Nota publicada online

miércoles 15 de junio, 2016
Orozco, Rivera y Siqueiros
Diálogo entre dos épocas
por Pilar Altilio
Orozco, Rivera y Siqueiros

La exposición pendiente y la Conexión Sur exhiben en el Museo Nacional de Bellas Artes, el pasado de una muestra itinerante que no pudo ser inaugurada en Chile junto a una curaduría donde la trama de intercambios con artistas locales se integra para dar cuerpo a este diálogo actualizándolo.

Es necesario recordar aquellas épocas donde el ideal revolucionario y el sistema socialista de gobierno fueron una aspiración continental, ya que solamente apelando a ese pasado puede entenderse el título de la muestra “La exposición pendiente”. En 1971 el presidente chileno Salvador Allende pronuncia un discurso en el que anuncia que sólo acribillándolo “podrán impedir mi voluntad, que es hacer cumplir el programa del pueblo”. Dos años más tarde aquella frase selló lamentablemente su destino y fue derrocado por la dictadura de Pinochet. Mientras esto sucedía, en el Museo Nacional de Chile se hallaba colgada y lista para inaugurarse, la muestra de muralistas mexicanos, curada por un gran impulsor del arte de su país, Fernando Gamboa quien se había encargado de hacer circular una selección de la colección del Dr. Alvar Carrillo Gil. La muestra proporcionaba la idea de la historia mexicana como modelo a seguir e incluía unas ciento sesenta y dos obras, entre bocetos y pinturas de varios períodos de los tres grandes muralistas Orozco, Rivera y Siqueiros.

Pero la historia se interpuso de manera dramática y las obras debieron ser descolgadas y luego sacadas del país en la forma más sigilosa pues el propio museo fue acribillado. La historia fue recuperada por la investigación de Carlos Palacios y finalmente pudo ser inaugurada el año pasado en el mismo museo chileno. El director de MNBA, Duprat se acercó a verla e intuyó claramente que aquel corpus interesante bien valía una muestra en Buenos Aires, no sólo por la relación de conocimiento que hubo con algunos artistas locales, con Siqueiros sobre todo a partir del mural que se hizo en la casa de Botana, sino porque aquellos ideales pueden rastrearse en algunos artistas argentinos que reflejaron una época llena de crueldades que atraviesan nuestra historia en la década del 60 y 70.

Así nace la idea de la curadora argentina, Cristina Rossi, quien hizo un trabajo profundo y armó la Conexión Sur, exhibida de forma tal que aquella dimensión temporal que abarca el período de producción de los mexicanos desde la primera década del siglo XX hasta los años 40’, dialoguen con nuestros Antonio Berni, Carlos Alonso, Lino Eneas Spilimbergo, Juan Carlos Romero, Diana Dowek, Juan Carlos Distéfano, Emilio Urruchúa y Juan Carlos Castagnino, segmentando otro período, que va de los 40’ a la década del 70’.

La colección Carrillo Gil, convertida en Museo desde hace muchos años, proveyó de las obras, ahora reducidas a setenta y seis, que revirtieron esa postergada apertura y como dijo el propio Duprat, hacer estas relecturas permite poner en valor el acervo local y darle un espacio a que estos relatos puedan nuevamente ser pensados por las nuevas generaciones. Con un extenso programa de charlas, encuentros y recorridos educativos, esa misión se está cumpliendo ampliamente y en verdad, quien visite la muestra verá que el público es de lo más heterogéneo.

Siguiendo las pautas de una serie de estaciones bien articuladas entre sí, se puede ver la maestría de los bocetos, con esa precisión de las líneas de carbonilla vibrando sobre el papel neutro y esa misma concordancia con otra temática en algunas obras de Castagnino. El color potenciado de Berni en “El obrero herido” de 1949 y la fuerza de los colores en Orozco casi por la misma década. Además de documentos y notas periodísticas que van narrando de manera clara los sucesos que atraviesan estas épocas.

El trabajo curatorial se puede leer en excelentes textos que componen un libro de próxima aparición, y vale la pena su lectura pues allí no sólo se reflejan las ideas que siguieron los curadores sino que se recupera una parte de nuestra historia. Aquellas ideas de un continente americano que buscaba su autonomía de los Estados Unidos, señalando desde el arte las ferocidades de un plan de dominación y evidenciando los levantamientos populares que fueron parte de una historia de la sociedad civil en busca de la democracia para la región sur.

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