantini. Rosario,1991
Yo adivino el parpadeo
Sobre la obra:
El proyecto propone intervenir el corazón del edificio Donna Settima con una serie de tres columnas de alumbrado público que, además de iluminar, funcionan como bancos y dispositivos de encuentro. La instalación transforma un mobiliario urbano estandarizado en un elemento escultórico e interactivo, que habilita nuevas formas de habitar el espacio común del parque central. Su objetivo es potenciar el carácter de esparcimiento para el cual fue concebido este entorno, invitando a los residentes a detenerse y contemplar la naturaleza, al tiempo que integra la experiencia artística en su vida cotidiana.

Soledad Dahbar. Salta,1976
Cosmologías metálicas
Sobre la obra:
El proyecto parte de la articulación entre dos situaciones en apariencia distantes: por un lado, la materialidad concreta del acero, el cobre, el bronce y el vidrio y la implicancia de uso en la construcción; por otro, ciertos principios de la física y la cosmología que explican el comportamiento de partículas en el tiempo y el espacio. La tensión entre lo tangible y lo inabarcable organiza una investigación que busca explorar cómo los gestos mínimos de la materia pueden dialogar con dimensiones abstractas y expansivas. La instalación se concibe como un sistema abierto de piezas que, articuladas en el espacio arquitectónico, van configurando una instalación matérica, conceptual y poética. Su lógica se apoya en un principio fundamental de la física cuántica: nada precede a sus relaciones. Son las interacciones las que producen nuevas realidades indeterminadas y activas. Bajo esta premisa, la obra es activada por el movimiento del cuerpo, el reflejo cambiante de las superficies debido a la luz y la relación entre ambos, generando múltiples configuraciones posibles.

Estanislao Florido. Buenos Aires, 1977
Ciudad metafísica
Sobre la obra:
El proyecto propone una serie de esculturas y murales concebidos específicamente para los espacios comunes del edificio Donna Settima. Estas obras se inspiran en las arquitecturas de Roberto Aizemberg, así como en la fuerza cromática y abstracta de los murales de Luis Seoane, dos referentes del arte argentino. Las esculturas consisten en volúmenes escalonados de carácter arquitectónico que evocan a los cuadros de torres de Roberto Aizemberg. Su morfología, de apariencia minimalista y ascendente, dialoga tanto con el lenguaje de la abstracción geométrica como con una poética de lo monumental. El objetivo es generar piezas que, al mismo tiempo que operan como esculturas autónomas, puedan ser percibidas como parte o continuidad del edificio.

Lucila Garcia de Onrubia. Buenos Aires, 1986
Tender
Sobre la obra:
Tender es una instalación que celebra lo doméstico a través de un gesto escultural: la traducción del textil al metal. Se encuentra suspendida en el jardín del edificio, como si hubiera volado desde un balcón, detenida entre el aire y la arquitectura. Su forma evoca la caída suave de una sábana, capturando ese instante efímero en que la ropa ondea al viento. El concepto de la obra nace de una acción muy personal y a la vez universal, la de tender la ropa, acto que contiene nociones de cuidado, rutina y pertenencia. La palabra tender reúne significados cómo colgar, ofrecer; en inglés, remite a lo suave y afectuoso. Esta doble lectura orienta la obra hacia un territorio simbólico donde lo común se vuelve manifiesto y lo privado adquiere una dimensión colectiva.

Mariela Vita, La Plata, Buenos Aires, 1978
7 direcciones
Sobre la obra:
El proyecto propone un conjunto de esculturas, situado en el parque de Donna Settima concebido como un espacio de contemplación, encuentro y tránsito. La propuesta se fundamenta en torno al número 7, entendido como una cifra simbólica que condensa totalidad, equilibrio y orientación. Las esculturas de gran y mediano formato están pensadas para que cada una referencie o señale una dirección de las siete: norte, sur, este, oeste, cielo, tierra e interior. Estos puntos constituyen un sistema de referencia que conecta lo visible con lo invisible, lo material con lo inmaterial, lo colectivo con lo íntimo. Del mismo modo que los siete mares evocan la amplitud del mundo, los siete ejes propuestos aquí trazan un mapa sensible que invita a la experiencia del espacio en múltiples dimensiones.

Osias Yanov. Buenos Aires, 1980
Lianagramas
Sobre la obra:
La obra propone una liana escultórica modular que recorre como en un continuo la fachada y los espacios comunes del edificio Donna Settima. Inspirada en la astucia de las plantas trepadoras que entre curvas y desvíos se escapan de lo recto. La escultura se presenta como un organismo capaz trazar un recorrido que articula la memoria del barrio, el exterior e interior del edificio. La liana es un instrumento metafórico de métodos de conocimiento no lineales: su enredo propone habitar el mundo desde lo colectivo, enlazando elementos contradictorios y generando alianzas descentradas. Por fuera de lo recto, abre espacios de imaginación, coexistencia y pensamiento que celebran la multiplicidad.
El ganador recibirá un premio de uSs $10.000 dólares más los costos de producción de su obra. ¡A trabajar!