Nota publicada online

martes 18 de octubre, 2011
Marcel Antelo. Chapadmalal
por Viviana Saavedra
Marcel Antelo. Chapadmalal

La palabra escrita en cursiva enlaza las letras, las dibuja. Es, naturalmente, contenedora: le da organicidad a la palabra.

Chapadmalal (en cursiva), es el título concedido por Marcel Antelo a esta instalación fotográfica. “La palabra chapadmalal es de origen araucano y significa corral pantanoso, esto constituye una ironía toponímica, ya que no tiene nada de corral ni tampoco de pantano. “En mi historia, es el nombre adecuado”, señala Marcel en el texto de catálogo que ella misma se encargó de escribir. Tal vez la cadencia de la palabra escrita en cursiva sea capaz, con su ritmo exquisito, de poder desdibujar las contradicciones que pueden habitar en un vocablo al momento de usarlo, y sobre todo, de resignificarlo.
El relato comienza con la proyección de fotografías rectangulares a color de los años 70. Podrían ser las fotos de cualquier familia que, por esos años, vacacionaba en las costas argentinas. Son fotografías tipo, “fotos caseras fuera de foco”, apunta Marcel. Imágenes borrosas para la vista, pero que se tornan bien definidas a la hora de constituir una parte de la historia personal.
Es necesario descender las escaleras hasta el sótano de la galería para continuar la historia. Allí aparecen en serie las fotografías de pequeño formato (impecablemente enmarcadas) que re-tratan aquel lugar de las vacaciones de la infancia. Son fotografías digitales sin retoques tomadas en 2010. En simultáneo, aparece la voz inofensiva de una niña en forma de discurso ininterrumpido, en el que se puede escuchar, entre tantas frases, “la dignidad de ser un niño aplicado…”.
Las fotografías se centran especialmente en captar la reglada arquitectura pabellonaria del complejo turístico de Chapadmalal bajo un cielo plomizo. La melancolía solo toma cuerpo en las imágenes de vacíos juegos infantiles que, sin pasado ni futuro, se alzan de cara a un mar remoto. La figura humana queda prácticamente ausente. Hay sólo una fotografía realizada con la técnica de impresión lenticular en la que aparece (y desaparece), según el punto de vista, la figura de la madre de la artista, una imagen fantasmal que no logra incrustarse en el paisaje. Una ilusoria tercera dimensión que ronda en un sinfín de presencias y ausencias.
¿Cómo nos mira lo que vemos después de tanta distancia? Pareciera que el mar no es aquí lo profundo, lo profundo queda de algún modo (extrañamente) encallado en la costa, esa zona cambiante de límites dudosos e imprecisos. Existe un plan: volver a habitar ese espacio-tiempo al conjuro de la fotografía que exorciza, para volver a ocupar “el Chapadmalal de mi infancia, de sonidos ahogados…”
La distancia crítica permite, a veces, re-apropiarse de algunas cosas para darles un sentido nuevo (sanador, tal vez). Quizás sea cierto aquí, también, que la distancia es la forma espaciotemporal del sentir, como escribía Erwin Straus.

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Marcel Antelo. Chapadmalal
Galería Wussman, Venezuela 570.
Hasta el 11 de noviembre
Lunes a Viernes de 14 a 20 hs. Sábados de 11:30 a 13 hs.

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