Nota publicada online

viernes 10 de agosto, 2012
Pasado y Presente
por Melina Ruiz Natali
Pasado y Presente

Herederas directas del fauvismo, las obras de Andrés Iglesias expuestas en Espacio Ag, combinan la herencia europea con el imaginario ecléctico del artista porteño. Con claras influencias de Cezanne y Henri Matisse, las pinturas de Iglesias contienen una vibración de colores que sólo a veces se interrumpe por la presencia de la línea o mancha negra. Sus obras no hacen referencia a nada en particular pero están invadidas por algún recuerdo fugaz, un viaje a Marruecos y la variedad cromática, el verano en la costa uruguaya o una canción de tango. En Ag se exhiben las producciones más recientes de paisajes, naturalezas muertas y algunas obras abstractas en donde siempre sobresale el colorismo arbitrario con el que el artista busca transmitir sensaciones de regocijo. “Muestro sólo las obras que comunican alegría. Pinto también otras cosas, como sucesos trágicos, por ejemplo la crisis del 2001; pero elijo mostrar lo que considero bello”, explica Iglesias.

Andrés Iglesias fue por primera vez un taller de dibujo naturalista a los treinta años. Luego de esa experiencia, comenzó a trabajar prevaleciendo el color por encima de la forma. Es así que destaca la esclavitud que generan las formas, y su intención de sobreponer el sujeto por sobre el objeto. De esta manera, el color adquiere un valor fundamental en la constitución de la obra e inevitablemente se establece una referencia con la frase de Matisse: “Buscar la forma más enérgica de color posible, el contenido carece de importancia”.

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