Nota publicada online

jueves 18 de septiembre, 2025
Esteban Pastorino: Premio Adquisición Alberto Trabucco
Otros soportes 2025 en Fundación Klemm
por Alejandro Zuy
Esteban Pastorino Solis Grande. Variación #1,  2025
Impresión digital sobre material translúcido iluminada con luces led, montada en estructura de madera laminada.
188 x 165 x 112 cm.  
Esteban Pastorino Solis Grande. Variación #1,  2025
Impresión digital sobre material translúcido iluminada con luces led, montada en estructura de madera laminada.
188 x 165 x 112 cm.  

Desde este mes hasta octubre se exhiben en la Fundación Federico J. Klemm las obras seleccionadas para la presente edición del Premio Trabucco dedicada a Otros soportes. Participan las propuestas de los artistas Diego Alberti, Marcela Cabutti, Flavia Da Rin, Guillermo Faivovich y Nicolas Goldberg, Daniel Joglar, Jorge Haro, Gonzalo Maciel, Paola Sferco, Augusto Zanela y la del ganador de este año Esteban Pastorino. 

El pintor Alberto J. Trabucco (1899-1990) llevó una vida reservada, a tal punto que no realizó exposiciones en vida. Sí, en cambio, participó de importantes salones y premios. Con fondos procedentes de su legado, luego de su fallecimiento, la Academia Nacional de Bellas Artes creó el premio que lleva su nombre y que se otorga con frecuencia anual. Las disciplinas involucradas son Pintura, Grabado, Escultura, Dibujo y Otros soportes. A lo largo de las últimas décadas han sido distinguidos con este premio referentes indiscutibles del panorama artístico local como Kenneth Kemble, Juan Pablo Renzi, Carlos Gorriarena, entre otros y en el año 2002 el recientemente fallecido Juan Lecouna. 
 
La edición correspondiente al presente año está dedicada a Otros soportes, categoría que corrobora la ampliación de los lenguajes visuales y el cada vez más creciente impacto de las tecnologías en el quehacer artístico contemporáneo. Esta es la tercera oportunidad que se incluye. En las dos primeras ediciones fueron premiadas las obras de Mariela Yeregui, Hay cadáveres (2014), y la de Florencia Levy, Lugar fósil (2019). Ambas obras fueron donadas a instituciones públicas. El exigente Jurado de Selección de este año estuvo integrado por Gracia Cutuli, Claudia del Río, Diana Dowek, Graciela Hasper, Laura Malosetti Costa, José Marchi, Matilde Marín, Eduardo Médici, María de las Mercedes Reitano, Cristina Rocca, Graciela Taquini, Juan Travnik y Carola Zech.
 
Hasta el 10 de octubre podrán apreciarse en las renovadas salas de la Fundación Federico J. Klemm las obras seleccionadas por este jurado incluyendo la galardonada, perteneciente a Esteban Pastorino. Cada una de ellas se encuentra situada, de tal manera, que es posible para el espectador no solo dedicarse a la concentración necesaria para poder estimar sus características y objetivos en forma exclusiva, sino también para poder establecer nexos posibles con otras, ya que, en su mayoría, están determinadas por problemas relacionados con lo espaciotemporal. 

Al ingresar a la sala, hacia la izquierda, es posible encontrar la pieza Objeto S/T #2 (Uróboro), de Augusto Zanela, compuesta por siete tubos LED blancos, sostenidos por bases de laboratorio articuladas, desplegados sobre una estantería metálica modular. Se trata de una obra que indaga acerca de la belleza que se encuentra detrás de los patrones numéricos y sus resonancias sónicas. En ella, la secuencia numérica de los segmentos luminosos componen una serie de geometrías que se articulan y se descomponen remitiendo al caos y al orden. A continuación Somos color, suerte de monolito octogonal lumínico sonoro de Gonzalo Maciel, convoca a un estado de contemplación en el cual se asiste a la transición de una selección de colores cuyas significaciones o simbolismos se relacionan con aspectos fundamentales de la experiencia humana. Enfrente de las anteriormente mencionadas, se encuentra Concepto informático, escultura electrónica de Diego Alberti descrita como matriz de 16x16 píxeles, construida artesanalmente a partir de alambres de cobre y leds, que recrea una retícula elemental similar a los primeros íconos informáticos. El artista propone, a partir de ella, indagar una posible relación existente entre la ancestral cultura textil y la lógica de los sistemas informáticos. Programación, artesanía, color y memoria se entrelazan aquí desde el presente para derivar en pura experiencia. 

