Nota publicada online
Después de conocer qué los subyace, al participar de cualquiera de sus actividades sería factible suponer que uno palpa una elocuente declaración de principios representada en un proyecto curatorial, por ejemplo. Su tarea supera y trasciende la gestión los recursos que pudieran involucrar el normal desarrollo de sus propuestas.
No son organizaciones formales que miden sus alcances a partir de un presupuesto anual. Por el contrario, cada proyecto encarado representa un nuevo escenario de acción, regido por diferentes parámetros y vicisitudes ante las que responden siempre con creatividad. Pero bien, si no se rigen en función del dinero disponible, entonces ¿cuál es su medida? Las ganas y la convicción en su inagotable quehacer.
Poseen una cantidad variable de miembros. Aunque de base están siempre sus impulsores, quienes acompañan lo hacen en calidad de colaboradores y sólo algunos de ellos perciben algún tipo de remuneración. Lo que demuestra un alto grado de informalidad que en ocasiones impide la profesionalización de los gestores, y su valoración simbólica y económica. Sin embargo, detrás hay mentes pensantes y cuerpos hiperactivos en busca de generar nuevos y novedosas propuestas.
Pese a este panorama poco optimista, cada uno de ellos responde con una actitud que indudablemente lleva a reconfigurar nuevos modelos de organización. La autosustentabilidad es, en definitiva, uno de sus bastiones. Y superarla, uno de sus objetivos.
MINI CONTEMPORÁNEO
Como su creador, el artista Juan Martín Juares, lo define como un “proyecto curatorial” nacido en 2009 que busca visibilizar y producir acciones vinculadas exclusivamente a la obra contemporánea en pequeño formato, tampoco buscó la venta en sí mismo. No cuenta con un espacio de exposición propio, sino que va ocupando diferentes lugares que considere deliberadamente aptos para hacerlo. Para él, casi todos. Sus propuestas son únicas y en ellas confluyen diferentes artistas.
Para él, Mini Contemporáneo es una “reacción” ante las dificultades de incluir este tipo de expresiones dentro de la circulación artística local. Su atracción por este formato viene de considerarlo “más humano” e íntimo. Lo que le da sentido a esto es lo que él denomina “la caída del paradigma de lo monumental”, donde inevitablemente hay una vuelta a estas pequeñas piezas donde está todo por encontrarse, se asume un riesgo, no va en busca del “impacto visual” sino que invita a descubrir.
La cita que titula esta nota le pertenece a Juares, quien desde hace cinco años, sin contar su trayectoria completa, no abandona la gestión y, gracias a eso, hoy puede atribuírsele el incremento de la circulación de obra en pequeño formato en varios circuitos tradicionales hasta incluso el de coleccionistas.
