Nota publicada online

miércoles 29 de mayo, 2019
Ninfas, serpientes, constelaciones.
La teoría artística de Aby Warburg.
por Vanesa Catellani
Ninfas, serpientes, constelaciones.

Desde Arte Online, proponemos visitar en clave de juego la teoría de Aby Warburg, puesta en escena por José Emilio Burucúa.

La muestra que nos plantean José Emilio Burucúa y su equipo curatorial en las salas 37, 38, 39 y 40 del Museo Nacional de Bellas Artes hay que entenderla en clave de juego. Un juego que nace con las reglas de mirar lahistoria del arte desde la teoría de Aby Warburg (1866-1929),—a través de las obras que seleccionaron— para hilar narraciones a partir de las figuras que en ellas se repiten.

Aby Warburg no fue un historiador del arte clásico de su época. Fue un gran investigador y estudioso con nociones de filología, religión, antropología: un científico del arte. Preocupado por las imágenes y su significado, fue de los primeros en concebir una sistematización de todas ellas —de lo que hoy llamamos iconografía—. Su investigación parte del estudio del Renacimiento, en la que comienza a entender que la figura de la ninfa se repite y se recicla a lo largo del tiempo en diversas culturas, con diferentes connotaciones; a esto él lo denomina pathos formeln: fórmulas de la emoción (“tropo visual cargado emocionalmente que se repite a lo largo de las imágenes”). A diferencia de otros historiadores del arte, propone que el Renacimiento también puede ser entendido como una crisis en la cual los artistas expresan su sentir a través de la figura de la ninfa. Es a partir de estas ideas que realiza su primer tratado, en el que historiza sobre cómo nuestras emociones se expresan en las imágenes.

Warburg es de los primeros en postular que la historia del arte no se puede entender linealmente, sino como espiral o eterno retorno. Propone una perspectiva transhistórica, plantea que todo está conectado con todo, lo que hace que vivamos una continua metamorfosis. Crea el Atlas Mnemosine—de la mitología griega: el Titán Atlas condenado por Zeus a cargar con el peso de Urano, y Mnemosine, la personificación de la memoria—, algo así como un compendio de la emoción humana en imágenes. Con influencias del cine ruso de Sergei Eisenstein, trabaja las imágenes en su mesa de montaje y las composiciones que realiza tienen la impronta de las tomas del cineasta. Pionero de la globalización, de alguna forma concibe el germen de lo que sería más tarde un buscador de imágenes temático en internet.

El espectador debe ir lanzando los dados para avanzar en su recorrido e ir atravesando los núcleos temáticos: serpientes, ninfas, constelaciones, el héroe y el espacio para la memoria. Frente a estos cinco ejes que seleccionan Burucúa y su equipo curatorial como base de la narrativa visual, el espectador tiene que agudizar su imaginación dentro de esa trama y realizar las conexiones. Por ejemplo, las que se tejen entre la escultura de Yrurtia Cabeza de boxeador de 1929, en la que la imagen del boxeador funciona a modo de gladiador actual —como lo indican los curadores en su texto—, con las otras obras que la acompañan, como Heracles, el arquerode 1909 realizado por el artista Émile-Antoine Bourdelle. También esta última, al estar ubicada dentro del núcleo del héroe, se metamorfosea y “su Heracles encarna tanto al héroe de Tebas como a todos los héroes de la humanidad”.

Los invitamos a disfrutar de la presente muestra, jugando a encontrar las conexiones posibles entre las obras, teniendo en cuenta la pista clave que nos dio Aby Warburgen su teoría:“Una imagen modifica a la otra”.

+INFO

Notas más leídas