Nota publicada online

jueves 4 de diciembre, 2025
Daniel Garcia en el Museo Murray
Entre Michaux, Borges y la seducción de la otredad
por Claudia Laudanno
Daniel Garcia en el Museo Murray

El artista rosarino fue recientemente galardonado con el Premio Nacional a la Trayectoria Artística 2025. Su obra Camilla (1990), pasará a integrar la colección permanente del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA). 
El Museo Murray, de Funes exhibe Un bárbaro en Asia, la reciente individual de Daniel García, integrada por un grueso corpus de obras, entre pinturas, tintas y dibujos, donde la citación culta y la relectura de ciertas iconografías orientales, se entrelazan para configurar una figuración de gran potencia expresiva. La presente exhibición forma parte de la agenda cultural, que conmemora los ciento cincuenta años de la ciudad. 

Museo Murray de Funes, Santa Fé

Enclavado en la antigua estación de ferrocarriles de Funes, se erige el Museo Juan Murray que acoge esta singular exposición temática del artista rosarino, con piezas que juegan a “parafrasear”, desde el campo de la pura visualidad, el célebre libro del poeta y pintor, Henri Michaux Un barbare en Asie, escrito entre 1930 y 1931, traducido y prologado, en lengua castellana por Jorge Luis Borges, “no como un deber, sino como un juego”, al decir del autor de Ficciones.
Y en concomitancia con este aspecto lúdico descubrimos el guiño estético de García, quien desde su propio autotexto de presentación explicita su abordaje a la prosa vivencial de Michaux, declarando que sólo toma en préstamo el título de su texto, para la presente exhibición, dejando en claro un sutilísimo entramado de intertextualidades y contaminaciones figurativas. En efecto, como bien acotaba la voz del autor belga, “aquí si bárbaro se ha dicho, en bárbaro hay que quedar”. Así es, que tanto para el creador de Los que fui como para García, la figura del bárbaro es empleada como una forma de “otredad” y resulta interesante cotejar, en ambos, de qué forma se asocia con el concepto de “salvajismo” o “bestialidad”, provenientes del extranjero europeo en tierras ignotas, es decir, ya sean las periferias del Este asiático o el lejano Sur.

En el caso de García, la ironía desaparece, pero se instala en su lugar una gracia por lo absurdo, sostenida, en virtud de una contundente iconografía de inspiración asiática, con figuras femeninas en grandes dimensiones completamente hieráticas. Aquí, el artista se comporta auténticamente como un herético, al “saquear” y “sabotear” influencias iconográficas del Lejano Oriente, pero ya no desde el culto al exotismo, sino desde una mirada de asombro, ensimismada en ese Lejano Interior, la cual, reflexiona sobre cómo y cuándo los bárbaros somos nosotros y no ellos. También indaga en las problemáticas del yo, del cuerpo, las profundidades de la psique, el desplazamiento de los viajes y, aquello que Michaux destacaba, como un doble movimiento: el “panorama alrededor de la cabeza” y el “panorama dentro de la cabeza”.
En el caso de García, destaco una serie, titulada Damas de Shanghai. Se trata de una serie de pinturas y dibujos de inspiración neocubista. Otras obras de gran porte, parten de un trabajo arduo de investigación, en torno a los populares posters-calendarios (yufenpai), característicos de Shanghai de los años 1920 y 1930, respectivamente. 
Otro cuerpo de obras, lo constituyen las falsas urnas funerarias chinas, coreanas y ciertos jarrones orientales con naturalezas muertas. Así mismo, una pintura inspirada en una figura de una bailarina de la Dinastía Han.
En el artista argentino, el concepto de copia y de falsificación, hunde sus raíces en el libro de Han Byung Chul, autor de Shanzhai. El arte de la falsificación y la deconstrucción. En efecto, un shanzai es un fake. Se trata de un neologismo chino, que se refiere a la apropiación de una forma o de una idea, desestimando su status original.
Las figuras femeninas de Daniel García haciendo yoga, o vistiendo sus trajes típicos, abotonados hasta el cuello, son parte de una figuración nómade. Nacida de un escritor de viajes, como Michaux, por su parte gran amigo de Borges. Y de a poco, veremos cómo las historias se entrelazan unas con otras.

