Nota publicada online

viernes 9 de mayo, 2025
Jorge Miño y Valentina Quintero
Otros indicios sobre el cuerpo en el Moderno
por Alejandro Zuy
Jorge Miño y Valentina Quintero

En el marco de su programa de exposiciones Arte Es Teatro, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires ha inaugurado dos nuevas exposiciones con impronta federal, ambas curadas por Raúl Flores: “Jorge Miño: La cuarta pared”, una iniciativa que explora la relación entre fotografía, espacio y espectador y “Valentina Quintero: Un día en la vida”, la primera exhibición institucional de una joven y multifacética artista mendocina.

El cuerpo es un conjunto de enunciados compuestos socialmente, es un reservorio orgánico de la historia humana, un archivo político vivo, un espacio constante de inscripciones y reinscripciones de sistemas de gestión y control de la vida. En el cuerpo se manifiestan la cultura, la identidad, las disputas por su legitimación, asimilación o exclusión de cada sociedad. Reflexionar en, sobre, o a partir del cuerpo ha sido siempre una práctica perturbadora y desafiante. Las dos exposiciones que acaban de inaugurarse en el Museo Moderno, posicionándose desde estrategias diferentes pero concomitantes, lo tienen en un lugar central.

Jorge Miño - Lola Vazquez Aparici

La cuarta pared: el cuerpo invocado
El cuerpo es material. Es aparte. Distinto de los otros cuerpos. Un cuerpo empieza y termina contra otro cuerpo. Incluso el vacío es una especie muy sutil de cuerpo.” Esto escribió hace ya algunos años el filósofo francés Jean Luc Nancy en su célebre pesquisa titulada 58 indicios sobre el cuerpo. En la decena de obras que componen La cuarta pared del artista Jorge Miño (Corrientes, 1973), el vacío juega un papel fundamental. Se observan en ellas arquitecturas ficticias en donde se encuentra ausente la figura humana. Por lo tanto no se trata de cualquier vacío. Esos vacíos en verdad son espacios que capturan el entorno expositivo, que involucran al espectador, que se nutren de él y que apelan a su complicidad. En ese encuentro entre la contingencia de quien transita y la incógnita que aguarda, sólo la mirada vacilante, la que se entrega al juego, puede develar lo oculto.

Es pertinente recordar que el término “cuarta pared” remite a una convención teatral que alude a la pared imaginaria que existe entre los actores y el público. Aquí se puede ser consciente de ese límite y no por ello sentir la intensidad de las fuerzas que lo atraviesan; fuerzas en las que reina la ambigüedad y el extrañamiento.
Volúmenes contundentes, geometrías dislocadas, escalones quebrados, superposición de planos se despliegan a ambos costados del pasillo del primer piso del museo con cierto influjo expresionista y familiaridad con la abstracción geométrica. Miño ha venido explorando la arquitectura desde hace tiempo, la ha convertido en motivo de sus producciones y se aprecia que la conoce muy bien. A tal punto que se permite subvertir sus reglas y re encausarlas para fines creativos y expandirlas al igual que lo hace con las disciplinas artísticas que hace intervenir. La fotografía entonces es un muy oportuno prisma de sus intereses. Su formación y extensa experiencia han convertido tomas realizadas con una cámara de teléfono celular -apropiaciones producto de la deriva urbana- en imágenes manipuladas donde las texturas del dibujo o el grabado se encuentran más que presentes.

Valentina Quintero y Raúl Flores. Foto: Josefina Tommasi.

Un día en la vida: el cuerpo desbordado
Las prácticas escénicas son modos específicos de generar lapsos espacio-temporales inusuales, son fenómenos que sondean las bases de estas coordenadas en una escala extra-ordinaria a la vez que no dejan de trastornar las identidades. De ellas pueden emerger otras materialidades de la imagen y de los cuerpos que actúen como afectos cuya incidencia les permita descubrir, a quienes estén involucrados, renovadas formas de percepción y conocimiento.
Valentina Quintero (Mendoza, 1997), no sólo es una artista visual sino que además, es una inquieta practicante de la performance, la música y el teatro. Para ella, esta exposición es “el traslado de mi memoria como performer y de lo colectivo que incluye los entornos de mi vida como la fiesta, la militancia, los amores a papeles gigantes”.
Si en la obra de Miño la figura humana no estaba visibilizada pero sí comprometida de forma implícita, aquí ocurre todo lo contrario. En Un día en la vida las corporalidades están tan presentes que parecen querer rebasar las fronteras materiales de las obras hasta provocar una tensión tal que no permita la estabilidad de la mirada del espectador. Quintero, efectivamente, desde su experiencia personal ha traspuesto en ellas tanto una dinámica coreográfica como una marea manifestante fuertemente expresiva. Ha logrado componer una comunicación continua entre el goce de la nocturnidad y la vitalidad de la calle, entre las formas de encuentro, de la construcción del saber y de la acción.
La técnica que ha utilizado fue óleo pastel y tiza pastel sobre papel. Algunas de las obras, como las tres de menor dimensión, están datadas en 2024 y el resto fueron ejecutadas especialmente para esta ocasión. La voluptuosidad de las figuras remite al muralismo pero también hay guiños a temas recurrentes de la historia del arte o de determinados colectivos como lo atestigua la presencia de un San Sebastián. El punto de vista utilizado resulta muy particular, especialmente en el políptico Primera línea que cierra el recorrido y que sumerge a quien lo contemple en un verdadero torbellino de formas, trazos y exaltados colores.

La cuarta pared y Un día en la vida son exposiciones que dan a entender la importancia del cuerpo en conjunción con otros en un contexto creciente donde lo desafectado, lo inorgánico y lo funcional ganan cada vez más terreno. Implícito o explícito, no determinado en su potencia, nunca asegurado, el cuerpo insiste y se lo hace insistir, sea para denotar su diversidad o su enigma.
 
MUSEO DE ARTE MODERNO DE BUENOS AIRES
Avenida San Juan 350, San Telmo
Lunes, miércoles, jueves y viernes de 11:00 a 19:00.
Sábados, domingos y feriados de 11:00 a 20:00.
(Martes cerrado)
Miércoles: entrada sin costo para público general.
Hasta: 30 de junio de 2025.




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