Nota publicada online

martes 14 de mayo, 2013
Despedimos con profunda tristeza a un grande del arte: Enio Iommi
Costa Peuser, Marcela
por Marcela Costa Peuser
Despedimos con profunda tristeza a un grande del arte: Enio Iommi

El artista rosarino, nacido en 1926, murió a los 87 años. Su arte escultórico exploró desde la abstracción hasta la crítica feroz a la sociedad. Sus obras pertenecen a colecciones nacionales e internacionales por lo que el público podrá mantener vivas las ideas de Iommi a través de su legado artístico.

Enio Iommi (1926- 2013) nació escultor y mamó el arte de las entrañas de su familia rosarina. De su padre Sergio Girola, heredó el oficio de la forma clásica forjada a cincel; de su madre María Iommi, precursora de la confección de la primera capelina en nuestro país, el vuelo y la libertad; de su hermano Claudio Girola, el carácter anticonformista y contestatario; y de su tío Godofredo Iommi, la poesía.

Con apenas diecisiete años participó de reuniones en le Bar Rubí de Plaza Once junto a los jóvenes pintores y poetas que publicaron la revista Arturo, de artes abstractas. Realizó su Primera pintura concreta sobre linóleo e integró el grupo Arte Concreto-Invención junto a su propio hermano, Hlito, Raúl y Tomás Maldonado, Lidy Pradi, Rafael y Raúl Lozza, Kosice y varios otros. El grupo expuso por primera vez en el Salón Peuser de la calle Florida con gran revuelo por parte de los críticos y del público, quienes al no comprender la nueva estética, hicieron graffitis en las obras provocando el cierre de la muestra.

Interesado en experimentar con el espacio mismo, Iommi abandonó la pintura y realizó su primera escultura concreta. A partir de un conjunto de relieves abstractos y geométricos. Siempre respetó su misión de artista y, como tal, reflejó las sensaciones que caracterizaron las distintas épocas; para ello se respaldó en el material, Utilizó madera y adoquines brutalmente atados con alambre, durante la dictadura. Empleó materiales “pobres” -alambres retorcidos, latas oxidadas, trapos deshilachados, botellas rotas y neumáticos deshechos- en inhumanos ensamblados que se internaban en este nuevo espacio dramático.

Con la vuelta a la democracia su aventura artística optó por un camino totalmente irónico. Primero, fueron elementos de uso cotidiano, una cafetera o una cacerola a las que cercenó y abrió, para mostrar el espacio esencial y exhibirlas en un escenario diferente sacándolas de contexto.

Enio Iommi se caracterizó por su vitalidad y por su enorme su pasión por el arte que compartió con sus innumerables alumnos; fue un pensador inconformista dispuesto, cada día, a arriesgarse por su ideal. 

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