Nota publicada online

miércoles 28 de noviembre, 2012
Segunda Naturaleza
Segunda Naturaleza

Dicen que el hábito es una segunda naturaleza.

 Quien sabe, empero, si la naturaleza no es primero un hábito.”

Blaise Pascal

Segunda Naturaleza es la muestra colectiva de fotografías de Rafael Pérez Valdés, Tomás Sánchez, Alejandro Taquechel e Inés White, que se presenta en la Jorge Sori Fine Art de Miami hasta el 15 de enero de 2013. A continuación, el prólogo del catálogo:

"La fotografía es la hija predilecta del sigo XIX; nació en los albores del positivismo, en la época en que el optimismo y la fe en la industria y los avances tecnológicos fungieron como aval del progreso. Sin embargo sus principales adeptos -Steichen, Demachy, Käsebier, Ortiz-Echagüe y el resto de los fotógrafos pictorialistas- muy en contra del creciente ‘automatismo’ de la vida, se ampararon en la naturaleza como espacio metafórico frente al cual instituir una vuelta nostálgica a los valores ancestrales.

Hoy la vida cotidiana, en la que ha devenido Internet o la publicidad, nos devuelve paisajes bucólicos -puestas de sol, cálidas marinas, brumas, montañas nevadas, campiñas que exhiben la amalgama de colores- pululando en nuestro registro estético. Imágenes que encarnan el espíritu de trascendencia que se aspira de la fotografía. Y es que como afirmara el fotógrafo Minor White (1908-1976): “Hay algo en la naturaleza que nos dice: ven y hazme una foto”.

En la primera mitad del siglo XX, en la obra de Stieglitz, Weston, Strand, Adams y el propio White la naturaleza se manifestaba a sí misma a través del ejercicio fotográfico. Mientras Stieglitz concebía la fotografía como registro de la realidad, a la que luego permeaba con su propio sentimiento; White se radicalizaba al considerarla como un instrumento casi místico, que propiciaba un acercamiento a la naturaleza y, por ende, a Dios. Otros como Eugène Atget, Albert Renger Patszch o Walker Evans renovaron la relación entre imagen y sociedad; atentos a que la fotografía pone en tensión los elementos relacionados con el contexto social, político e ideológico. Estos autores vieron en ella un sistema de signos erigidos por la cultura; coincidiendo en el gesto de desarticular las representaciones míticas del paisaje

Segunda Naturaleza es un proyecto que reúne la obra de cuatro autores que comulgan con este itinerario ideológico de la fotografía. Rafael Pérez Valdés, Tomás Sánchez, Alejandro Taquechel e Inés White abordan diferentes perspectivas del paisaje natural y urbano sin pretender ordenarlo, clasificarlo o jerarquizarlo. Se trata en efecto de una serie de perspectivas o miradas que asumen la fotografía como un acto de re-lectura o una (otra) posibilidad narrativa sobre el entorno inmediato. Todas las propuestas tratan, de algún modo, de salvar el paisaje de ese ‘estado de la costumbre’ que es el hábito que cubre a las imágenes fotográficas con la constante intrascendencia.

La fotografía de Rafael Pérez Valdés y Tomás Sánchez tiene como referente el paisaje natural. Pérez Valdés, amante de la pintura, encontró en ella ese nexo con los pictorialistas del XIX, pero también con toda la filosofía del paisaje romántico del XVIII en adelante: se trata de una disidencia estética ante la impronta del racionalismo. Pinta con su ojo y cede voluntariamente a las posibilidades de la edición y la postproducción. Su recreación de esa luz tamizada vista en Turner, es una respuesta a los paradigmas contemporáneos de la belleza; ha sido seducido por el esplendor del paisaje y sus fotografías traducen esta relación amorosa. Pero esa celebración romántica de la naturaleza no es sólo un canto a la belleza de origen, sino al sacrificio aniquilador que se cierne sobre los hombres.

La obra paisajística de Tomás Sánchez, es uno de sus sellos de reconocimiento. Cuando pinta sus paisajes nos crea la sensación de un éxtasis de la visión, cuando no es necesario ya ver nada. Su fotografía es simultánea a esta estética de nomadismo espiritual; sólo que parten de temporalidades distintas. En ese ‘momento fotográfico’, no es concebible ningún pathos, ansiedad o simpatía, lo que equivaldría a un conciente abandono de lo simbólico, porque el cielo, el mar, los detalles, están concebidos como un todo. La obra fotográfica de Sánchez construye versiones verosímiles de la realidad, pero fácilmente transformables en abstracción. Sus imágenes de la naturaleza invitan, en la letanía de su repetición, a desgranar lo invisible de lo obvio, a trascender nuestras propias concepciones del mundo.

En épocas de extrema tensión entre lo natural y lo artificial, propiciada por prácticas biopolíticas y económicas aberrantes, no extraña que una parte de la fotografía contemporánea ya no conciba la naturaleza como algo sobrenatural y trascendente, sino más humana que nunca. Las obras de Alejandro Taquechel e Inés White parten con este referente en su asunción del paisaje urbano.

La obra de Taquechel introduce paralelismos críticos entre las preocupaciones por el territorio, el paisaje, o el propio medio fotográfico; estos conviven en su trabajo con un protagonismo compartido. Sus “Monumentos” son el testimonio fehaciente del fracaso del urbanismo y la arquitectura social; son la crudeza de la ciudad en franco contraste con la panacea natural. No extraña la elección del blanco y negro y un soporte menos pretencioso, para acentuar la idea de desidia que se extiende en su trabajo. Sin embargo, las imágenes de Taquechel no traicionan estéticamente la prodigalidad de la luz y de alguna manera expolian el detalle urbano de su condición anónima. Sus fotografías son parte de una arqueología urbana, que como todo recuento ‘no-autorizado’ goza de los valores de lo autogestionario y disidente.

Mientras, la obra de Inés White examina la iconografía del paisaje, como espacio social. Sus fotografías de espacios arquitectónicos crean un contrapunto visual con sus fotos de aglomeraciones humanas. En ambas se instaura una suerte de trampantojo que nos obliga a expandir nuestra conciencia ante esa línea cada vez más delgada entre realidad y abstracción. El coqueteo con las formas geométricas, es parte de un tributo cultural a la tradición pictórica argentina, pero también ofrece a sus trabajos una cualidad tridimensional, en la que valdría la pena abordar su trabajo, como “nueva escultura”. Las obras en las que ‘lo humano’ se evidencia de forma explícita introducen el color y el movimiento como parte de los valores propios de la fotografía, pero igual como elementos que se imponen en otro nivel de lectura, es decir: como si sus fotografías hicieran explícitas esas superposiciones urbanas como capas de información dentro de la misma obra.

Estas cuatro narrativas estimulan la mirada de quien aún interpreta el territorio de lo fotografiado desde un acercamiento “del natural”. Sus propuestas interviene desde la ideología del paisaje, ofreciéndole nuevas posibilidades de representación. En su fabuloso ensayo La cámara lúcida, Roland Barthes afirmaba: “la fotografía sólo adquiere su valor pleno con la desaparición irreversible del referente, con la muerte del sujeto fotografiado, con el paso del tiempo...”. Una ‘segunda naturaleza’ apuesta por ese paso del tiempo, como otra posibilidad de disentir de la costumbre y ampliar el repertorio de nuestra percepción".

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Jorge Sori Fine Art
2970 Ponce de Leon Blvd. Coral Gables, Fl.33134
Del 15/11 al 15/01

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