Nota publicada online
No buscan luchar contra espacios de legitimación tradicionales del arte, simplemente se diferencian haciendo lo que los demás no.
Lo curioso es que los creadores de estos tres proyectos, conciben a la venta de las obras como la última instancia de un proceso que comienza alejado de cualquier intercambio económico concreto. Ante esto sería lógico preguntarse cuál sería su objetivo primogénito. La respuesta es tan amplia como la cantidad de actividades que llevan a cabo. Tienen una visión global, no sólo se trata de una exhibición en sala sino que apuntan a otras instancias de diálogo, de mostrar y visibilizar expresiones artísticas y estéticas de la contemporaneidad.
Hace ya varios años en Córdoba se palpa un auge del concepto de “gestión cultural” y esto se evidencia en importantes instituciones oficiales y privadas dedicadas a formar gestores. Es probable que esto, se deba a la necesidad de darle forma y profesionalizar este trabajo de pura persistencia y, aparentemente, intuición.
PLATAFORMA
En agosto de este año, Emika Luna y Luisina Mengo presentaron un extenso subsuelo blanco al que llamaron Plataforma, hoy intervenido por completo, ubicado en pleno centro de Córdoba. Su idea fundante fue plasmada en un Manifiesto que es su bastión donde señalan una clara intención de promoción de artistas jóvenes y consolidados, a la vez que acentúan un interés por combinar disciplinas tradicionales y nuevos medios.
Es un escondite, es como “entrar a otro mundo” dicen, donde nada es azaroso. Como una consigna casi ineludible, el espacio es propuesto como interlocutor de la obra. Los artistas deben pensar esa estructura cúbica como determinante de algunas decisiones del montaje.
Sus impulsoras intentan “buscarle lo bello a todo lo que se haga”, un planteo que connota una búsqueda interminable, no hacia estándares del gusto, sino a consideraciones individuales sobre aquello que nos pueda satisfacer de alguna u otra manera. En coincidencia con los anteriores, también van en busca de compradores jóvenes, lo que deja relucir un potencial económico y de consumo que tradicionalmente no ha sido buscado en el arte.
