Nota publicada online

jueves 8 de julio, 2021
Manuel Ameztoy
Espacio íntimo y arquitecturas del vacío
Costa Peuser, Marcela
por Marcela Costa Peuser
Manuel Ameztoy
Manuel Ameztoy

Sus trabajos exploran el contacto entre la escultura y la arquitectura, la ornamentación y el paisaje, el folklore y el arte contemporáneo. En la galería Cecilia Caballero se puede visitar la muestra con sus últimos trabajos realizados mientras estábamos todos “en casa”.

Sargento Cabral y Suipacha, en el barrio de Retiro. Ochava vidriada y, dentro, una atmósfera inesperada: entre la luz y la sombra, entre el lleno y el vacío, estalla una mancha de color suspendida en el espacio y esto no es magia. Manuel Ameztoy (La Plata, 1973), presenta en Cecilia Caballero "Durante”, una muestra que reúne obras realizadas en cuarentena custodiadas por otras, todas blancas, de distintas etapas de su producción.

Amaztoy en su trabajo aborda, desde hace años, las posibilidades del papel calado como medio, en piezas escultóricas, instalaciones e intervenciones de gran escala, y estas son las que justamente, enmarcan el espacio exhibitivo. “Los artistas grabadores trabajamos directamente sobre matrices”, afirma en su charla con Arte Online, “pueden ser matrices físicas (madera, metal, piedra) pero también las hay digitales, como en este caso.” Se trata de dos enormes planos de tela de poliéster -el mismo material que se utiliza en las cortinas- caladas, capaces detener el tiempo, cuando la luz los atraviesa.

Eligió también incorporar dos cúpulas, también blancas y caladas, que cuelgan del cielo raso de la galería -y que estuvieron en una exhibidas en una Noche de los Museos en el Palacio Pizurno-. Son piezas que en cuarentena desembaló, acondicionó y volvió a embalar. “Como hicimos muchos de nosotros en este tiempo: ordenar.”

Su intensión fue la de habitar el espacio y crear una atmósfera especial al visitante para mostrar su obra mas reciente, una obra mucho mas íntima y completamente artesanal: dos piezas de color, realizadas en gasa pañalera, cosidas a mano -puntada tras puntada- y teñidas con tinturas “Colibrí”, con la antigua técnica japonesa del Shibori. Una técnica que consiste en retorcer, apretar, presionar, amarrar, “bloqueando” ciertas zonas de la tela para evitar ser teñidas. “Lo atractivo es el grado de imprevisibilidad que tiene, obteniendo efectos inesperados e impactantes”. El resultado de esta experimentación flota en el aire; el color puro no es perceptible, sólo pueden advertirse suaves gradaciones de un color a otro.

 

En el subsuelo de la galería se exhiben tres piezas de su “ajuar” realizado en pandemia: un mantel, una túnica -también teñida con la técnica del Shibori- y un quilín. Equipado con una vieja “Singer” y, a partir de prendas propias y ajenas, realizó varias de estas singulares colchas, cuyas raíces datan de la Europa entre los siglos XIII y XVII, para vecinos y amigos. Desde una esquina, una pequeña pieza de Feliciano Centurión, también habla de la necesidad de refugio que nos embarga a todos en estos tiempos inciertos.

Manuel Ameztoy, en su hacer, es un “arquitecto” del vacío que nos acerca, desde una materialidad concreta, a ese umbral, preciso y evanescente, en el que dialogan el consciente y el inconsciente; allí donde nos conectamos con nuestro ser interior.

Aquí el recorrido en vivo con Manuel Amestoy desde la galería

 

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