Crepúsculo, de Daniel Joglar es una instalación que se extiende suspendida en el espacio compuesta de 30 varillas metálicas pintadas y colgadas a diferentes alturas. Según su autor, la obra nació desde la admiración por las vanguardias del siglo XX, en especial, por el cinetismo, pero desde un distanciamiento crítico e incluso melancólico. Su título alude, además, a aquello que está por comenzar pero que aún no es posible vislumbrar. Algunos metros más adelante se halla Resaca, de Flavia Da Rin que trae una relectura de personajes como las ninfas; tema que tenía antecedentes dentro de la trayectoria de la artista. Estas fueron generadas por softwares de código abierto lo que le ha permitido realizar modificaciones sin los condicionamientos de las herramientas corporativas. Gesto estético, crisis de la imaginación en la contemporaneidad, IA y cambio de signo de las musas desde su rol inspirador histórico a testigos de una ruptura se sintetizan aquí en un amplio despliegue de viñetas de singular belleza.  

C-NOISE [mineral] – Versión 2.0, es una sofisticada instalación propuesta por Jorge Haro en la cual se produce una confluencia entre territorios de España, memoria, tecnología y aspectos biográficos que tiene como punto de partida el ruido cósmico. Paola Sferco presenta Tirar de la manta (adaptación nº 2), una videoinstalación que plantea las dimensiones de lo real y de lo onírico articulando la temporalidad que los caracteriza, haciendo intervenir, a su vez, el universo femenino, lo sensual y lo lúdico de la niñez bajo el escenario de una antigua estancia jesuítica y el marco de los antiguos bodegones pictóricos. Sísifa en la brava, es una video escultura de la artista platense Marcela Cabutti. Ella es una revisión, desde nuestra actualidad y en clave femenina, del personaje de la mitología griega condenado por el dios Zeus a hacer rodar eternamente una roca hasta la cima de una colina. La piedra, en el presente caso, es una estructura de plástico transparente inflada y el escenario son las sierras próximas a la localidad de Balcarce en la provincia de Buenos Aires; territorio antiquísimo por donde es posible observar el esfuerzo del cuerpo de Cabutti ante sus inclemencias. El dúo compuesto por Guillermo Faivovich y Nicolás Goldberg continúa con la pieza Recordador 09 OCT 2101, la saga iniciada años atrás cuando se convirtieron en custodios legales de un meteorito de 41 kg. Frente a una donación que no pudo ser concretada, los artistas decidieron preservar el bólido en una cápsula de tiempo sellada hasta el 9 de julio de 2105 y legarle su destino a las futuras generaciones. Los recordadores constituyen una serie de ocho esculturas de activación diferida, programadas entre 2101 y 2103, para evocar la memoria en los años previos al encuentro final. El recordador expuesto, realizado con hierro, nylon, papel y cristal se enlaza estructuralmente a la arquitectura de la Fundación Klemm a través de un mecanismo diseñado para la ocasión que pende sobre el espacio y también sobre el tiempo. Una de las partes de esta estructura es la "Escala Pro Tempore", un instrumento que mide el tiempo transcurrido entre el encapsulamiento del meteorito, la secuencia de custodias intermedias y su hora definitiva.
 
Por último, se puede apreciar la obra ganadora de Esteban Pastorino, Solis Grande. Variación #1, una pieza, cuyo aspecto recuerda a una cinta de Moebius, constituida por una impresión digital sobre material traslúcido iluminada con luces led, montada en una estructura de madera laminada. Pastorino, quien se ha caracterizado en su trayectoria por cuestionar los límites de la fotografía convencional, sorprende una vez más al recurrir a la técnica como una herramienta para reflexionar acerca de la manera en que la fotografía capta aún la ecuación espacio tiempo. Según el autor, la fotografía todavía permanece bajo un paradigma temporoespacial heredero de las nociones newtonianas y de acuerdo a la perspectiva central. La imagen aquí expuesta, que no se realizó de un punto de toma único, se distingue por un registro secuencial y continuo donde el movimiento de la cámara define los rasgos distintivos de la representación. 
 
Esta edición del Premio Trabucco permite pensar que, no sólo ha significado un respaldo más a un conjunto de artistas pertenecientes a diferentes generaciones que vienen realizando un sólido aporte a la escena argentina, sino que, gracias a su participación en la categoría Otros soportes, se ha permitido acoger y habilitar ideas acerca de temas que trascienden nuestras fronteras y que forman parte de los debates contemporáneos a escala global. 
 
Fundación Klemm
Galería Embassy - Marcelo T. de Alvear 626 - CABA
Acceso libre y gratuito. Lunes a viernes de 11 a 19 h.
Hasta el 10 de octubre

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