Nota publicada online

martes 15 de mayo, 2012
Mnemosyne
por Sofía Dourrón
Mnemosyne

El proyecto de Rubén Grau tiene como punto de partida el registro fotográfico de las bibliotecas personales de un grupo de artistas, escritores y pensadores argentinos.

La última muestra de Rubén Grau (Buenos Aires, 1959) en la galería Laura Haber navega entre las corrientes del conceptualismo y un mar de variaciones materiales sobre una misma idea: la memoria y el conocimiento, y la biblioteca como manifestación de esta idea. Mediante un sinnúmero de medios y soportes que incluyen fotografía, instalaciones, pintura y objetos, Grau elabora su interpretación de la memoria y de la biblioteca personal como construcción de conocimiento en la cultura argentina.
El proyecto, iniciado en 2010 gracias al apoyo obtenido a través de la ley de Mecenazgo, tiene como punto de partida el registro fotográfico de las bibliotecas personales de un grupo de artistas, escritores y pensadores argentinos que han tenido algún tipo de incidencia en la construcción de la cultura contemporánea argentina, como Clorindo Testa, Felipe Noé, Jacques Bedel, Eduardo Stupía y Luis Benedit. El contenido de estas bibliotecas, fiel reflejo de las personalidades de sus respectivos dueños, sirve como disparador para la creación del conjunto de obras que hoy conforman esta exhibición.  En una especie de coro polifónico las diversas piezas develan el entramado de textos y conocimientos que se esconde detrás de algunas de las manifestaciones más celebradas de los últimos 40 años de la historia de nuestra cultura. Es sorprendente que al asomarnos al bagaje literario de cada artista se nos permite no sólo agregar nuevas capas de sentido a sus ya conocidas obras, sino reinterpretarlas desde renovados puntos de vista.
El trasfondo de este work in progress  pareciera ser un ejercicio de la memoria que evoca a la diosa griega Mnemosyne como santa y patrona. Un intento de elaborar una síntesis mediante la cual los recortes personales de un grupo de personajes de la cultura se configuran en reflejo de la memoria colectiva de un pueblo y sus modos de producción y transmisión de conocimiento. Detrás del velo de poéticos tonos tierras y ocres que instan a la estetización y el goce romántico, yace el potencial latente de cada pieza, interconectada con la siguiente por un frágil e imperceptible hilo que da forma a la exposición con declarada intención intelectual.
Así como Aby Warburg con su Atlas Mnemosyne, fuente de inspiración para este proyecto, buscó reconstruir la historia del arte y su iconografía a través del tiempo y de las civilizaciones mediante una inmensa colección de imágenes y referencias producto de sus incansable espíritu investigador y coleccionista; Grau realiza, en pequeña y modesta escala, el camino inverso, partiendo de las bibliotecas ajenas para ensayar la reconstrucción del entramado histórico y social de nuestra propia historia cultural de los últimos años.

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