Nota publicada online

domingo 16 de febrero, 2014
Sebastián Gordín
Su fantástico mundo se instala en el MAMBA
por Marcela Costa Peuser
Sebastián Gordín

La muestra, organizada cronológicamente, reúne pinturas, objetos y maquetas provenientes de colecciones públicas y privadas como Malba, Museo de Bellas Artes Castagnino + MACRO, de Rosario, y Museo de Arte Contemporáneo de Bahía Blanca.

Esta primera retrospectiva de Sebastián Gordín (1969), que ocupa la planta baja y el subsuelo del renovado museo de la Avenida San Juan, pone de manifiesto el fecundo imaginario y las obsesiones de este artista “ adicto a las maquetas” como él mismo se reconoce.

La exhibición, organizada cronológicamente y curada por Rafael Cipplolini, se inicia con pinturas tempranas de gran formato que remiten a la historieta. Esta necesidad narrativa se inició con las lúdicas cajas -exhibidas en vitrinas a lo largo de la sala-, en las que Gordín propone una historia y cuyo desenlace el espectador descubre al abrirlas como si fuesen de libro. Las icónicas maquetas del Ital Park, el cine Odeón y el Luna Park, reconstruyen las huellas de su infancia, lo mismo que las esculturas-objetos lumínicos que representan golosinas jamás olvidadas, como el Biznikkee Nevado, provocando una inevitable sonrisa en algunos espectadores nostálgicos.

Su temprano ingreso al mundillo del arte le produjo cierta extrañeza, y quedó representado por el “Kit Vernisagge” donde el espectador podía sacar o poner un curador, incluso hacer crecer la colección incorporando nuevas obras. Frente a la maqueta del ICI, el artista recuerda como –en ocasión de su primera muestra en la Institución de la calle Florida- él mismo hacía la visita guiada al interior de la representación de la misma.

La escultura blanca de un hombre que se transforma en historieta -o viceversa- flota en la penumbra de la sala rodeado por las características cajas de Gordín. Muchas de ellas, totalmente cerradas en las que sólo hay un agujero para observar dentro de ellas y otras que a modo de mágicas peceras encierran desconcertantes escenografías que nos involucran en situaciones de infinita tristeza mientras pequeñas gotas de lluvia titilan suavemente.

En el subsuelo del museo, dispuestos en vitrinas que preceden la última sala, se exhiben varios libros realizados por Sebastián Gordín en admirable marquetería que nos habla de su minucioso y obsesivo placer por el trabajo manual. Finalmente, una amable penumbra, nos invita a sumergirnos de lleno en el imaginario de este sutil creador.  

El drama y las pesadillas forman parte de su producción que “encantan” al espectador; Gordín nos seduce con sus inquietantes escenarios que recrean ficciones que quedan “detenidas” en el tiempo como el fotograma de una película extraído el segundo previo al desenlace de la escena. Así, una biblioteca queda congelada un segundo antes de desplomarse y, con ella, se congela la sensación de angustia que esto produce. Como espectadores podemos contemplar la angustiante escena desde distintos ángulos y de esta manera contrarrestar su efecto paralizante ya que con la mente volvemos a ubicar cada elemento en su lugar en un acto creador y sanador.

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Sebastián Gordín (1969) se interesó desde muy temprano por las actividades plásticas y por la cerámica en particular, concurrió al taller de Ethel Wainer y Jorge Macario. En 1989, egresó de la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano al tiempo que realizaba su muestra individual en el Centro Cultural Ricardo Rojas; expuso en dos oportunidades en el Instituto de Cooperación Iberoamericana de Buenos Aires (ICI) dirigido en ese momento por Laura Buccelatto, en 1994 obtuvo el Premio Braque, obteniendo una beca de estudios en París, donde concurrió al taller de escultura de la Escuela Nacional Superior de Artes Decorativas. Le otorgaron los subsidios a la creación del Fondo Nacional de las Artes y de la Fundación Antorchas. Fue invitado a trabajar a tres residencias para artistas en Francia: Monflanquin(1996), Ateliers de artistas de Marsella (2001) y el Fondo regional de arte contemporáneo del Loire (2002).
 Vive y trabaja en Buenos Aires.

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