Fernández, Arias, García, Mozzi, Del Hoyo y Motta
Panorama. Artistas del Neuquén
19/07/2018 - 17/08/2018
SALAS FEDERALES
San Martín 857
Fernández, Arias, García, Mozzi, Del Hoyo y Motta

Inauguración: jueves 19 de julio a las 19hs

Una nueva edición de Panorama. Se trata del ciclo que apoya y difunde la escena contemporánea de las distintas regiones del país.

En esta edición, se exhiben fotografías, pinturas, dibujos, site-specific, objetos y obras textiles de artistas que realizan su producción desde la Provincia del Neuquén: Ailín Fernández, Carolina Arias, Juliana García, Laura Mozzi, Marcelo Del Hoyo y Martín Motta.

La exposición podrá visitarse de lunes a viernes, de 12 a 19 horas, hasta el viernes 17 de agosto inclusive

Tal vez, la distancia no es otra cosa que formas espaciales y temporales del sentir. Una trama singular que nos conecta con lo cercano y lo lejano, con un espacio al que continuamente se debe volver. Fragmentos heterogéneos que, como un collage, forman un conjunto simbólico de nuevos-nuestros paisajes. Un recorte aleatorio de un territorio habitado.

De los seis sólo una de nosotras/os es nacida en Neuquén, lugar que es elegido para quedarnos, permanecer, habitar durante cierto tiempo y hacer de esa duración una experiencia significativa; una transitoria permanencia.

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Carolina Arias encuentra animales silvestres muertos en rutas y bosques patagónicos, los lleva a su casa donde los congela para luego practicarles el proceso de taxidermia y crear una ilusión que los retiene.

Su proyecto, Promesa de Paraíso, es una reflexión sobre aquello que precede al caos. Rescata esos seres que se disuelven en el paisaje y los acaricia durante todo el proceso recordando la frase de Rainer Maria Rilke: “Lo bello es el comienzo de lo terrible que todavía podemos soportar”.

Ainsi que l'océan, les steppes remplissent l'esprit du sentiment de l’infini (Humboldt dixit). En ese panorama, que es todo lo que se ve, que es visión de todo, ante los ojos testigos de aquel perro que acompañó en la campaña del desierto y del otro perro que participó del malón (todavía retratados por Blanes y Della’Valle), Pan, que lo es todo, que es hombre y animal en uno solo, despierta de su siesta, colérico, azotando el suelo con sus pezuñas de macho cabrío; tremenda furibunda encuentra eco en el estruendo que es producido por Kai Kai y Treng Treng, quienes serpenteando sus lomos reordenan un nuevo ciclo entre los hombres y mujeres.

De aquel concierto, dieciséis piedras cayeron y dieciséis pueblos nacieron en aquel panorama, ante los ojos perrunos con sentimiento de finitud, anclados en la heráldica fundacional de estas tierras. Marcelo F. A. del Hoyo fricciona sobre cada recuerdo, sobre cada tiempo sensible, hasta lograr lo tangible que nos documenta.

Ailin Fernández vive y convive con el paisaje y su transformación, un horizonte que parece hostil y que está lleno de tesoros, una diversidad inmigrante y una población que creyó en diferentes progresos y modificó la tierra y el agua para hacer un hábitat natural.

Su producción muestra una dicotomía natural... ¿hasta dónde se es natural…? ¿Hasta dónde es vida la muerte…? ¿Hasta dónde se modifican siendo naturales…? que haceres naturales, hogareños, cotidianos y vistas de un supuesto paisaje natural, rústico o salvaje, señalamientos encontrados, foráneos y nativos, habitando, cautivos del desierto.

Hace diez años Juliana García eligió Neuquén para habitar y hace casi cuatro que vive en Barrio COPERSO, de la ciudad capital. En las plantas de las veredas, ventanas, patios delanteros de las casas y departamentos de su barrio rastrea pequeños fragmentos del paisaje urbano donde sospecha que el espacio deviene territorio.

En Vecindad hace foco en la construcción colectiva del paisaje a través de las formas en que el espacio habitado es imaginado, construido, compartido; allí indaga en los procesos a través de los cuales un lugar adquiere identidad (siempre móvil, provisoria, múltiple).

La reciente producción de Martín Motta, Selfman, encarna un intento de habitar la Patagonia, sitio en el que se encuentra pero del que no es originario. Se trata de un pasaje a través del paisaje y una cita al pueblo originario  más austral del continente: los selknam. A través del Hain, adultos de la comunidad, encarnaban dioses con máscaras y pinturas corporales internados en el bosque. Así, los jóvenes de la comunidad realizaban  una serie de pruebas dando lugar a un ritual de iniciación que simbolizaba su pasaje a la adultez.

Ambos: paisaje y selknam, puestos en juego desde un ritual, un situar, desarraigo y pasaje.

Laura Mozzi presenta Tejer un tiempo en la estepa, donde profundiza en las posibilidades poéticas del textil. Muestra, desde la materialidad del tejido y la palabra, la densidad de una experiencia de inmersión en el paisaje estepario.

Mediante el lento ritual de tejer se hace disponible a la cualidad del momento. Transición entre un espacio externo e interno los puntos del tejido transcriben un diálogo, devienen gesto, opacidad rítmica. Siempre cercanos a la sensación de piel y abrigo, los textiles resultan estructuras íntimas que evocan lo vivido.

Dentro de varias experiencias de trabajo en conjunto, Ailin Fernández y Martín Motta realizan sitios específicos con ciertas materias primas que hacen de un recorrido una idea: una obra de cierta característica natural-escenográfica-efímera. En todos ellos se repite el gesto a modo de una reconstrucción “aparente”. Amplitud Térmica, a través de la materiales que viaja desde el lugar de origen (barbotina, tierra de la barda, pigmentos)  intenta conllevar micropolítica de una porción de paisaje colectivo característico de la Patagonia: el desierto. Teletransportar o recrear, como se prefiera, este trabajo presente en la sala del CFI es una simulación etnográfica, como territorio matérico-esotérico o un situacionismo explícito que les permite hacer presente el rastro natural en lo urbano.

Este territorio sigue dándonos formas, constelaciones de palabras, historias. Nos pide abrir los ojos para experimentar lo que no vemos, lo que nos mira. En este espacio dejamos una huella polifónica, sintiendo que no importa de dónde se es, sino donde se está.

Siendo y habitando.

Ubicación

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San Martín 857