Por ejemplo, en Evasión, el escritor que exploraba todos los abismos, declaraba, en tono aseverativo: “Sabe Ud. que irradiamos, que lanzamos fuera de nosotros en todas direcciones, o solamente en línea recta; lejos de esos fémures inmóviles y de la propia inmóvil caja torácica y del propio dormitorio inmóvil, hacemos viajes de los más extensos. Es el alma la que se va, sola, rápidamente (…)” De alguna forma, Michaux hizo siempre turismo espiritual y realmente quedamos estupefactos ante la personalidad secreta del escritor. Como bien relata Borgestodas sus impresiones se destacan por su desparpajo y buen humor”. En este último aspecto, García, no habiendo viajado a Oriente, hace un uso libre de ese cuaderno o libro de bitácora. La misma densidad explosiva del autor, quien comenzó a escribir, desde muy joven, en una revista de vanguardia, denominada Le Disque Vert se redescubre, en estas actuales pinturas del García, vibrando en un sistema de altisima complejidad figurativa. En ambos casos, hay un impulso de vida arrebatador, es decir, famoso élan vital, al decir de Etienne Bergson, el cual, aún pervive. De tal suerte, la intertextualidad entre literatura y arte, conforman trabajos agudos, que no son ni apología ni ataque, sino, las dos cosas a la vez y, mucho más. Un doble viaje a Oriente de ida y vuelta, con una mirada crítica hacia el extranjero, que no ha sabido respetar los códigos y costumbres de las culturas milenarias de China, India, Malasia y Ceilán.
Al decir de Michel Butor, al referirse al creador de El espacio de adentro y La vida en los pliegues, preanuncio visionario del texto de Gilles Deleuze, era “alguien que se encontraba entre naciones, disciplinas y géneros”. Este espíritu cosmopolita saltó a la vista en su doble nacionalidad “francés, belga,”, su dualidad como “pintor y poeta”, observador y observado, sabio y enfermo, arreglándose como podía, para pasar de un lado al otro, abriendo puertas”, sorteando obstáculos. Es decir, traspasando fronteras, jugando en el “entredós”, entre las cosas de este mundo y el universo íntimo y personal. 

Daniel García en su vasta individual del Museo Murray, ofrece al espectador una narración visual poética sobre pueblos de ficción, con un abordaje empírico, neto, sin concesiones. La referencia libresca es solo un pre-texto, avanzando hacia un tipo de figuración que se basa en esa esencia del shanzhai, la cual, se convierte en el centro de su operar, el cual, subraya el aspecto de falsificación, poniendo el énfasis, en el cambio, la mutación, la combinación y la transformación.
Como buen lector modelo y ávido de nuevas significancias, García, en su prólogo de la exhibición, que se extiende hasta mediados de diciembre, aborda también, de manera sucinta, Pierre Menard, autor del Quijote, un relato del escritor argentino, publicado originalmente en mayo de 1939, para la mítica Revista Sur, dirigida por Victoria Ocampo. Según Borges, Pierre Menard era un oscuro escritor francés recientemente fallecido, cuyo mayor logro fue escribir en el siglo XX, los capítulos, noveno, el trigésimo octavo y un fragmento del veintidós, respectivamente.
Por qué razón, Daniel García recurre a este texto de Borges? Evidentemente porque se encuentra asociado a una teoría de la traducción y de la lectura, dado que su punto de partida era una nueva teoría de los lenguajes artísticos, que contemplaba la posibilidad de determinar y delimitar un texto. En este último aspecto, para Daniel García, Paul Menard, como escritor logocéntrico no existe. 
Paralelamente, es importante destacar que el artista rosarino fue galardonado, recientemente, con el Premio Nacional a la Trayectoria Artística 2025, organizado por la Secretaria de Cultura de la Nación, en el marco del 112 Salón de Artes Visuales, que lleva adelante el Palais de Glace, con lo cual, su obra Camilla (1990), pasará a integrar la colección permanente del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA). 

 

La sede del Museo Murray se encuentra en el Paseo de la Estación de Funes y, la muestra puede visitarse hasta mediados de diciembre, de lunes a viernes de 8 a 13 hs y sábados y domingo, de 10 a 12 y de 17 a 19 hs.
 

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