Para Kandinsky, mientras el punto está replegado sobre sí mismo y es una afirmación de extrema reticencia, la línea es el resultado del movimiento, se desprende de su centro y pasa de una dimensión estática a otra dinámica.
En las esculturas de Natalia Abot Glenz se ponen en evidencia el nacimiento, juventud y la madurez de las formas lineales en un recorrido dinámico y alegre. El primitivismo de algunos de sus bocetos encuentra su consumación en estructuras orgánicas y puras que se expanden sin olvidar su unidad.
Las formas, captadas en el aire y retenidas en el tiempo, no lucen estáticas ya que sus sombras parecen mantener la memoria del movimiento originario y bailan a su alrededor, como rindiéndoles homenaje.

......................................................................
Más info
Hasta el 4 de abril en el CCRecoleta, sala 11, Junín 1930