Nota publicada online

jueves 15 de julio, 2021
José Luis Landet
Un atajo hacia un universo infinito
Costa Peuser, Marcela
por Marcela Costa Peuser
José Luis Landet

Muestra antológica de José Luis Landet, curada por Sandra Juárez, a través de la cual podemos llegar a conocer su proceso creativo y sus principales inquietudes: ¿quién produce los objetos culturales, quién los distribuye y quién los consume?

Puede visitarse, en el Marco de La Boca, hasta mediados de Septiembre; caso contrario, recomendamos recorrer la muestra a través de estas cápsulas.

La obra de José Luis Landet es casi inabarcable, como inabarcable es su creatividad y todo lo que sucede y contagia a partir de ella. No sólo produce su obra sino que, convoca a amigos artistas, para que ésta siga creciendo y explorando distintas disciplinas como la música y el teatro.

Landet en un gran acopiador y, también, un gran apropiador. Los mercados de pulgas son su lugar de “encuentro” con la materia prima “cargada de memoria, tiempo y uso”. Registra fotográficamente, clasifica y procede a las distintas acciones, según lo específico del proyecto: “archivar, cortar, quebrar, tapar, falsificar, sumergir, fragmentar, simular; sacar de las sombras y ponerle las propias”. Desde el comienzo de su carrera como artista -tanto en México como en Argentina- utiliza este recurso para investigar la imagen.

Como afirma Sandra Juárez en el texto que acompaña la muestra, “El método Landet se asemeja a la arqueología procesual y dirige su investigación a encontrar vestigios culturales a los que denomina ruinas civilizatorias y es a partir de estos materiales que realiza una apropiación radical y poética de las imágenes, sean estas pinturas o piezas gráficas”.

En la planta baja del museo la muestra se inicia con los ensayos de Lenin; 32 tomos cuyas 16.000 páginas han sido sumergidas por el artista en esmalte sintético negro mate, dejando apenas una línea de texto visible. “La idea es generar una partitura, con amigos que se dedican a la composición musical, a partir de esta obra.”

Otra de las series que presenta aquí investiga cuatro décadas de procesos políticos argentinos, trabajados a partir de las tapas de libros de izquierda, fragmentados e intervenidos. La tercer serie son trabajos realizados al comienzo de la pandemia: unas máscaras de cuyos ojos emergen galaxias, “un presente distópico, con barbijos y miradas distantes”. Las tres series organizadas a ‘lo Landet’ dialogan entre si.

En la pared del fondo se destaca “la Tríada”, un impactante muro de 162 obras de 20 x 30 cm. “Me interesa investigar sobre algunos vestigios o desechos socioculturales”, en este caso se trata de cientos de imágenes de enciclopedias -entre los 40 y los 60- que acopió por años y clasificó mas tarde según una serie de temas. A la hora de seleccionar las tríadas lo hizo lúdicamente, en medio de ejercicios de Tai Chí y prestando atención a su respiración como forma de inspiración. Después de componer cada tríada las montó sobre cartón, para luego fotocopiarlas y romper el original para montarlas esta vez sobre madera y sumergirlas en pintura negra para ‘enmarcarlas’. El último paso del proceso está relacionado con la adquisición de 70 tomos que hablan de cómo la ciencia lee el cosmos hoy; los títulos y subtítulos prolijamente recortados, seleccionados al azar, completan aleatoriamente, cada una de estas tríadas; generando sorprendentes textos.

 

En el medio de la sala se despliega “El Atajo”, una instalación transitable que lleva al primer piso del museo y la ocupa con desmesura. Un atajo que en lugar de acercar la meta, aletarga los tiempos y nos propone observar detenidamente. Un atajo en el que nos sumergimos en la búsqueda de experiencias, relatos y situaciones de ficción inesperadas. Es aquí, precisamente, donde se realizan los ‘Intercambios’ con críticos de arte y escritores para hablar del proceso creativo y dónde el grupo de teatro ‘Bomba de Humo’ realiza sus ensayos y prácticas que son filmados y se comparten en las redes del museo.

 

El Atajo permite acceder a la sala del primer piso donde se destaca, flotando en el espacio, una obra de Enrique Nani, pintor amateur de La Boca cuya paleta y mirada romántica y bucólica siempre interesa a José Luis Landet.

La pintura era parte de un lote adquirido en el mercado de pulgas; la sorpresa fue cuando encontró, pegada en su bastidor, una carta dirigida a un amigo del autor recordando características de este barrio porteño.

A partir de esta pintura que reverbera en el espacio, Landet procede a seleccionar sus tonos y arma las dos ‘partituras’ que la circundan a ambos lados. Para ello toma retazos de obras propias y de amigos amateurs, las sumerge en pinturas adquiridas en una pinturería tradicional de La Boca y compone estas piezas “que en algún momento van a sonar; la idea es vectorizarlas de acuerdo a su tamaño y color y se les asignará un sonido".

La obra del fondo es un paisaje fragmentado que parte, nuevamente, de obras recuperadas de pintores amateurs; óleos sobre tela de las años 40 a 70 unidos por un por un verde presente.

 

En la última sala el escritorio y archivo Landet, revela el proceso creativo de otros cuatro proyectos: Descripción e interpretación; Identikit, retrato y firma; Gómez artista y mentor y el Nuevo Lenguaje que el grupo de teatro Bomba de Humo está ensayando para presentar, posiblemente en noviembre, en el museo a cielo abierto en Cañuelas, que está armando el MArCo y donde será trasladada la instalación.

La muestra, que reúne 467 obras, visibiliza nueve líneas de trabajo que el artista trabajó en los últimos 10 años. José Luis Landet tiene la capacidad de conectarse con ese océano de creatividad que habita en su interior y derramarlo, como lava que avanza lenta, transformando todo lo que toca en nuevas experiencias creativas.

Un verdadero atajo hacia un universo infinito.

 

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