Nota publicada online

martes 23 de diciembre, 2008
Despedida al artista Carlos Gallardo
Despedida al artista Carlos Gallardo

Con profunda tristeza se dio a conocer la noticia de la muerte del reconocido artista y escenógrafo Carlos Gallardo, ocurrida el domingo en un accidente en la ruta 9, a la altura de San Nicolás, cuando viajaba con destino a La Cumbre, en Córdoba, para pasar sus vacaciones.

Multifacético y talentoso, Carlos Gallardo se destacó como artista plástico, diseñador, dibujantes, vestuarista y escenógrafo. En la década del '80 Gallardo diseñó los afiches del Teatro San Martín y a fines de los 90’montó una muestra en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, cuya repercusión lo legitimó como artista de pleno derecho dentro del circuito local. Vivió durante 16 años en Canadá.
A continuación, reproducimos como homenaje una nota de Laura Feinsilber a propósito de la muestra Back Up que presentó en el 2004, en el MNBA.

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CARLOS GALLARDO
Poesía y Objetos
por Laura Feinsilber
Los cuadros que en 1989 Carlos Gallardo (Buenos Aires, 1944) presentó en la ex Fundación San Telmo contení­an graffiti, camas, sillas vací­as, escaleras, figuras esquemáticas de trazos infantiles, contenido intelectual en tí­tulos como ¿Godot, dónde estás? En fin, una estética caracterí­stica de los 80.
Destacamos su muestra de 1993 en el Museo de Arte Moderno, que le serví­a de marco para una inolvidable instalación en la que, de un espejo de agua, emergí­an dos muros cubiertos de nombres.¿Qué hay en un nombre? Recuerdos, historias, obsesiones, temores, odios, amores que el artista intentaba rescatar del peligroso olvido.
En 1997 expuso Identi-Kit. En un ordenamiento obsesivo, aparecí­an cartas, sobres, cajas de acrí­lico con fotografí­as borrosas, Esos recuerdos atados con cables de acero para que jamás se dispersen, actuaban como salvaguarda del nudo de la individualidad, de lo que está grabado en la memoria, de lo que, como lo señala Geoge Steiner, permite acordar de aquello que resiste, de aquello que debe permanecer inviolable en la psiquis.
En 2001 realiza un acto crí­tico con su muestra Un golpe a los libros basada en un hecho real acaecido durante el último gobierno militar. El tema de la censura estaba tratado de manera ascética y lo testimonió con un panel compuesto con parte de los 1100 libros que habí­an sido objeto de un acto vandálico. Un video con la lista de los libros prohibidos y los nombres de los escritores desaparecidos completaba esta ominosa visión.
Otras exposiciones revelan la preocupación de Gallardo por el paso del tiempo y en su actual muestra en el Museo Nacional de Bellas Artes demuestra, una vez más, su carácter de obsesivo coleccionista y arqueólogo contemporáneo. No solamente de objetos visualmente poco atractivos como cadenas, cables, buzones y partes de máquinas de escribir, piezas mecánicas, breteles de silicona, condones, vidrio, 4000 jeringas, sino de palabras.
Desde hace mucho tiempo Gallardo recurre a la poesí­a de Olga Orozco: ¿Cuál podrá ser mi reino en esta mezcla,/bajo esta propensión inagotable?...
También son recurrentes las preguntas ¿quién?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿por qué?, que quedan flotando para que intentemos encontrar una respuesta, preguntas que el hombre de hoy , ante los horrores cotidianos, quizás no alcance siquiera a hacerse.
Toda la muestra es una gran escenografí­a ascética, meticulosamente planeada -Gallardo es un escenógrafo de renombre internacional-, un espacio de reflexión y de conflicto en el que logra unir los objetos y las palabras y así­ conformar una suerte de biografí­a que también puede ser la del espectador.
Las cinco series fueron realizadas en 2003: Perpetual Motion, instalaciones de pared o naturalezas muertas, vestigios de mecanismos en los que persiste la presencia de la energí­a del movimiento.
Erratum, fotografí­as tomadas en el puerto de Amberes, mecanismos fuera de uso asociados a fragmentos de la poesí­a de Orozco, Queen Size, serie con formato de camas en estructuras metálicas. Kronos, calendarios donde se desarrollan diferentes contenidos formales a través del tiempo. En Finale, un conjunto de atriles sostienen, a manera de partituras, cartas ilegibles. En este recorrido se mezcla el contraste entre lo ní­tido y lo opaco como los recuerdos, los espacios silenciosos, la inquietante obsesión por el tiempo, alusiones a su propia historia. Por eso, Back Up, tí­tulo general de la muestra, señala que nada deberí­a desaparecer.

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