Gerardo Feldstein sorprende una vez más con su nueva exposición, esta vez con el dibujo como protagonista. Una lí­nea neta resuelta en dos grosores diferentes, va delineando el contorno de los personajes ubicados en las más extrañas posiciones; pero no se vale de una carbonilla para esbozarlos, sino de alambre de fardo y varillas de hierro utilizadas para la construcción. Estos elementos provocan un encuentro con lo impensado estimulado por la agudeza de su sensibilidad.
Si recordamos el camino transitado por este artista, todo parecí­a indicar que iba en dirección hacia la realización de obras cada vez más de carácter expansivo. Comenzó con la pintura, siguió luego con la escultura, el relieve de color y avanzó hasta la realización de instalaciones. Cuando todo hací­a suponer que continuarí­a con sus originales tridimensiones, Feldstein nos sorprende: la imagen se compacta y el artista se repliega sobre si mismo compartiendo su intimidad.
Esta particular manifestación del dibujo de lí­nea que está presente en todas las obras, nos induce a establecer un juego de opuestos ante el ineludible vací­o que ocasiona. Formado en la filosofí­a del Budismo Zen, comprendió que lo ausente puede ser la representación del silencio, un vací­o estético aguardando su revelación.
En la Galerí­a Empatí­a se exhiben, además, esculturas de carácter antropomórfico realizadas con ramas de árboles encontradas al azar. Una vez más exalta la expresividad de aquellas partes del cuerpo que destacan la presencia humana.

Nota: Hasta el 28 de diciembre
Empatí­a Espacio de Arte, Carlos Pellegrini 1255