Nacido en Udine, Italia, en 1964, De Marchi este artista realiza, desde 1987, exposiciones en importantes museos de Europa y Norteamérica. En sus obras conceptuales incursiona en la deconstrucción de los significantes que conlleva a una representación del subconsciente, donde la comunicación entre el espectador y el artista queda reducida a las interpretaciones individuales.

El trabajo de Riccardo De Marchi vive de una dialéctica fundamental entre volumen y superficie, que se explicita en trazos agudos con los cuales el artista marca y afirma
en imágen su propia necesidad cognitiva. La densidad del agujero y del espejo, que articulan lugares que expresan marcas repetitivas y controladas, esto determina
su espacio activo negativo, siempre caracterizado por la eficacia y la presencia real de su obsesión gnoseológica del espacio y comprensión. El agujero y el espejo,
 multiplicadores de volúmenes independientes y complementarios, dialogantes y asimilados, a través de las superficies revelan en el trabajo de De Marchi, el lugar
sólido de la materia en devenir: físico e inmanente, nos devuelven a la vez en forma recíproca y simultánea lo negativo y lo positivo, de una medición existencial de la espacialidad, que sin querer ser alusivo de algo más allá de lo metafísico investiga su despliegue en imágen.
La obra de arte es el territorio epifánico de esta memoria fisiológica pre-escritural, que sensibiliza y mide el espacio de la existencia, lo afirma y lo recupera en su contingencia significativa. Como él mismo ama repetir, De Marchi agujerea para “entender algo”: adquiere en la empatía y reproduce en entropía, recrea en su trabajo, sin temor, las dinámicas del ser que se afirma, en su totalidad siempre potencial, adquiriendo espacios y punteándolos de su densidad.

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*Extraído del texto “La casa encontrada” (The House “Retraced”) de Francesca Pola.
Catálogo publicado con motivo de la exposición en Villa Pisani Bonetti, 2009.