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martes 18 de noviembre, 2025
Malka Aversa
Latidos. El ritmo del corazón
Malka Aversa

Existe una extendida costumbre a partir de la cual artistas de todas las épocas y continentes trabajan con materiales que encuentran a su paso. Pueden tomar ramitas de troncos o piedras de alguna cantera. Los buscan en una ferretería o encuentran en viejos anaqueles: talonarios de papel, palanganas, recortes de metal y mostacillas. Otros rescatan del paisaje urbano pedazos de ladrillos o tambores de lavarropas. Malka Aversa(Buenos Aires, 1991994) forma parte de esta tradición.
La artista recorre librerías y pinta corazones sobre papeles artesanales o hace collages con films de acetato. Cala corazones sobre chapa, o los contornea en los retazos de tela descartados por algunas de las fábricas del conurbano. Hay corazones hechos con cientos de alfileres, chinches y perlas porque mientras algunos pinchan, otros brillan; están los que resplandecen y aquellos que cambian su aspecto según el punto de vista desde el cual se los mira. El corazón además de ser un órgano vital y representar universalmente al amor, es la forma con la que la artista otorga vida a los materiales que encuentra, porque los corazones de Malka animan amorosamente lo inanimado.

Hechos con todo y para todos los gustos: kitsch, op y pop, la artista comenta “Hace más de diez años que los pinto. Nunca me detuve del todo a pensar por qué lo hacía. O tal vez sí, pero no encontraba una razón exacta…”. Estos corazones esotéricos, surreales y cercanos al art & craft dan cuenta de la pulsión extremadamente productiva y vital con que la artista encara su práctica. Un hacer que implica la metamorfosis de los materiales mientras que también éstos últimos, en un acto recíproco, la transforman a ella.
En 1972 Neil Young cantaba “Heart of gold”, unos años después Blondie interpretó “Heart of glass”, desde 1993 en las radios de todo el mundo suena “Shape of my heart”, the Sting. Rock, Pop, baladas; corazones de tela, de papel; iluminados, luminosos, ominosos o indescifrables… “Seguimos hablando y escribiendo de amor, no para saber qué es, sino para mantenerlo insabido, para que sus sentidos se vayan diluyendo. Porque, como dice Julia Kristeva, el riesgo de un discurso de amor, de un discurso amoroso, proviene sin duda sobre todo de la incertidumbre de su objeto. En efecto, ¿de qué estamos hablando?”. Se canta sobre el amor en todas las melodías, se habla de él en cualquier idioma, se lo representa a partir de mil formas, se graban corazones sobre chapa, se los dibuja sobre papel y se los garabatea en las puertas de los baños porque el corazón, protagonista de la obra de Malka Aversa, representa eso tan inasible que es el amor y que nos mantiene vivos.

Lara Marmor

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