Nota publicada online

martes 10 de enero, 2023
Antropoceno:
La indeleble huella del hombre
Costa Peuser, Marcela
por Marcela Costa Peuser
Antropoceno:

Fundación Proa presenta este impactante proyecto de Edward Burtynsky, Jennifer Baichwal y Nicholas de Pencier quienes, desde 2006, trabajan en la concientización del cuidado de nuestro planeta. Curaduría de la muestra: Sophie Hackett,Andrea Kunard y Urs Stahel

Una imagen vale más que mil palabras y, cuando la imagen es bella y nos acercamos seducidos por ella y ésta nos devuelve una cruda realidad, el impacto puede ser mucho mayor. Esto es justamente lo que buscan del gran fotógrafo canadiense Edward Burtynsky y los documentalistas y artistas Jennifer Baichwal y Nicholas de Pencier, quienes desde 2006 trabajan en la concientización del cuidado de nuestro planeta.

Y no se trata sólo de una imagen sino que son 37 fotografías monumentales que se despliegan a lo lardo de cuatro salas en Proa, varios videos y dispositivos de realidad aumentada que nos sumergen, inesperadamente, en una realidad contundente que necesita que le prestemos toda nuestra atención. Porque es el hombre -ybeste implica a cada uno de nosotros- los únicos capaces de frenar el camino que hemos iniciado: la destrucción del planeta.
es un proyecto que lleva años de investigación, producción y desarrollo por parte de los mencionados fotógrafos, documentalistas y cineastas, quienes trabajan juntos desde aproximadamente el año 2006. Organizada por la Fundación Proa, la Galería Ontario y la Galería Nacional de Canadá en colaboración con la Fundación Mast, la exposición Antropoceno estará abierta hasta marzo de 2022.

El término Antropoceno fue creado por el biólogo estadounidense Eugene F. Stoermer, y lo popularizó a principios del decenio de 2000 el holandés Paul Crutzen, premio Nobel de Química, para designar la época en la que las actividades del hombre empezaron a provocar cambios biológicos y geofísicos a escala mundial. Stoermer y Crutzen propusieron que el punto de arranque de la nueva época fuera el año 1784, cuando el perfeccionamiento de la máquina de vapor por el británico James Watt abrió paso a la Revolución Industrial y la utilización de energías fósiles.
El sueco Johan Rockström y el estadounidense Will Steffen, junto con sus colegas del Centro de Resiliencia de Estocolmo, confeccionaron en 2009 y 2015 una lista con nueve límites del planeta que sería sumamente peligroso traspasar, cosa que ya se ha producido en el caso de cuatro de ellos: el clima, la alteración de la cobertura vegetal, la erosión de la biodiversidad o la desaparición de especies animales y la alteración de los flujos biogeoquímicos, en los que los ciclos del fósforo y el nitrógeno desempeñan un papel esencial.

Para Edward Burtynsky, “Nuestro planeta ha sido testigo de cinco grandes eventos de extinción, y estos han sido provocados por una variedad de causas: el impacto de un colosal meteorito, erupciones volcánicas masivas y actividad de cianobacterias oceánicas que generaron una toxicidad mortal en la atmósfera. Estos fueron los fenómenos naturales que rigen el flujo y reflujo de la vida. Ahora está quedando claro que la humanidad, con su explosión demográfica, industrial y tecnológica, se ha convertido en muy poco tiempo en un agente de un inmenso cambio global. Podría decirse que estamos a punto de convertirnos (si no lo somos ya) en los perpetradores de un sexto gran evento de extinción.”
El recorrido de la muestra comienza con un paisaje de la costa Vasca en España, un paisaje único en el que el tiempo geológico se hace visible a través de tan solo ocho kilómetros. Estas espectaculares capas de roca sedimentaria resumen 60 millones de años que registran dos eras geológicas.

En la segunda sala la experiencia de realidad aumentada nos sacude con la imagen del último rinoceronte blanco norteño macho que fue muerto en Nanyuki, Kenia, una especie condenada a su extinción ya que sólo sobreviven dos hembras.

La sala 3 exhibe la inmensidad de los basurales -en Kenia- que se han vuelto la principal fuente de ingresos para muchos de sus habitantes. Las personas que trabajan allí de manera  informal, clasifican manualmente los residuos y luego los  venden a plantas de reciclaje, a pesar del riesgo que conlleva ya que asi la mitad de un grupo de 328 niños de la localidad, estudiados clínicamente, sufrieron problemas respiratorios y mostraron tener un nivel de concentración de  plomo en sangre que excedían los parámetros internacionalmente aceptados.

En la última sala un video gigantesco de Jennifer Baichwal y Nicholas de Pencier nos sumerge en las profundidades de un arrecife de coral en Australia. En 2016, esta Gran Barrera de Coral, el sistema de arrecifes más grande del mundo, sufrió un devastador evento de blanqueamiento masivo y alrededor del 22 por ciento de los corales de todo el arrecife se perdieron. El blanqueamiento no se limita a Australia, y se ve en otras costas con mayor frecuencia como océano las temperaturas suben y la acidez aumenta.

Como grupo, Burtynsky, Baichwal y de Pencier están convencidos que un compromiso experiencial e inmersivo con su trabajo puede cambiar la conciencia de quienes se involucran con él, lo que ayuda a fomentar un debate ambiental cada vez mayor.
La intención de este proyecto aclara  “no es acusar ni señalar a nadie, sino generar conciencia sobre los sistemas que construimos, pensar de qué manera podemos transformar esas prácticas para que sean menos dañinas. No podemos volver atrás, tenemos que mirar hacia adelante”. Y Burtynsky remata: “Nosotros creamos los problemas; resolverlos también depende de una decisión humana”.
La buena noticia es que, si reaccionamos ahora, ¡todavía hay esperanza!

La muestra puede visitarse de miércoles a domingo de 12 a 18 hs

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