Nota publicada online

miércoles 10 de septiembre, 2014
Flavia Da Rin
y las pioneras de la danza contemporánea en Benzacar
por Ana Martínez Quijano
Flavia Da Rin

La galería Ruth Benzacar exhibe la muestra “Terpsícore entreguerras” de Flavia Da Rin, un nuevo trabajo de la artista con su cámara fotográfica, donde se cruzan la investigación y la creación.

Da Rin vuelve atrás en el tiempo. A partir de la visión de unas imágenes de la exposición “About Sculpture: Hans Arp & Constantin Brancusi”, se interna en el inquietante período de entreguerras. La artista relata un detalle significativo de esa muestra y, observa: “Junto a las piezas de Arp  había una docena de fotos tomadas por Brancusi en su taller y, entre ellas, dos imágenes de una joven mujer vestida con atuendos muy vanguardistas y teatrales.  En el reverso de la foto decía: “Lizica Codreanu, dancing in Brancusi studio, costume by Irina Brancusi”.

Con este dato, Da Rin descubrió a través de Internet la vida de su personaje. Lizica Codreanu,  una bailarina rumana nacida en el año 1901, había estudiado artes plásticas e historia del arte y había llegado a Paris en 1919. Codreanu iba en pos de su hermana que había dejado su Rumania natal para estudiar escultura con Constantin Brancusi.

       

Da Rin llegó de su viaje y trabajó “Con el diablo en el cuerpo”, como los personajes de la célebre novela  de Raymond Radiguet. El escritor, según Jean Cocteau “devolvía la juventud a las recetas viejas. Les quitaba la pátina a los tópicos. Decapaba los lugares comunes. Cuando ponía la mano en lo que fuera, era como si esa mano torpe devolviera al agua alguna concha. Era privilegio suyo, y era el único que podía aspirar a ello”. Con facultades similares,  nuestra artista, que es una excelente intérprete, supo sacar partido de sus dotes de actriz y se introdujo en la piel de sus bailarinas rumanas.  Así se autorretrató como Lizica en el taller de Brancusi, ataviada con sombreros cónicos y  un vestido de formas austeras pero contundentes, rodeada de grandes esculturas totémicas. “Ella misma, Lizica, parece una escultura, con sus movimientos detenidos. La foto fue tomada por Constantin Brancusi  cuando preparaba el vestuario para el ballet de Eric Satie  ‘Gymnopedies’”, destaca Da Rin.

     

Casada con un escultor admirador de Brancusi (Luis Terán), la artista cuenta que le resultó fácil encarnar a Lizica, transfigurarse y representar esas primeras escenas de la danza contemporánea. “Ver  a esta mujer danzando entre esas obras totémicas, de una materialidad tan contundente, me generó una empatía instantánea. Conocía esa atmósfera de primera mano. Pensé que podíamos hablar la una a través de la otra”, agregó Da Rin. De hecho, las imágenes han capturado la osadía, el espíritu de una época donde el teatro ocupa un lugar especial, con sus vestuarios y escenografías se convirtió en un pequeño laboratorio de las experiencias de la vida.

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