Nota publicada online

jueves 15 de septiembre, 2016
José Alberto Marchi
Premio María Calderón de la Barca, 2016
por Gracia Cutuli
José Alberto Marchi

José Alberto Marchi fue distinguido por Alberto Robrero, presidente de la Fundación María Calderón de la Barca, con el XXIII Premio de Pintura por su trayectoria y por las obras exhibidas entre los años 2014 y 2015. En ese caso, la muestra ha sido “Sacrificio”, expuesta en el Mundo Nuevo Art Gallery en septiembre de 2015.

En esta edición, la artista plástica y Académica Gracia Cutuli fue invitada a ser jurado del prestigioso Premio María Calderón de la Barca, junto a Delfina Helguera y a Alfredo de la María.

¿Porqué José Alberto Marchi es el pintor galardonado en 2016?

El artista debía distinguirse en la exclusiva técnica de pintura, que es el tema convocante, además debía haber expuesto en el lapso de los años 2014/ 2015, ya sea en el país o en el extranjero.

José Alberto Marchi cumple ampliamente con estos requisitos.  Nacido en Buenos Aires en 1956, donde vive y trabaja, es egresado de la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano y de la Academia Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. Es reconocido en Argentina con las más altas distinciones nacionales, entre ellas el Primer Premio del Salón Nacional de Dibujo siendo un joven de 30 años, en 1986. Luego ha sido galardonado con Premios de pintura en el Salón Manuel Belgrano de la Ciudad de Buenos Aires y en 2013 obtuvo el Gran Premio de Honor en el Salón Nacional de Dibujo además de ser invitado al Premio Alberto J. Trabucco de la Academia Nacional de Bellas Artes. Expone frecuentemente en Argentina.

Su obra tiene repercusión internacional, entre ellas por la beca como artista residente en New Jersey, USA en 1994, luego en 2014 como residente en Oaxaca, México y además en Irlanda, así como en 2015 en New York, USA. Asimismo ha sido expuesta en Bruselas y en Lovaina, Bélgica; Berlín, Alemania; Dübendorf, Suiza; y en varias oportunidades en Los Ángeles, USA, donde tiene una próxima muestra en 2017.

Marchi tiene el privilegio de ofrecernos mucho más que su indiscutible excelencia técnica. Es un maestro transmitiendo sus conocimientos a sus alumnos, pero es un Maestro además porque las variadas técnicas de sus pinturas muestran desde el lienzo su perseverancia en descubrir los secretos de las más antiguas técnicas que él ejecuta con perfección en nuestros días pero con un concepto y una mirada de artista del siglo XXI.

Su trabajo transciende esa excelencia técnica, por eso podemos distinguirlo como un artista.

Además de visitar sus exposiciones, el jurado asistió a su taller donde nos mostró obras de diferentes períodos y temáticas. No puedo extenderme sobre ellas en esta ocasión.  Apenas diré que en uno de esos períodos produjo obras multifacéticas ligadas al sonido y al tiempo musical junto con el músico Daniel Varela. Esta serie en particular fue mostrada en Argentina, en Alemania y en Bélgica.

Las creaciones de Marchi no se reiteran, él sigue un concepto, lo eleva a su maduración y luego sus inquietudes lo llevan por otros caminos. Otras veces vuelve sobre una fuente con renovado enfoque.

Su obra más reciente es la serie inspirada en la escena final del film “Sacrificio” de Andrei Tarkovsky (1986). No se trata de una ilustración ni de una reinterpretación.

A partir de la imagen de la casa incendiada por quien todo lo ofrenda, en pos de una presunta salvación personal o grupal, Marchi desarrolló un relevante trabajo rescatando anónimos personajes hallados en fotografías del siglo XIX que reincorpora a sus telas resignificándolos. Decidió trabajar con grisalla, traducción de la palabra francesagrisaille, utilizada por los pintores del siglo XIV para realizar bocetos, que luego fue ampliamente difundida. En una tela preparada especialmente con un gris neutro, Marchi pinta los volúmenes de las figuras y los objetos en grises en diferentes capas, que delatan sus sutiles diferencias de orígenes de color a medida que el observador profundiza su mirada. Vemos grises fríos azulados y grises cálidos ocres, vemos asomar un gris rojizo detrás del cual adivinamos el fuego que devora las telas de pintor.

Con el anacronismo de las figuras, con el rescate de la antigua técnica, el artista consigue inquietarnos, mantenernos alerta, expectantes. Nada es lo que parece a simple vista. Esta es una de las premisas del arte del siglo XXI: hacer pensar e intuir sacudidos por la emoción estética.

Otra de las riquezas de la obra del artista es que nos ofrece multiplicidad de interpretaciones. Esto es con lo que se hermana con Tarkovsky, con las varias lecturas posibles, aun teniendo sus propias ideas, deja al espectador concluir la obra con su propia mirada. En palabras de José Alberto Marchi, “no pretendo explicar o interpretar estas obras…prefiero “sacrificarlas” en pos de lo que puedan suscitar, para que imágenes y conceptos se reconfiguren de forma abierta a través del lenguaje pictórico.”

Finalizo con una cita a la que recurre el mismo artista, es un texto de Hugo Mujica, del libro “El saber y no saberse”:

“…Es ese relámpago que se enciende en su mismo apagarse, ese instante único que lo vale todo, que es todo, pero todo allí y por siempre cada vez, lo que el creador busca vivir.  Ya no la sospecha sino la certeza de que, en definitiva, es el crear y no lo creado, el acontecer y no lo acontecido, el relámpago y no el trueno, lo que justifica la creación, la creación y la vida, esa creación que dio sentido a sus vidas.”

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