Nota publicada online
Esta es la primera muestra enVITRIOL, nuevo espacio cultural creado para difundir el capital simbólico de artistas contemporáneos de todo el país, creado por Marco Antonio Arslanian y que cuenta con la curaduría de Julio Sánchez. Está ubicado en Tte. Gral. Juan Domingo Perón al 1200, en el barrio de San Nicolás.
Gustavo Escalante es tucumano, artista sensible y autodidacta. Se considera un explorador intuitivo, interesado en las distintas culturas iniciáticas y, en el ejercicio del hacer, aprende y comparte. Desde muy temprano, en su búsqueda interior eligió maestros y se dejó “elegir” por ellos; esto lo llevó a profundizar en las culturas andinas y de oriente y todo aquello que aprendió, hoy lo camparte a través de su arte.
El artista trabaja el papel con las manos; papeles libres de ácido y de gramajes importantes. Con ellos logra un juego luminoso entre pliegue y contra pliegue de una sutil belleza porque, “la que pinta, es la luz.” A su vez estos pliegues son lo que le dan la estructura a la obra y lo suyo es “liberar tensiones porque tanto en el papel como en la vida, si la tensión es demasiada, se rompe.”
En las obras de Gustavo Escalante aparece reiteradamente el Uróboro, símbolo que está presente en varias culturas ancestrales y que habla del ciclo eterno de las cosas, también del esfuerzo eterno, la lucha eterna o bien el esfuerzo inútil, ya que el ciclo vuelve a comenzar, una y otra vez. Es la circularidad de la vida; el renacer.
También la alquimia es directriz en su obra; en la serie de los Nigredos, Gustavo Escalante trabaja el emerger de esa piedra oculta. Cuatro papeles negros que conforman un Uróboro y, por detrás, emerge un color. “Son esas soluciones que uno anhela rescatar después de haber trabajado profundamente en ellas. Detrás de esa negrura aparente, siempre aparece la luz”, explica el artista.
El centro de la sala está “tomada” por una impactante Coreografía de la Sombra. Importantes volúmenes, negros y angulosos que se asemejan a barras de hierro que, contradiciendo su propia esencia, flotan en la sala proyectando sombras danzantes. “En esta instalación trabajo el concepto de la sombra, esa fuerza que nos habita y que pulsa por ser vista y reconocida.” Una vez más la materia prima que utiliza es el papel -en este caso cartulina pintada y plegada-y, en este proceso alquímico del plegado, trasmuta a una corporalidad que percibimos como hierro.
El espacio de la galería, merece un párrafo aparte: el creador de VITRIOL es Marco Antonio Arslanian, orfebre de profesión y con múltiples intereses, como la Masonería y la gastronomía. Así fue como en el 2012 fundó el Café de Marco, un restaurante temático que recupera la esencia del histórico Café de la Revolución de Mayo, y que, además de su singular oferta gastronómica, se ha convertido en un lugar de referencia para memorabilia masónica, sanmartiniana y malvinense. VITRIOL es un espacio en el que conviven la joyería y la sala de arte; un espacio que cuenta con la curaduría profesional y sensible de Julio Sánchez que presentará artistas contemporáneos que trabajan en temas relacionados con las tradiciones simbólicas. Y que ya está proyectando para el año que viene una muestra con obra de Alfredo Portillos, que además de haber sido un enorme artista fue un gran chamán contemporáneo.
En este viaje de la vida hacia la transformación esencial es un viaje que muchas veces resulta complejo y difícil de recorrer sin acompañamiento y que podemos transitar mejor si conocemos el proceso y contamos con las herramientas adecuadas. En este caso el artista cuenta con el acompañamiento de Marco Antonio Arslanian y Julio Sánchez mientras utiliza el papel como herramienta. Podríamos decir que Gustavo Escalante es un alquimista, que hace alquimia con el papel y cada una de sus obra que presenta hoy en VITRIOL es una obra magna.
¡Un verdadero viaje alquímico para hacer y recomendar!
