Nota publicada online

Malba Puertos celebra su primer aniversario con la inauguración de Florencia Böhtlingk: Juro que todo esto sucedió en un día. Obras 2010—2024, la primera exposición institucional de esta artista con curaduría de Alejandra Aguado. La muestra cuenta con más de 80 obras, entre acuarelas y pinturas, que ofrecen un amplio panorama de los últimos quince años de su producción.

El Malba, durante el mes de septiembre, ha celebrado por partida doble. Por una parte festejó los 24 años de su sede tradicional en el barrio de Palermo y en segunda instancia el primer aniversario de su nueva sede en la localidad bonaerense de Escobar, hecho respaldado por la concurrencia de casi 270 mil visitantes desde su apertura, lo cual permite pensar en los compromisos a establecer hacia el futuro.
En Escobar, en ocasión de la inauguración de la exposición de Florencia Böhtlingk, el director artístico del Malba, Rodrigo Moura, además de mostrarse sorprendido por no haber antecedentes de una retrospectiva de la artista, explicó que en la elección del período referido, que incluye papeles, acuarelas y pinturas al óleo en formatos diferentes: "Se nos presentó un panorama de una obra muy madura y al mismo tiempo muy fresca, que tiene un dominio de los códigos de la visualidad moderna pictórica pero al mismo tiempo desde una perspectiva muy personal, con una iconografía que tiene que ver con el paisaje que nos rodea".

Estas definiciones encuentran eco y más precisión en el texto curatorial de Alejandra Aguado, quien allí explica que: "En este período, Böhtlingk sienta las bases de un estilo único que combina geometría y gestualidad y, guiada por su capacidad de asombro y su afán pictórico inagotables, produce prolíficamente imágenes en las que funde el paisaje y los hábitos individuales y sociales para dar cuenta de la vida en los espacios que habita: la ciudad de Buenos Aires y la cuenca del Río de la Plata, por un lado, y la selva misionera, por otro; más particularmente, el Paraje La Bonita."
Florencia Böhtlingk nació en Buenos Aires en 1966. Su formación incluye el paso temprano por la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, la Escuela Ernesto de la Cárcova y el taller de Jorge Demirjián. Más tarde amplió sus estudios de pintura con el maestro Luis Felipe Noé y en el año 1994, la Fundación Proa le otorgó una beca de formación con Guillermo Kuitca. Ha presentado numerosas exhibiciones y formado parte de exposiciones colectivas, tanto en distintas ciudades del país como del exterior. Además de tener trabajos publicados por importantes editoriales, en esta década ha presentado dos documentales: María (2020), codirigida junto a Gisela Gorbalan y Los colonos de La Flor (2016), una semblanza acerca de la vida en una aldea de la selva de la provincia de Misiones. En la actualidad su obra forma parte de colecciones privadas así como de instituciones como el Malba y el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.
La década del noventa supuso para Böhtlingk un punto de inflexión ya que a partir de sus inicios los parajes de la provincia de Misiones comenzaron a ser parte inseparable de sus vivencias y de su arte. La frondosidad del monte, las variantes del relieve de su territorio, su abundante fauna y flora junto a la proximidad de los Saltos del Moconá, cercanos a la frontera con Brasil, ejercieron sobre ella un influjo que aún continúa ya que su vida se distribuye entre Buenos Aires y la provincia mesopotámica.
La exhibición se inicia con dos grandes pinturas donde prevalecen una sucesión notable de palabras pero abordando asuntos y contextos diferentes. En una, Las palabras son imágenes (2020), es posible leer, por ejemplo: Paraguay, tacuara, xangadas, mandioca y otros términos que hacen alusión a la situación social, económica y lingüística de una provincia fronteriza como Misiones. En La campaña (2019), en cambio, que se encuentra atravesada en el centro por una mancha vertical de tonalidad terrosa, el repertorio es bien distinto: elecciones, reforma agraria, trabajo, justicia social, civilización y barbarie; las palabras expresan los conflictos y contradicciones que tienen a la Ciudad de Buenos Aires y a sus inmediaciones como histórico escenario altisonante. En ambas obras, la palabra se vuelve trama y paisaje metafórico de sus espacios de referencia. Esta sección se completa con acuarelas que se relacionan con las experiencias que rodean a la artista y con sus propios códigos; resultan en parte, similares a ensayos donde se prefiguran los desafíos que se ha impuesto para pintar.
En las obras que se exponen en la segunda sección de esta muestra se puede observar como la interpretación de la naturaleza deviene en construcción, en una operación óptica intelectual que acaba en un juego de diagonales, formas, ausencia de perspectiva, colores vibrantes y una clara preferencia por la síntesis que permite la proliferación de minuciosas escenas. Allí es donde la riqueza de los detalles cobran relevancia y la mirada se torna más afectiva; aparecen orquídeas y otras flores, garzas, cotorras, viviendas, personas haciendo tareas domésticas, hornos de pan, ropa tendida al sol, restos de rituales y así muchísimos pequeños aspectos muy significativos. Este sistema es posible observar en obras como Restos umbanda en la orilla (2010).Tal como la artista lo ha expresado: "diálogo entre la geometría y todo lo que va surgiendo ahí adentro."
Si la inmensidad de lo exterior, de la apabullante intemperie, son los factores preponderantes en los paisajes, tanto de la selva misionera como de la costa del Río de la Plata, en la última parte de la exhibición sobresalen las representaciones replegadas hacia el universo familiar o hacia el círculo de amistades y colegas. Desde retratos colectivos como Carnaval en el taller de Paiva (2013), individuales como Agustín leyendo (2012), o Fairovich (2013), o inclusive los dos autorretratos así lo demuestran. En estas pinturas, las huellas de un rostro, las vestimentas o los rasgos expresivos, pasan a ser elementos descriptivos de esa vastedad que constituyen las geografías humanas y cobran tanta profundidad como las vistas de las locaciones anteriormente mencionadas.

La experiencia de visitar Juro que todo esto sucedió en un día, es una buena oportunidad para poder reflexionar acerca de tópicos tales como la naturaleza y el paisaje. Ambos no son exactamente fenómenos naturales sino una construcción humana con sus jerarquías establecidas y aquí dialogan bajo la figura del continente y del contenido: artificio arquitectónico-urbanístico y artístico; formas en que la sociedad entiende, imagina y modela su entorno.
A la exposición de Florencia Böhtlingk se le suma el inicio del ciclo Tres textos que busca ampliar el ámbito de las referencias y significados de las obras expuestas en Malba Puertos, de manera que resuenen los temas e historias de las que se nutrieron los artistas. En esta oportunidad se presentan escritos de poetas como Laura Wittner, Daniel Alva y Marie Gouiric que interactúan con la instalación escultórica del artista tucumano Gabriel Chaile y provocan una transformación del espacio expositivo.
Malba Puertos:
Alisal 160, Bahía, Puertos
Escobar - Provincia de Buenos Aires
Panamericana Km. 45 – Ramal Escobar
Hasta el 08 de marzo de 2026