Nota publicada online

martes 11 de junio, 2013
Mondongo. Muerte y renacimiento
por Victoria Verlichak
Mondongo. Muerte y renacimiento

Las muestras del grupo entre el Mamba y Ruth Benzacar.

Dos nuevas salas, correspondientes a la segunda etapa de reinauguración del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Mamba, exhiben las poderosas series Paisajes, Teatrinos, Retratos del grupo Mondongo, con curaduría de Kevin Power. Aquí develan la intrigante presencia de Mariano Llinás como parte de la muestra Mondongo presenta al pintor Mariano Llinás (en galería Ruth Benzacar), donde el reconocido cineasta exhibió Río Paraná. Pintura en movimiento, la bella película fue lograda con el registro con una cámara fija -en colaboración de Soledad Rodríguez- de los avances de una embarcación remontando el río hacia Asunción (Paraguay), como parte del viaje Paraná Rá-Angá (2010), expedición científico cultural auspiciada por el Centro Cultural de España que realizó el mismo recorrido atravesado por el expedicionario alemán Ulrico Schmidl en el siglo XVI.
Las maravillosas vistas del Paraná capturadas por Llinás se vinculan con el mismo panorama divisado por Mondongo en el río Uruguay en Entre Ríos, provincia abrazada también por el Paraná, a donde fueron hace más de cuatro años. De ese viaje, los artistas volvieron impactados con los ciclos de la naturaleza que vive y muere, con el movimiento del río que ocasiona tanto verdor como podredumbre, acarrea tanto florecimiento como plantas muertas, y con decenas de fotografías; punto de partida de Paisajes.
En una de las salas, un conjunto de 15 extraordinarias piezas -pintadas, armadas pedacito a pedacito con una plastilina especial- suman un círculo de 45 metros. Ademán de los distintos momentos del río, entre exuberante y devastador, los cuadros de Paisajes proyectan más de una sorpresa. Pero no todo es lo que parece, si mira bien, el observador se encontrará con una oreja suelta por aquí, zapatillas colgadas de cables por allá, frases y personas confundidas tras la compleja y tupida urdimbre que tejen las plantas del río en el horizonte, tan ensombrecido como luminoso.
El asombro persiste en la otra sala, Mondongo allí vuelve a ofrecer piezas para admirar como Retratos; el de Enrique Fogwill hecho con hilos de algodón sobre madera transmite la turbulencia existencial del renombrado escritor. Los detallados Teatrinos, como la fiel reproducción de la tumba de San Francisco o la réplica de la estación científica de la espeluznante Solaris, la novela de ciencia ficción de Stanislaw Lem (1961), llevada al cine tres veces, aluden a otra realidad. Fuera de serie y de las series, la escultura realizada con más de 100 mil monedas de 10 y 5 centavos de peso argentino, con forma de huesos y costillas del esternón, se llama Argentina; la interpretación es libre.
Esta exhibición en Mamba reconfirma el crecimiento del trabajo de Mondongo -ahora Juliana Laffitte y Manuel Mendanha-, que tras su mediática iniciación aseguró su mérito con Calavera, cráneo que encierra tanto universos posibles como mundos perdidos y contiene y describe gran parte de la historia universal; ficticia y real. 
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